No confirmó su lanzamiento a la carrera presidencial, pero habló sin dudas como candidato. En su regreso a Washington después de 18 meses, Donald Trump hizo un discurso de 97 minutos en el que volvió a cuestionar el resultado de las elecciones que perdió con Joe Biden.
Sin embargo, esta vez, el ex presidente contradijo los deseos de sus rivales internos y no se concentró por completo en el pasado. Tal vez lo hizo para desautorizar a Mike Pence, el ex vicepresidente que se ilusiona con ser ahora el nombre del futuro republicano, o para desmentir a los miembros de su partido que lo veÃan atascado en el Vendetta Tour.
Por lo que sea, Trump no solo se lanzó a golpear al gobierno demócrata por la inflación y el crimen o a mostrarlo como parte de una decadencia acelerada que quiso contrastar con su perÃodo de auge en la Casa Blanca. Además, apuntó hacia 2024 y dedicó gran parte de su tiempo a plantear la necesidad de tener las manos libres para avanzar con su programa de reformas en su eventual segundo mandato. "Necesitamos que sea mucho más fácil despedir a los burócratas deshonestos que socavan deliberadamente la democracia o, como mÃnimo, sólo quieren conservar sus trabajos", dijo.
Después, en lo que pareció un regreso recargado a la consigna "You are fired", reclamó apoyo parlamentario para hacer y deshacer según su interés y sin oposición. "El Congreso debe aprobar reformas históricas que empoderen al presidente para garantizar que a cualquier burócrata que sea corrupto, incompetente o innecesario para el trabajo se le pueda decir, ¿alguna vez escuchó esto?, 'Está despedido. Salga. Está despedido'. Tengo que hacerlo. Estado profundo", afirmó.
Guste o no guste a sus rivales tanto internos como externos, detrás de Trump hay fuerzas que están operando desde ahora para regresar al gobierno en dos años y con más poder que nunca. Disparatado o temible, el plan para ejecutar una gran purga en los primeros 100 dÃas de gestión ya está en marcha.
De acuerdo a un amplio informe difundido por Axios, los principales aliados del expresidente se están preparando para cambiar radicalmente la estructura del gobierno federal en caso de que vuelva a ganar las elecciones presidenciales.
La prematura campaña de Trump y su regreso a Washington alimentaron la sensación de que se lanzará formalmente antes de lo que se supone. La ofensiva por llevar las consignas de MAGA a su máxima expresión -UltraMAGA según la definición de Joe Biden que a Trump le encantó- se inscribe en un momento exacto. La administración Biden atraviesa un momento delicado y Trump sigue en el centro de la escena, contrariado por rivales de su partido en las elecciones de medio término y denunciado por las audiencias del Congreso que investigan el ataque del 6 de junio de 2020. Aún debilitado, el ex presidente es el eje sobre el que gira la polÃtica y sus retadores republicanos no se animan a desafiarlo abiertamente.
Entre los colaboradores de Trump que trabajan en el plan para regresar al poder con más atribuciones que nunca están varios de los miembros de su gabinete que se reúnen en el 'think tank' ultraconservador America First Policy Institute. Pero no solo ellos.
Los voceros del ex presidente sostienen que la revancha del lÃder republicano en el gobierno incluirÃa despidos masivos en las segundas lÃneas del Estado y no se restringirÃa a lugares considerados estratégicos por los conservadores, como la Agencia de Protección Ambiental y el Servicio de Impuestos Internos. PodrÃan incluir también cirugÃa mayor en la burocracia del Departamento de Justicia, el FBI, la seguridad nacional, la inteligencia, el Departamento de Estado y el Pentágono.
Si durante su president, Trump ya solÃa quejarse de lo que llamaba "el estado profundo", en el nuevo intento por llegar a la Casa Blanca el objetivo es pasar de la denuncia pública a la acción y lograr en los casilleros fundamentales del gobierno lo que logró en la Corte Suprema y la Justicia.
Según Axios, la llave del plan está en una orden ejecutiva conocida como "Anexo F", que Trump lanzó dÃas antes de las elecciones de 2020 y duró nada: Biden la desactivo apenas asumió sus funciones. Ya se habla de listas de funcionarios que serÃan reemplazados, de un fuerte respaldo económico de actores del poder y de una especie de gabinete en las sombras que ya está trabajando con un nivel de detalle que el trumpismo ni siquiera soñaba cuando aterrizó en el poder en 2016.
De acuerdo a la información difundida, el equipo del ex presidente está convencido de que no alcanza con ocupar los 4000 puestos de planta polÃtica que suelen acompañar a los inquilinos de la Casa Blanca. Además, hace falta echar al staff permanente de gobierno que se mantiene inamovible mientras las administraciones de distinto signo van rotando. Mientras demócratas y republicanos pasan, ellos quedan. Semejante enfrentamiento con la burocracia estatal puede redundar en un escenario inédito y contar con apoyo de la porción de la sociedad que se declara harta de todo y encontró en Trump un polÃtico con quien identificarse. Con la excusa de echar a los parásitos del Estado, el ex presidente buscarÃa sembrar el gobierno de soldados leales y despedir a todos los rebeldes o no alineados.
El eje del discurso de Trump en su regreso a Washington parece apuntar a encontrar la salida del laberinto en el que quedó encerrado con el inicio de la pandemia que lo terminò eyectando del poder.
Desde su irrupción como outsider, el lÃder republicano fue un enemigo histórico del establishment partidario pero tras sus denuncias de fraude y la salida del gobierno también parte de sus ex colaboradores eligieron tomar distancia de él. Pence, Mike Pompeo, Nikki Haley son algunos de los que figuran con pretensiones de pelear por la presidencia en 2024 y ya lo enfrentaron con bastante éxito en primarias en lugares como Georgia, Pensilvania o Carolina del Sur.
A ese desaire se suman los recientes movimientos de magnates como Elon Musk y Rupert Murdoch, que acaban de poner sus cañones a disposición del gobernador Ron DeSantis, uno de los más firmes candidatos para calzarse el traje de sucesor de Trump.
Sin embargo, el ex presidente y su cÃrculo de lealtad incondicional cuentan con una ventaja: aún derrotados y cuestionados, se creen portadores de un cambio de época imparable. Condenado por desacato por habers negado a declarar en el Comite del 6 de enero, Steve Bannon se lo acaba de decir con ironÃa al Financial Times: "El orden liberal internacional se está derrumbando y se avecina un levantamiento populista y nacionalista: se acerca un gran cambio tectónico. Por eso digo que las lecturas obligatorias para mi público son el FT, Economist y The Guardian, para entender este orden liberal internacional que se está derrumbando". A partir de ese diagnóstico, el asesor de ultraderecha del ex presidente que es considerado el creador de MAGA alimenta las ilusiones de su jefe: el sueño de un regreso a la Casa Blanca con un Trump todopoderoso.
Please do not cut or paste our notes on the web, you have the possibility to redistribute them using our tools.