La abarrotada sala de fiestas del hotel Marriot en el centro de Atlanta hacÃa prever una noche alegre para los demócratas. La mayorÃa de asistentes iban vestidos para la ocasión, se trataba de algo más que un evento polÃtico, era la fiesta donde todos querÃan estar y las filas daban la vuelta al edificio.
Warnock, de 53 años, salió entre vÃtores de "¡seis años más!" mientras agradecÃa a los votantes por su apoyo. "Después de una campaña muy reñida o deberÃa decir campañas, es un honor para mà pronunciar las cuatro palabras más poderosas jamás pronunciadas en una democracia: el pueblo ha hablado", dijo Warnock en su discurso de victoria del martes por la noche.
La fiesta de Warnock no es solo una victoria que confirma un cambio en Georgia, no es solo la entrega de una relativamente cómoda mayorÃa en el Senado para los demócratas: es una confirmación de cómo motivar al electorado. La propia celebración es un ejemplo de seducción de gente joven, de motivación verdadera al estilo Obama.
En una lectura de simples matemáticas, la victoria le da a los demócratas 51 escaños frente a los 49 de los republicanos en el Senado. El resultado acelera la confirmación de los nominados administrativos y judiciales de Joe Biden y priva al conservador demócrata de Virginia Occidental Joe Manchin del papel que disfruta como voto decisivo. Pero más filosóficamente, sirve como otro correctivo a la noción sobre el poder que tenÃa Donald Trump y que se desvanece con el último de sus candidato que quedaba en pie.
La derrota de Herschel Walker es el último clavo en el ataúd polÃtico de Trump. La ex estrella del fútbol americano fue su último candidato, un neófito polÃtico famoso por algo que no tiene nada que ver con la polÃtica; fanfarronadas afirmaciones de perspicacia comercial; escándalos por comportamientos abusivos hacia las mujeres e hipocresÃa por el aborto; declaraciones extrañas y salvajes sobre temas aleatorios.
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Se impuso por muy poco, mucho menos de lo que muchos esperaban, pero el reverendo Warnock que ya habÃa ganado un mandato parcial en el Senado en enero de 2021 cuando derrotó a la senadora Kelly Loeffler, ahora es probable que ejerza un peso mediático en su papel de senador. Será un nombre visible en eventos nacionales, si los demócratas quieren usar su figura como polÃtico de oratoria seductora.
Warnock predica una especie de cristianismo de justicia social que se hace eco de Martin Luther King, el lÃder de los derechos civiles asesinado que también dirigÃa la Iglesia Bautista Ebenezer en Atlanta.
El senador abraza las raÃces de la iglesia negra en la esclavitud y la segregación. Desde el púlpito, reconoce el racismo institucional y pide una acción colectiva de gobierno que aborde las desigualdades y otros males sociales. A menudo menciona sus arrestos como ciudadano manifestante que abogaba por la expansión del seguro médico en el mismo Capitolio donde ahora trabaja como senador. Pero en esta segunda campaña hizo menos énfasis en la cuestión negra, ese voto ya lo tenÃa más que garantizado. En esta ocasión fue más inclusivo y sus últimos actos de campaña tuvieron el foco en la comunidad latina y asiática.
"Quiero que toda Georgia sepa si votaron por mà o no que todos los dÃas seguiré trabajando para ustedes", dijo Warnock. "Estoy orgulloso del trabajo bipartidista que he hecho y tengo la intención de hacer más porque realmente creo que, al final del dÃa, todos somos estadounidenses".
Otro de los temas que habÃa sido motivo de polémica en la elección en Georgia es la supresión del voto, de la que Warnock afirmó: "El hecho de que millones de georgianos soportaran horas en filas, y estuvieran dispuestos a pasar horas en filas, filas que envolvÃan edificios y se extendÃan por cuadras, filas en el frÃo, filas bajo la lluvia, ciertamente es una señal de que la supresión de votantes no existe", sentenció el reelegido senador.
Tras el discurso de Warnock, los asistentes que también habÃan enfrentado largas filas para participar del evento de celebración, se despedÃan satisfechos. Uno de ellos, el politólogo Charlie Castel, quien conversando con LPO afirmó que "Georgia se está convirtiendo en un estado más liberal y democrático, más empático y compasivo. En EE. UU. hubo un movimiento para retroceder a una sociedad teocrática y eliminar la democracia. Ahora EE. UU. está demostrando que eso no va a funcionar y pone el pie en el suelo para decir no más".
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