Entrevista
"El sueño americano es cada vez más difícil y cada vez más, una ilusión"
La colombiana Helena Olea vive en Chicago, es directiva de Alianza Américas y asiste a los migrantes. En diálogo exclusivo con LPO, cuenta las dificultades que enfrentan los que logran cruzar la frontera.

Helena Olea es la vicedirectora de programas de Alianza Américas, una organización transnacional arraigada en las comunidades inmigrantes latinas, que se centra en mejorar la calidad de vida de todas las personas en el corredor migratorio de Estados Unidos, México y Centroamérica en las áreas relacionadas con justicia económica, racial y social, políticas de migración humanitaria y protección para la niñez y las familias que buscan refugio.

Olea nació en Colombia y, si bien vivió antes en Estados Unidos, hace nueve años que se instaló en Chicago. Aunque lo hizo por razones familiares -a su esposo chileno le ofrecieron un trabajo-, ella pronto encontró su propio lugar. Abogada de derecho internacional con una Maestría en Derecho de la Universidad de Notre Dame y mucha experiencia en incidencia y litigio ante organismos intergubernamentales y gobiernos, al llegar a la tercera ciudad del país decidió sumarse a la organización como voluntaria. Su vida profesional está dedicada a los derechos de las personas migrantes, refugiadas y desplazadas internas.

En una entrevista exclusiva con LPO, Helena cuenta que lo valioso es que las personas que se ven afectadas puedan abogar por políticas que los beneficien. "Entendemos de primera mano lo que es la consecuencia de una u otra medida", dice. Helena insiste en que es importante destacar que los migrantes representan "una contribución y un aporte a esta sociedad y no una carga". Ver a los migrantes como un problema, advierte, no es algo ajustado a la realidad: esa idea demuestra desconocer las contribuciones que hacen y la identidad misma del país. Según ella, el concepto de supremacía blanca está siempre presente y Estados Unidos también sufre.

¿Cuál es la misión de Alianza Américas?

Es una organización bien especial, porque somos una red de organizaciones de inmigrantes latinoamericanos y caribeños en Estados Unidos y en esa medida nuestra misión es trabajar para crear condiciones de vida dignas y seguras en nuestros países de origen y también en Estados Unidos. Desde esa perspectiva transnacional y ese entendimiento de que tenemos un pie en Estados Unidos, pero también en nuestros países de origen nos hace una organización diferente a muchas otras.

Este año la llegada de inmigrantes colapsó los refugios de Chicago. ¿Cuál es la situación de los migrantes en esta ciudad? ¿De dónde vienen?

Vemos muchos hombres solos y grupos familiares a veces con niños pequeños. Hay mayoría venezolana, pero también de otras nacionalidades latinoamericanas. Vemos menos centroamericanos y mexicanos y esto también cambia en la medida en que establecen políticas. Entonces, disminuyen ciertas nacionalidades, aumentan otras, hay cambios en las nacionalidades del flujo. Chicago tiene una amplia red de organizaciones que prestan servicios a las personas migrantes, pero sin duda no habían tenido la experiencia de manejar flujos grandes, y eso ha sido realmente un desafío en diversos momentos.

¿Cómo pudieron dar respuesta a esos flujos tan grandes en Chicago?

Organizaciones sociales como el Ejército de Salvación y otras que trabajan con población en situación de calle se han puesto como a la cabeza: "nosotros tenemos capacidad, nosotros manejamos, nosotros podemos recibir y podemos dar alojamiento". Y a eso se han sumado otras, incluyendo organizaciones miembros de Alianza Américas. La ciudad también ha contribuido con recursos, por ejemplo pagando el alquiler de hoteles para ofrecer alojamiento a las familias. Ahí es donde entran organizaciones de la sociedad civil a prestar trabajo, como trabajadores sociales o asistentes sociales, para guiar a esas personas en el proceso, para que obtengan una tarjeta de identificación de la ciudad que les permite comprar y tener tarjeta para el transporte público, acceso a algunos beneficios sociales, acceso a programas de entrenamiento laboral, apoyo para búsqueda de vivienda, ese tipo de cosas. Pero el flujo de personas ha sido mayor que la capacidad de hacer y los recursos que ha tenido la ciudad, por eso en algún momento llegamos a una situación terrible de personas que estaban durmiendo dentro o fuera de las estaciones de policía, y esa es una situación que persiste en diversas partes de la ciudad. La ciudad ha tratado de habilitar lugares, por ejemplo colegios que ya no estaban en funcionamiento en estos meses de verano, intentó aprovechar los dormitorios de algunas universidades que no estaban siendo utilizados porque no había estudiantes, Pero esa es una solución de corto plazo y realmente el cuello de botella es cómo una persona recién llegada, que no tiene autorización para trabajar, logra conseguir un arrendamiento. Eso es terriblemente difícil.

Vemos muchos hombres solos y grupos familiares con niños pequeños. Hay mayoría venezolana y vemos menos centroamericanos y mexicanos. Las organizaciones de Chicago no había tenido la experiencia de manejar flujos grandes y ha sido un desafío. 

¿Cuál es la diferencia entre Chicago y otras ciudades con respecto a esta acogida de migrantes?

Hay muchísimas ciudades en Estados Unidos, en estados gobernados por republicanos y demócratas, donde hay presencia y trabajo muy importante de organizaciones de la sociedad civil que hacen esto mismo, que están acogiendo, que prestan servicios de representación legal y de apoyo en temas sociales, que incluyen que los niños sean inscritos al colegio, orientar, apoyar para consecución de empleo, explicar sobre la vivienda. Chicago tiene plena conciencia de su identidad como una ciudad diversa. Eso se ve en las autoridades que gobiernan, en los representantes electos al Senado y a la Cámara de Representantes a nivel federal, se ve en la legislatura estatal y por lo tanto en el reconocimiento de Estados Unidos como un país de inmigrantes, la necesidad de acoger a los recién llegados, de saber que las personas que hoy en día son electas probablemente son hijas nietas de personas inmigrantes. Eso no siempre, pero con bastante frecuencia, es parte de la naturaleza de esta ciudad, una ciudad en la que es muy fácil escuchar en la calle diversos idiomas, encontrar comida de diversos lugares del mundo. Nos enriquecemos y nos nutrimos los unos de los otros, aprendemos de las diversas culturas y tramitamos las diferencias.

"Los inmigrantes siguen llegando y la lucha no termina porque los retos todavía son monumentales"

En marzo la exalcaldesa Lori Lightfoot pidió al gobernador de Texas que no enviará más migrantes a Chicago. ¿Qué pasa con el demócrata Brandon Johnson ahora?

Creo que han habido diversas estrategias. Igual el gobernador no va a hacer oídos sordos a esas solicitudes, y mi sensación es que el alcalde Brandon Johnson más bien ha enfocado todos sus esfuerzos en tratar de obtener apoyo del Consejo de la ciudad para, con un fondo extraordinario, prestar alguna asistencia y también trabajar con los concejales y las comunidades para identificar espacios donde las personas pueden ser alojadas durante un tiempo. 

Entre sus promesas estaban el plan de santuario y justicia al inmigrante. Él sostiene que los migrantes contribuyen positivamente con la ciudad y que el sueño americano es más una ilusión que la promesa que solía ser.

Totalmente de acuerdo. Yo creo que eso es un elemento bastante interesante, porque hace parte de los factores de atracción de las personas hacia Estados Unidos: la idea de que aquí se va a poder, que aquí todo el mundo va a tener una oportunidad, y cada vez es más difícil, cada vez es más una ilusión. Las personas tienen que vivir ese proceso de ajuste de alguna forma, que la vida en Estados Unidos es mucho más cara de lo que ellos pensaban. Todo el mundo escucha cuánto pagan por hora, pero no cuánto vale vivir, encontrar un lugar para vivir, cuánto del ingreso que se genera es descontado en impuestos, es como acabar de desarmar en ese sueño. También qué cosas no provee esta sociedad, por ejemplo, la salud. Si hubiese más información, tal vez ese sueño se desinflaría bastante.

"El sueño americano es cada vez más difícil y cada vez más, una ilusión"

¿Cómo evalúa las políticas del gobierno de Biden en lo que refiere a migración?

No hemos visto los avances y las promesas que este gobierno había hecho. Hay un importante cambio en la retórica, por eso es importante pensar dónde estábamos, en una administración con una retórica xenófoba anti-inmigrante nunca vista en la historia de este país. Entonces simplemente cambiar a un presidente que no tiene esa retórica -por lo menos en materia de espacios simbólicos y de percepción del público en general-, hay un gran cambio. Lo cierto es que entre los esfuerzos de litigio en ausencia de un espacio y de la posibilidad de avanzar en materia legislativa ha sido muy poco lo que está administración ha podido hacer. Es decir, todos los desafíos que hay en materia política migratoria, un sistema realmente anquilosado que no tiene la capacidad de responder se mantiene y a la par con eso se termina la pandemia y volvemos a flujos cada vez mayores con el impacto económico que tuvo la pandemia en América Latina como un último factor que ha hecho que la situación sea peor. Y también estamos viendo en los últimos años mucha represión y mucho cierre de espacios democráticos, erosión del Estado de Derecho en muchos países de América, y eso también contribuye con factores que siguen expulsando a las personas de sus países.

Las personas tienen que vivir ese proceso de ajuste, que la vida en Estados Unidos es mucho más cara de lo que ellos pensaban. Todo el mundo escucha cuánto pagan por hora, pero no cuánto vale vivir, encontrar un lugar para vivir. Es como acabar de desarmar ese sueño americano.  

Llama la atención que a pesar de todo lo que sucede, las personas tengan siempre la esperanza de que estos candidatos terminen llegando nuevamente al poder.

La utilización de un discurso antimigrante y de enojo como parte de una estrategia política es bastante común desafortunadamente, y eso lo estamos viendo en diversas partes del mundo. No es un fenómeno solamente estadounidense. Lo vemos incluso en América Latina. A mí no me sorprende para nada.

¿Cómo es el voto latino en Chicago?

Chicago es una ciudad bastante alineada con el Partido Demócrata y es difícil hablar del voto latino. Los votantes latinos tienen intereses que tienen que ver con todo, con la economía, la seguridad, el bienestar, el sistema escolar. Es difícil decir son esto o aquello. Es interesante mirar recientemente el contraste, un estado que tiene grandes problemas de déficit fiscal, que arrastra una deuda pública pavorosa, que siempre termina siendo como este elemento que no permite que todo lo que se recauda se pueda gastar en la población... Tuvimos un gobernador republicano en Illinois, Bruce Rauner, que terminó su periodo muy mal, con muy poco espacio de maniobra política para tener apoyo incluso en la legislatura estatal. Fue un gobernador muy poco exitoso y contrasta con el gobernador actual, que es del Partido Demócrata y que ha logrado encontrar y maniobrar mejor con la legislatura estatal, que realmente han tratado de poner en marcha en el estado de Illinois reformas progresistas. El Estado ha entendido también cómo se posiciona en la coyuntura del medio oeste, que es muy interesante en materia de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, en materia de acceso al seguro de salud para todas las personas independientemente de su condición migratoria.

"La gente de mi generación es más consciente de las barreras que existen para cumplir el sueño americano"

¿Cómo lidia la organización con la separación de familias migrantes?

Es un elemento desafortunadamente transversal a la experiencia migrante que a veces puede ser exacerbado por las políticas públicas. Nosotros abogamos, insistimos muchísimo en el derecho a la unidad familiar, y el solo hecho de ponerlo en el centro del debate es relativamente novedoso. Nos preocupa la separación desde la decisión. Anteriormente era más frecuente de uno, digamos el padre o la madre que resolvía dejar a sus hijos a cargo de alguien y venía a Estados Unidos cuando era posible la migración circular. Las personas están dispuestas a dejar a su familia porque sabían que podían regresar a verla. En la medida en que se endurecen las políticas de la frontera, la migración circular deja realmente de ser una posibilidad y está muy limitada a los trabajadores con visas temporales. Pero eso queda de alguna forma pendiendo en la vida de las personas que están en Estados Unidos, que dejaron a su familia al otro lado y que siempre tienen la esperanza y el sueño de la posibilidad de la reunificación familiar. No en vano, por ejemplo, este último programa de parole para reunificación familiar que estableció la administración Biden es muy pequeñito, las consecuencias son muy limitadas, solo las personas cuyas peticiones familiares hayan sido aprobadas, pero es muy importante.

Olea en la XII Cumbre del Foro Global sobre Migración y Desarrollo.

¿Cuál es el mensaje que tratan de dar a las familias separadas?

El sistema de visado por integración familiar era parte de esos bloques fundacionales de la política migratoria en Estados Unidos y todavía se puede pedir a los familiares tener las condiciones. El estatus para poder traer a alguien sigue siendo para muchos un sueño, un privilegio, hay que tener un trabajo estable, ciertas condiciones económicas, y eso hace que muchas personas vivan con la ilusión de la posible reintegración familiar, pero en muchos casos está muy distante. Lo que vemos ahora es la decisión de las familias de viajar juntos. Creo que tienen claro que esa experiencia de quienes viajaron solos con la expectativa y el sueño de la reintegración familiar no se ha podido lograr, hay muchísimo atraso: una petición, dependiendo del país, se puede demorar veinte, treinta años. Nosotros ponemos el énfasis en el derecho a la unidad familiar en las deportaciones. Somos absolutamente conscientes de la fractura que significa una deportación y valoramos un sistema legislativo como el argentino, por ejemplo, que invita a hacer consideraciones del impacto en la unidad familiar sobre todo, en los niños y las niñas, de una decisión como la de deportar a una madre o a un padre. Es fundamental tenerlo en cuenta porque las personas migrantes nos vemos todas en la necesidad, terminamos creando familias con personas que no son de nuestra familia pero que terminan cumpliendo ese rol cuando vivimos fuera de nuestro país, con quién nos da una mano cuando tenemos una emergencia, quien cuida un hijo cuando alguien no puede, quien se ocupa de un adulto mayor, del amigo cuando está en el hospital. Eso es natural a la experiencia migrante y nos recuerda todo el tiempo lo dolorosa que es la separación familiar.

No hemos visto los avances y las promesas que el gobierno de Biden había hecho. Pero hay un cambio en relación a la retorica de una administración xenófoba anti-inmigrante nunca vista en la historia. Entonces, un presidente que no tiene esa retórica es un gran cambio.  

¿Cómo es la situación ahora que expiró Título 42?

Es interesante porque, de alguna forma, con todas las medidas que se pusieron en pie para responder al final del Título 42 como la nueva regla sobre inelegibilidad para el asilo es como si se mantuviese el Título 42 en términos muy prácticos. El espacio para alguien que está huyendo y no tiene visa de turista, que llega a la frontera sur de Estados Unidos y necesita entrar a pedir protección, sigue siendo muy limitado, casi inexistente, y finalmente de eso se trataba el Título 42, de cerrar las posibilidades para quienes pedían asilo.

¿Cómo analiza las acciones del gobernador de Florida Ron DeSantis en lo que refiere a inmigración y la ley que promueve y que endurece los controles en Florida?

Yo estuve la semana pasada en Miami y escuchaba y veía en el centro proyectos de construcción casi paralizados. Entonces, analizar el impacto económico y social de esta medida es importante a largo plazo. También vamos a empezar a tener más información para comprender el impacto que está teniendo la salud de las personas que van a optar por no buscar un tratamiento médico por ese temor, y esto por supuesto puede tener consecuencias en la vida de las personas. Lo que otros experimentos y otras medidas de este estilo han mostrado en el pasado es que generar ese temor para que las personas acudan a solicitar salud, acudan a la policía, a las autoridades tiene repercusiones más grandes y negativas para la sociedad en general, no solamente para estas personas. No terminan castigando a los migrantes y no tienen un efecto en la mayoría de la población. Lo segundo importante es reconocer que las personas migrantes tenemos un rol vital en la economía. Todos los sectores económicos de este país se benefician de la mano de obra migrante, inclusive de la mano de obra en situación irregular. Esta medida va a tener consecuencias económicas. La semana pasada Florida batió el récord de temperatura y sensación térmica más altas en la ciudad. Entonces, no entender el impacto de la crisis climática y no poner en práctica elementos tan simples, tan humanos y tan sencillos como que los trabajadores tengan derecho a hacer una pausa y tomar agua, que puedan refrescarse y que el agua esté fría para garantizar la salud es una medida absolutamente inhumana.

¿Conoce el proyecto bipartidista de ley de María Elvira Salazar y Veronica Escobar llamado "Dignity", que propone darle dignidad a los inmigrantes ilegales pero cerrar las fronteras para que nadie más pueda ingresar?

El solo nombre del proyecto lo dice todo. La dignidad es inherente a las personas y el proyecto de ley incluye medidas en que las personas pagarían una especie de multa mediante un proceso para "comprar la dignidad". Esa medida y esa concepción que está muy arraigada en los legisladores tiene que romperse. "No necesitamos más gente, entonces tenemos que expulsar más o cerrar totalmente las fronteras, y vamos a ordenar y después vamos a seguir a ver a quién dejamos entrar y a quien no". Es una aproximación bastante simplista de un fenómeno mucho más complejo como lo es la migración y es una iniciativa que no es positiva, no es el tipo de respuesta de aproximación a política migratoria que un país de este tamaño, con la economía que necesita este país que tienen más empleos que personas que puedan llenar esos empleos. Otras aproximaciones más pragmáticas y más humanas es lo que el momento actual está reclamando.

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Colombian Helena Olea lives in Chicago. She is an executive at Alianza Américas and she assists migrants. In an exclusive dialogue with LPO, she talks about the difficulties faced by those who manage to cross the border.