
El acuerdo de los gobiernos de México y Estados Unidos para combatir juntos a los mayores carteles productores de fentanilo y educar sobre los riesgos de ese opieoide a los consumidores de drogas - especialmente a los jóvenes- deberá enfrentar toda una multimillonaria industria farmacéutica ilegal.
De acuerdo con la Administración para el Control de Drogas (DEA), a los carteles les cuesta aproximadamente 10 centavos de dólar producir una dosis de fentanilo y entre las autoridades mexicanas calculan que esa misma dosis se vende en unos $2.50 en la frontera del lado de México. Al cruzar la frontera, el precio promedio asciende a $30, de acuerdo con recientes informes de la administradora nacional de la DEA, Anne Milgram.
Los carteles narcotraficantes suelen agregan dosis de fentanilo a otras drogas ilegales, como la cocaína o las metanfetaminas para producir un mayor estado "elevado" o que los consumidores se sientan "high", y también para generar una mayor dependencia a los opioides.
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Sin embargo, la manera más efectiva en que los carteles hacen circular el fentanilo es en falsificaciones de medicamentos convencionales que los estadounidenses han utilizado durante décadas tanto para drogarse como para tratar de mitigar legítimamente traumatismos y padecimientos psiquiátricos.
La DEA informa que los carteles unen dosis de fentanilo a falsificaciones de pastillas de OxyCodone, OxyContin, Tylox, Percodan, Valium, Xanax, Restoril, Ativan, Klonopin, Adderall, Concerta, Dexedrine, Focalin, Metadate, Methylin, Ritalin, entre otros.
Según la agencia gubernamental, los mayores problemas con esas falsificaciones es que, además de que son un método extendido para hacer circular el fentanilo, es muy fácil que contengan sobredosis de esa droga que es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
En términos generales, una dosis de fentanilo equivale a un miligramo, una cantidad similar a un grano de sal; para la mayoría de las personas poco más de un miligramo y para todas las personas dos miligramos es una sobredosis mortal.
La DEA asegura que el mayor peligro es que, entre millones de pastillas falsificadas de medicamentos que ha incautado, por lo menos dos de cada cinco tienen sobredosis potencialmente mortales de fentanilo.
En promedio, 1 miligramos de fentanilo no es frecuentemente mortal, pero 1.15 miligramos es riesgo significativo de muerte; 1.25 miligramos es alto riesgo de muerte. 1.5 miligramos es muerte muy probable y 2 miligramos es muerte segura por sobredosis. Físicamente dos miligramos es como la cabeza de un alfiler.
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La mayoría de las más de 70,000 personas que fallecen en promedio anual por sobredosis de fentanilo desconocía que consumía ese opioide; pensaba que compraba tranquilizantes o analgésicos potentes que, aunque precisan recetas médicas, se venden en las calles.
La DEA dice que salen a la venta con una infinidad de nombres tan disimiles como frijoles; blues; botones; algodón; verduras; campesina; pateadores; asesinos; muchachas; mujeres; el jefe; oxi; Roxy; pantalones cortos blancos, Xanax: barras; ladrillos; balones; escaleras; tablones; palos; Xanies; chicos amarillos; zanbares; zannies; barras, árboles de navidad; copilotos; sabelotodos y compañeros.
Cuando las pastillas o la droga alterada con fentanilo todavía no cruza la frontera, se vende en unos $2.50 por dosis, de acuerdo con informaciones que proporcionó en septiembre pasado David Amaury Salas Sánchez, director de la Fuerza Estatal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del estado de Baja California.
El Departamento de Estado emitió hace tres semanas una alerta porque una investigación determinó que en farmacias de la frontera de México, como en la ciudad de Tijuana, se venden fármacos que no son falsificaciones: son legítimos, pero con dosis de fentanilo.
La investigación la hicieron académicos de la Universidad de California en Los Ángeles que cruzaron la frontera, como hace mucha gente, para comprar los mismos medicamentos que se venden con receta en Estados Unidos, pero a precios mucho más accesibles.
Esos investigadores no tuvieron que pedir las medicinas adulteradas con fentanilo. Solo pidieron pastillas en las farmacias y, luego, al analizarlas les encontraron dosis del opioide sintético.
La administradora de la DEA ha advertido que, aunque los esfuerzos se centran en la frontera sur, los dos carteles que representan la mayor amenaza a la seguridad estadounidense tienen operaciones en 40 países y desde cualquiera de ellos pueden tratar de introducir fentanilo a Estados Unidos.
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