
A Ron DeSantis no le alcanza con ser el único candidato republicano capaz de hacerle sombra a Donald Trump. Necesita empezar a recortar la brecha que los separa. Faltan apenas dos meses para el primer debate partidario. Y restan poco más de siete meses para que se voten delegados en Estados clave, como el de Texas, donde Trump le saca unos 50 puntos de ventaja a DeSantis.
Con esa urgencia, el gobernador de Florida empezó a desplegar su estrategia. DeSantis busca presentarse como la cara de la renovación republicana, en contraste con un Trump veterano y jaqueado por la justicia. Se muestra como un postulante incluso más duro que el magnate, pero con mejores chances de imponerse en la elección contra el elegido de los demócratas. Un ultra-conservador con más capacidad de captar el voto centrista y sacar al GOP de perdedor.
DeSantis reacciona y sale a señalar a Trump como un perdedor que se enamoró de la derrota
El gobernador volvió a desplegar esa hoja de ruta el fin de semana en Nevada, donde insistió ante un grupo de votantes locales en que el partido ha "desarrollado una cultura de perder" que es urgente cambiar. Se referÃa a su rival de la interna. Tal como lo planteó en Iowa el mes pasado, DeSantis quiere pegarle una estampita de perdedor en la frente a Trump. El equipo del gobernador busca instalar que los candidatos respaldados por Trump en las elecciones legislativas del año pasado fueron derrotados por candidatos alineados con Biden, a pesar de la impopularidad y dificultades que enfrentaba el presidente en 2022.
Sobre ese flanco trabaja el súper PAC Never Back Down que apoya a DeSantis. Según reveló The Washington Post, ese núcleo de campaña (supuestamente) autónomo baja la lÃnea de un Trump destinado a repetir la historia del 2020. En las jornadas de capacitación del súper Pac se machacó sobre esa idea. Lo afirma de forma explÃcita una las diapositivas exhibidas a los estudiantes que predicarán puerta a puerta en favor de DeSantis. "Trump es un candidato desenfocado e indisciplinado que perderá ante Biden nuevamente", asegura la postal informativa.
El profesor de la Universidad Internacional de Florida Eduardo Gamarra, experto en Relaciones Internacionales y Director del Foro de Opinión Pública Latina, le concede un punto a esa jugada de DeSantis.
"El partido es Trump y él domina al partido. Pero a la vez Trump tiene demasiadas acusaciones y no se sabe en qué van a culminar. Además en las primarias las preferencias se corren a los extremos, lo que beneficiarÃa a Trump. Pero después la elección se va hacia el centro y el voto independiente influye. Ahà Trump no es el mejor", analiza Gamarra.
En su primer mes como candidato presidencial, el gobernador republicano apostó por la mano dura. El lunes lo hizo en California, durante una gira para recaudar fondos. Ahà le pegó a su archienemigo demócrata: el gobernador Gavin Newsom. Y su equipo de campaña lanzó un spot en redes sociales que golpeó a Newsom por el crimen, la falta de vivienda y el uso de drogas: "El debate ya está resuelto. El gobierno liberal de California es un desastre. Las polÃticas conservadoras de DeSantis hacen que Florida prospere y lo harán por la Nación".
El gobernador promete aumentar los salarios de los policÃas y facilitar la pena de muerte en casos en los que no exista unanimidad del jurado, incluso a pesar de una prohibición vigente de la Corte Suprema de Justicia.
Ahora le apuntó a una ley promulgada por Trump en 2018. Se trata de la llamada Ley del Primer Paso. Fue un intento de reforma menor del sistema de justicia penal que apuntaba a revertir el encarcelamiento excesivo y la reincidencia, priorizando la rehabilitación de los presos.
"Ha permitido que criminales peligrosos reincidan y lastimen a varias personas", dijo DeSantis en The Ben Shapiro Show, sugiriendo que los prisioneros no deberÃan obtener una liberación anticipada. "Entonces, una de las cosas que quiero hacer cuando sea presidente es ir al Congreso y buscar la derogación de la Ley del Primer Paso", prometió DeSantis. La crÃtica implÃcita intenta colocar al gobernador como un aspirante más duro y potencialmente con mejores chances para acceder a la Casa Blanca que el expresidente.
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