La seguridad y el narcotráfico han sido históricamente dos de los principales retos en la agenda bilateral entre México y Estados Unidos. Estos temas se encuentran bajo minucioso escrutinio debido al juicio en EE.UU. al ex secretario mexicano Genaro GarcÃa Luna, un proceso que genera una gran expectativa ante las posibles revelaciones de información y cuyos alcances e implicaciones aún se desconocen.
Cuando el narcotraficante mexicano JoaquÃn Guzmán Loera, conocido como "El Chapo", fue juzgado en el Distrito Este de Nueva York entre 2018 y 2019, el juicio representó horas de entretenimiento para los programas de cable norteamericanos. Los presentadores se mostraban fascinados con las historias de un Chapo que corrÃa desnudo por un túnel para escapar de los marines y construÃa un zoológico privado con leones y tigres, mientras su amante lloraba en el estrado de los testigos y su esposa, la reina de la belleza, se reÃa desde la galerÃa pública.
Ahora, otro megajuicio contra el exsecretario de Seguridad Pública de México tiene lugar en el mismo tribunal de Brooklyn. La cobertura estadounidense en esta ocasión está siendo más escasa y solemne. La mayorÃa de los periodistas que hacÃan fila en las gélidas mañanas para ingresar al juzgado pertenecen a medios de comunicación mexicanos. Lo mismo sucede con las personas que se concentraban para protestar ante la Corte en los dÃas de selección del jurado, todos mexicanos.
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Este juicio contra GarcÃa Luna puede servir como prueba de que el estado mexicano juega un papel tan importante como el de los lÃderes de carteles en la llegada de drogas que valen miles de millones de dólares a los usuarios estadounidenses y en crear un baño de sangre en México. Este juicio tiene una relevancia mayor incluso que el del Chapo, pero no el gancho mediático. Eso sÃ, lleno de paralelismos: el mismo juez, Brian Cogan, la misma corte, incluso dinámicas de procedimiento parecidas como la elección de un jurado conformado por 7 mujeres y 5 hombres en ambos casos.
En su declaración de apertura, el fiscal federal Philip Pilmar contó que GarcÃa Luna usó su posición como jefe del equivalente mexicano del FBI de 2001 a 2006 y luego como jefe de seguridad a nivel de gabinete hasta 2012 para proteger a los cárteles de la droga que afirmaba combatir. "Mientras se le encomendó trabajar para el pueblo mexicano, también tenÃa un segundo trabajo, un trabajo más sucio, un trabajo más rentable", dijo Pilmar. El policÃa superior no solo se estaba enriqueciendo con los dólares de la cocaÃna, sino que usó a la policÃa federal como una fuerza paramilitar para acabar con los rivales del cártel, dijo la fiscalÃa.
Para los periodistas que han informado sobre la trágica guerra contra las drogas en México durante las últimas dos décadas, las denuncias de participación masiva de la policÃa con los traficantes no son sorprendentes. Como muestran los historiadores, los cárteles crecieron desde sus humildes comienzos como campesinos a través de redes de corrupción en las fuerzas de seguridad.
El primer testigo de la fiscalÃa fue un exoficial de policÃa que se convirtió en ejecutor del cartel que fue arrestado y en cooperador con el gobierno de los EE. UU. El corpulento Sergio Villarreal Barragán, conocido como "El Grande", describió haber visto pagos a GarcÃa Luna de millones de dólares metidos en bolsas. GarcÃa Luna habÃa sido agente de inteligencia antes de ser designado para encabezar la Agencia Federal de Investigaciones en 2001 y las denuncias de que trabajó con cárteles se remontan a esa época, aunque podrÃan haber sido falsificadas antes.
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Sin embargo, aunque se ha reconocido ampliamente una corrupción tan profunda, llevar a un funcionario mexicano de tan alto rango ante un jurado estadounidense no tiene precedentes. El hecho de que los fiscales no solo persigan a los mafiosos ostentosos sino también a su protección polÃtica es un paso adelante y por eso este juicio tiene una relevancia especial.
Los agentes estadounidenses han escuchado acusaciones contra GarcÃa Luna durante al menos una década. De hecho el ex funcionario se encuentra detenido desde 2019. HabÃa sido detenido en Dallas, Texas, y acusado de aceptar sobornos millonarios del cártel de Sinaloa, la organización criminal que fundó el narcotraficante JoaquÃn "El Chapo" Guzmán, también preso en EE.UU.
GarcÃa Luna siempre se ha declarado inocente de todos los cargos. Su defensa afirma que el gobierno no ofrecerá ninguna evidencia fÃsica convincente de su trabajo con los cárteles, sino que se basará en el testimonio de los llamados testigos cooperantes como El Grande, que podrÃan haber hecho tratos por su testimonio.
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