Oficialmente, todavÃa no hay campaña de reelección para Joe Biden. El presidente, que va a cumplir 82 años en las próximas elecciones, aún no ha entrevistado personalmente a ningún candidato para los principales puestos. Pero a medida que se acerca a una decisión final sobre su intento de conseguir la reelección, Biden ha dado todas las indicaciones a quienes lo rodean de que irá en busca de un segundo mandato. Un cÃrculo cerrado de sus asesores más cercanos ha estado trabajando durante meses para construir un aparato de campaña que esté listo para su decisión, y han comenzado a esperar un posible anuncio para febrero.
Cuando Biden ganó su nominación en 2020, el presidenciable que salió mejor parado de la carrera fue Pete Buttigieg, quien se ganó un nombre a nivel nacional, y supo jugar sus cartas para entrar al equipo Biden. En estos dos años, el secretario de transporte se ha puesto al servicio del aparato demócrata y forjado su figura de hombre de equipo. El que podÃa haberse convertido en el primer presidente abiertamente gay de Estados Unidos, todavÃa podrÃa ser candidato en caso de que Biden, por algún motivo, no se lance al ruedo de 2024.
El ex alcalde de South Bend se encuentra en una posición perfecta, visto como hombre de partido, comprometido con la causa Biden y, al mismo tiempo, con suficiente capacidad para encabezar una nueva candidatura.
Por ahora, Buttigieg conserva las cartas cerca de su pecho y se ha mantenido visible desde que apostó por la nominación por primera vez en 2020. Sus compañeros demócratas han tomado nota de esos movimientos.
"No te postulas para un cargo, bueno, tal vez algunas personas lo hacen, porque siempre quisiste hacerlo. Pero creo que te postulas para un cargo porque notas algo sobre el cargo, algo sobre ti mismo y algo sobre el momento que suma", dijo Buttigieg hace algunos meses. "Entonces, quién sabe cómo me llamará el futuro", agregó.
Lo que comenzó hace tres años como una apuesta arriesgada por parte del alcalde de una ciudad universitaria por el puesto más codiciado en la polÃtica demócrata se convirtió en grandes sorpresas en los primeros estados clave y en un puesto de secretario del gabinete en la administración Biden.
Buttigieg ha sido la cara pública del proyecto de ley de infraestructura bipartidista que el presidente promulgó en noviembre, una de sus primeras victorias polÃticas que llevó a los demócratas a atravesar tiempos difÃciles cuando otras leyes se estaban desmoronando en el Capitolio. Esa posición le permitió moverse libremente por todo el paÃs, aterrizando en algunos de los mismos estados que frecuentó durante su candidatura presidencial.
Estuvo en New Hampshire y Nevada, contiendas tempranas crÃticas en el calendario de nominaciones, asà como en un puñado de campos de batalla de elecciones generales como Ohio, Florida y Minnesota para la gira "Building a Better America" de la administración. Si bien esas paradas de fines de agosto se anunciaron como una actividad oficial del gobierno, también le dieron a Buttigieg la oportunidad de volver a conectarse con los votantes en caso de que decidiera lanzar otra campaña.
A horas de cumplir 41 años, el demócrata de South Bend vive en este momento su episodio más complicado como secretario de transporte. Como una estrella en ascenso del Partido Demócrata, debe dar la cara por una falla informática de la Administración Federal de Aviación que obligó a un cierre nacional del tráfico aéreo de 106 minutos, lo que retrasó miles de vuelos.
Descontrol en los aeropuertos de EU, una falla informática causa el retraso de miles de vuelos
El problema ocurrió poco más de dos semanas después de que una ola masiva de cancelaciones de vuelos por parte de Southwest Airlines llamara la atención sobre las promesas de Buttigieg de responsabilizar a las compañÃas aéreas por la forma en que tratan a los pasajeros.
Los ataques republicanos contra Buttigieg tienen un largo historial: se lo cuestionó por su uso de la licencia de paternidad, por las polÃticas ¨woke¨ climáticas, por la amenaza de huelga ferroviaria del año pasado y por el estado torturado de la cadena de suministro estadounidense posterior a la pandemia. Sin embargo, esta vez, las crÃticas podrÃan resultar más desafiantes. Los republicanos reclamaban que su promesa de tomar responsabilidades tras lo ocurrido se mantuviera. "Pete Buttigieg no podrÃa ni organizar un funeral de un solo automóvil", tuiteó el senador Tom Cotton (R-Ark.) en medio del caos aéreo de la semana pasada.
Para complicar las cosas, están las ambiciones polÃticas de Buttigieg, que llevan a republicanos como Cotton y figuras de izquierda, como el representante de California Ro Khanna, cuestionarlo desde visiones contrapuestas. A diferencia de la crisis de la cadena de suministro, un problema global sólo parcialmente bajo el control de la administración Biden, la falla de las computadoras de la FAA cae de lleno en una de las agencias que están bajo su área.
Poco después de las elecciones de noviembre, cuando quedó claro que los republicanos obtendrÃan la mayorÃa en la Cámara de Representantes, el exsecretario de Transporte de Obama, Ray LaHood, llamó a Buttigieg para advertirle que estaba en plena turbulencia. "Vas a tener un objetivo en tu espalda, porque fuiste candidato presidencial y porque la gente sabe que tienes aspiraciones para el futuro", dijo LaHood, el excongresista republicano, que aconsejó a Buttigieg en una llamada de 30 minutos. "Lo que debe hacer es hacer su trabajo, hacerlo profesionalmente y no permitir que la polÃtica juegue un papel en eso".
Buttegieg sabe quedarse en segundo plano. Si resuelve la crisis de aerolÃneas y sigue siendo hábil en lograr visibilidad propia dentro de la administración Biden, seguirá siendo uno de los nombres mejor posicionados dentro del partido demócrata. Depende, claro, de que Biden sorprenda y decida no correr la carrera por su reelección.
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