
¿Cómo se entiende que una pequeña localidad de menos de veinte mil habitantes al norte de la ciudad de Nueva York, Orangetown, haya declarado el estado de emergencia por la crisis migratoria? De fondo está la guerra polÃtica entre administraciones, que convierte en moneda de cambio los contingentes de inmigrantes que son enviados en autobuses por la vasta geografÃa estadounidense.
Sin olvidar el periplo previo de aquellos que se embarcan con rumbo a la frontera sur de Estados Unidos, una vez ingresan en el paÃs, las administraciones republicanas mandan a los recién llegados hacia las ciudades santuario demócratas. AllÃ, sus alcaldes cuestionan estos envÃos, reclaman fondos al gobierno federal y acaban trasladando también en autobuses a los mismos inmigrantes hacia otros destinos. La polémica más reciente, el envÃo de 340 solicitantes de asilo por parte del alcalde Eric Adams a un condado republicano a las afueras de la Gran Manzana ha desatado la desesperación en los vecinos de Rockland County.
El anunciado fin del TÃtulo 42 previsto para esta semana hace esperar que el ingreso de inmigrantes aumente dramáticamente la marea ya insostenible de cruces ilegales en la frontera sur, y en consecuencia, habrá una presión adicional sobre Nueva York.
Dada la historia reciente, el final de la enmienda que Donald Trump desempolvó en el el inicio de la pandemia es especialmente preocupante para Adams, quien se ha erigido como el polÃtico más notorio en el cuestionamiento al presidente Joe Biden y la voz más firme contra los gobernadores republicanos.
En julio pasado, el alcalde se quejó por primera vez de que unos 2.800 migrantes que cruzaron la frontera habÃan llegado a los refugios de la ciudad. Saltaron las primeras alarmas de cómo iba a hacer frente la ciudad al sistema ya saturado de por sÃ. La Gran Manzana ha seguido recibiendo decenas de miles de migrantes y su alcalde ha insistido sin cesar en que la ciudad no tiene los recursos para atender a los miles de recién llegados con súplicas al gobierno federal para que brinde una asistencia sólida. Llegó un billón de dólares.
Adams mantenÃa un discurso de acogida a los solicitantes de asilo a la vez que disparaba contra todo el mundo, enfrentándose al gobernador de Texas Greg Abbott, incluso llamándolo racista por los envÃos o cuestionando públicamente a Biden. Su gestión del presupuesto para hacer frente a tantos recién llegados ha tenido sonadas fallas, como la construcción de un campamento en el Bronx, luego desmantelado y trasladado a Randalls Island, con la consecuente pérdida de fondos, para luego ser cerrado porque no se le estaba dando uso.
El ejecutivo del condado de Rockland, Ed Day, dijo que Adams eligió a la persona equivocada para pelear por el transporte de inmigrantes a los condados del norte del estado. Lo hizo después de que el alcalde anunciara su nueva estrategia para enviar inmigrantes a dos ubicaciones suburbanas fuera de los cinco distritos de la ciudad de Nueva York, bajo los que no tiene jurisprudencia.
A lo Abbott, ahora Adams sube a los inmigrantes en autobuses y los envÃa a Canadá
LPO asistió a una reunión extraordinaria de vecinos con las autoridades locales en la que se pudo palpar la preocupación de la población local y el rechazo unánime a las intenciones de Adams en una ciudad que está ubicada a una hora de Nueva York. En diálogo con LPO, la supervisora del municipio de Orangetown, Theresa Kenny, afirmó: "No se trata de acomodar a los inmigrantes en un hotel, serÃa habilitar un albergue. Tenemos leyes locales que dicen que no se puede estar en un hotel más de 30 dÃas, y el alcalde Adams no las está respetando. ¿Qué pasará tras los 4 meses? Pasará a ser un problema del condado. Estamos actuando en los tribunales".
El plan desesperado de Adams no será sencillo de aplicar. El martes, a petición de las autoridades locales, un juez impidió que el hotel del condado de Rockland aceptara inmigrantes transportados en autobús desde la ciudad de Nueva York al emitir una orden de restricción temporal. También el martes, la jueza de la Corte Suprema estatal Christie D'Alessio se puso del lado de Orangetown y emitió una orden de restricción temporal que impide que el hotel se convierta en un refugio para huéspedes no transitorios.
El problema de fondo es el creciente malestar de los americanos ante la crisis migratoria. Frases como "cierren las fronteras ya" fueron recurrentes en el encuentro vecinal de Orangetown. Bromas a la salida de la reunión sobre el muro, reflejan un sentir conservador que va a convertirse en tema clave de campaña como sucedió en 2016, previo a la victoria de Trump.
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