Republicanos
Cómo ser y no ser un trumpista
By Michael McCarthy
Si quiere ser candidato a presidente, Ron DeSantis tiene cuatro meses para dar el salto nacional y resolver el gran desafío que se le presenta.

La intriga sobre la posible candidatura presidencial de Ron DeSantis, el gobernador de la Florida, está en auge. Por tres semanas consecutivas en Marzo, la autobiografía de Desantis, ¨The Courage to be Free: Florida´s Blueprint for America´s Revival, ha ocupado el puesto número 1 y el puesto número 2 en la lista del New York Times de no ficción más vendido en los Estados Unidos. Aprovechando la publicidad generada por el libro, el Gobernador dió un discurso importante en la biblioteca presidencial de Ronald Reagan y, como consecuencia, DeSantis ha tenido más presencia en los medios de comunicación nacionales. En una entrevista con Fox News dió declaraciones controversiales sobre el papel de los Estados Unidos en la guerra de Putin en Ucrania, un conflicto que él caracterizó como una "disputa territorial".

Estas declaraciones son un intento de DeSantis de opacar a Donald Trump y perfilarse como ‘el líder único del partido republicano.' Lograr este estatus implica una transformación de identidad política que tiene dos retos. El primer reto es dejar de ser visto como un político regional, el gobernador de la Florida, para poder convertirse en el jefe nacional del partido. El segundo reto es mucho más complicado - definir su propio estilo de liderazgo y así cultivar una identidad política única en un contexto marcado por peleas entre el partido republicano sobre el legado del mandato del Presidente Trump (2017-2020).

Utilizando la popularidad como indicador de su liderazgo a nivel nacional, DeSantis está en ascenso, pero no ha superado todos los obstáculos. DeSantis es el político más popular en la Florida, pero aún así no ha podido desplazar al ex-Presidente Trump a nivel nacional. Esto es muy relevante dado que, en las próximas elecciones presidenciales, pareciera poco probable que la Florida vaya a ser un estado muy competitivo entre un candidato republicano y el candidato demócrata, dado que es un estado ya autodefinido como Repúblicano.

La trampa que Trump le tiende a DeSantis

Para que la transición de DeSantis sea exitosa, la clave no es seguir logrando reconocimiento nacional basado en su popularidad en la Florida sino convencer a los actores estratégicos de que él puede ganar las primarias y luego ganar una elección contra Biden o un nuevo candidato del partido demócrata. La pregunta termina siendo si DeSantis realmente tiene algo más que madera local.

Desde este enfoque, el evento más importante que DeSantis ha realizado en las últimas semanas ocurrió en Iowa, un estado clave para las primarias. En el calendario electoral oficial de las primarias del partido republicano, Iowa es la primera competencia, seguido por New Hampshire, Nevada y Carolina del Sur. Allí, DeSantis compartió el escenario con la actual gobernadora del estado, también del partido republicano, para hacer una intervención, que, en principio, debía haber sido sobre su libro, pero que terminó siendo y fue interpretado como un ensayo para una futura campaña presidencial. El formato de su exposición fue una mezcla entre una conversación con la gobernadora y un discurso, es decir, un formato que combina los elementos de un debate de campaña conducido por una periodista.

El primer reto es dejar de ser visto como un político regional para convertirse en el jefe nacional del partido. El segundo reto es mucho más complicado: definir su propio estilo de liderazgo.

En sus intervenciones, DeSantis mostró disciplina, siguiendo el guión que utilizó para ganar la reelección en la Florida por un margen histórico. Este guión consiste en un estilo político distinto al de Trump. Hablando como un abogado que mide sus palabras, DeSantis casi siempre estaba sonriendo y trató de proyectar optimismo, sabiduría, y seriedad - ¨no más al drama y la intriga del palacio,¨ dijó DeSantis en clara referencia al gobierno de Trump. Para marcar un contraste aún más claro con el estilo maníaco del magnate indignado que no le importó la imagen del bad boy, DeSantis situó su carrera política en el contexto de una visión basada en la importancia de fortalecer la libertad individual y la familia como las vértebras centrales de la sociedad. Además, no utilizó ataques personales contra miembros del partido demócrata, como hizo Trump contra Hillary Clinton en la campaña de 2016 a través de tóxicas declaraciones, como la de ¨meter presa a esa mujer.¨

Muchos han comentado que DeSantis, para diferenciarse, ha estado intencionalmente utilizando un estilo más blando de Trump. Sin embargo, otros han advertido que la estrategia de ser el anti-Trump también tiene un riesgo grande. Dado el hecho que DeSantis va a necesitar los votantes de la facción trumpista, el gobernador va a tener que hacer las dos cosas al mismo tiempo - ser y no ser un trumpista. Entonces, el riesgo es que ante el doble reto asociado al fenómeno del trumpismo sin Trump, el estilo blando de DeSantis no logre convencer a la línea dura de la facción MAGA dentro del partido republicano, y, como consecuencia, el gobernador pueda ser visto como un trumpista falso.

Cómo ser y no ser un trumpista

Por eso, es urgente que DeSantis defina su propio marco. Cualquier intento de DeSantis de definir su propio marco debería estar pensado desde la perspectiva de cómo él pueda captar y canalizar la energía y la emoción de los trumpistas. En su propio libro, DeSantis habla del partido republicano como si fuese un partido-movimiento, encarnando la lucha de restaurar la soberanía del pueblo. Escribió en su autobiografía que ¨una rebelión populista que intenta instalar una dictadura comunista, como ocurrió en Cuba, no es deseable. Un estímulo populismo que intente contrarrestar los fracasos de una clase gobernante no representativa a través de un gobierno más representativo y exitoso constituye una respuesta lógica por parte de un pueblo que ha sufrido el impacto de los fracasos de la clase gobernante.

Los temas que DeSantis tiene planteado utilizar para catalizar esta rebelión populista ‘correcta' están asociados a lo que él describe como una lucha contra dos fuerzas - lo que él llama el ¨marxismo cultural¨ y la supuesta clase gobernante que quiere convertirse en instrumento de esta ideología. Según DeSantis, para impulsar esta lucha es necesario examinar a fondo los sesgos de las instituciones mediáticas liberales, desmantelar el poder de los sindicatos de maestros para poder empoderar a los maestros que piensan de manera independiente, y revelar la supuesta hipocresía de los valores del establishment liberal de ´Woke Hollywood´ para poder apoyar a los familias que no quieren ser adoctrinadas sobre lo que él llama la ideologia de genero.

El objetivo final de DeSantis

Aunque DeSantis supo como utilizar estos temas como gobernador de la Florida, como efectivamente hizo en la lucha contra la compañía Disney, el reto va a ser diferente a nivel nacional. Por ejemplo, si la guerra cultural está en el centro del escenario, esto puede jugar a favor de los demócratas, dado que, con respecto a estos temas, el partido del presidente tiene mucho más apoyo por parte de las generaciones jóvenes. DeSantis ha coqueteado con la idea de desarticular la concentración de poder que tienen las empresas tecnológicas más grandes, pero no desde el enfoque de una crítica a los reglas del juego del capitalismo como la de la senador demócrta Elizabeth Warren, sino desde el enfoque crítico a los supuestos sesgos pro-liberales de las empresas tecnológicas. De ser presentado así, la crítica de DeSantis a Silicon Valley no sería un elemento innovador para atraer a votantes nuevos.

El riesgo es que el estilo blando de DeSantis no logre convencer a la línea dura de la facción MAGA dentro del partido republicano y el gobernador pueda ser visto como un trumpista falso.

Aunque las primarias del partido republicano empiezan en febrero de 2024, el primer debate está agendado para agosto de 2023. Dado la magnitud del reto de definir un marco único que logra una síntesis entre el trumpismo y los principios tradicionales del partido republicano, cuatro meses no es mucho tiempo para desarrollar una identidad política propia a través de una marca nueva.

¿DeSantis llegará a este primer debate como el anti-Trump o como el líder que representa la fuerza de un doble cambio - desde Trump y desde Biden a una tercera realidad diferente?

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