
El dato de inflación del primer mes del año, que se conocerá el jueves, vuelve a colocar en el centro de la escena el real problema que tiene la Casa Blanca de cara las elecciones de noviembre: convencer a la población de que no es su culpa que los precios sigan elevados, una tarea malograda hasta ahora que hundió la popularidad presidencial. Pero Biden tendrá que internalizar un amargo mensaje que le dejó el fondo de inversión más grande del mundo, que además es un aliado incondicional del Partido Demócrata: que el país tendrá que aprender a convivir con la inflación.
BlackRock es la firma de Wall Street con mayor llegada a Washington. Es liderada por el influyente Larry Fink -su director ejecutivo-, que se bajó ya dos veces de la candidatura a ocupar la secretaría del Tesoro. Le dijo que no a Biden pero antes había rechazado a Hillary Clinton cuando se postuló contra Donald Trump en las presidenciales de 2016.
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En varios recientes documentos a los que accedió LPO, BlackRock hace una análisis de las razones de la alta inflación. Señala como causante a las restricciones de la oferta (el llamado "cuello de botella") tras un gran cambio a la demanda de bienes, pero descarta que sea por una economía sobrecalentada. "Así que el viejo manual de políticas de subir agresivamente las tasas no funcionará, en nuestra opinión", remarca la compañía marcándole la cancha a la Reserva Federal que está a punto de comenzar un ciclo de alza de tasas con el objetivo de bajar los precios.
Para BlackRock, el banco central comenzará a subir las tasas, pero "seguirá siendo más tolerante con la inflación". "Vemos que la inflación se asienta por encima de las tendencias anteriores al Covid: o sea, vamos a vivir con la inflación", dice el influyente fondo de inversión.
El dato que se conocerá el jueves marcará que la lucha contra los precios sigue dándole la espalda a Biden. Se espera que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) muestre un aumento de 0,5% en enero y un 7,3% en términos interanuales, según un sondeo de Reuters.
"Las restricciones de oferta en toda la economía y en sectores específicos están en juego en el reinicio económico; éstas están impulsando la inflación al alza, a pesar de que la actividad económica general no se ha recuperado por completo", reseña BlackRock en otro de sus papers.
"Un mundo moldeado por restricciones de oferta traerá más volatilidad macro. La política monetaria no puede estabilizar tanto la inflación como el crecimiento: tiene que elegir entre ellos dos", advierte.
"Creemos que los bancos centrales deberían vivir con una inflación impulsada por la oferta, en lugar de destruir la demanda y la actividad económica, siempre que las expectativas de inflación permanezcan ancladas", agrega la firma liderada por Fink que el año pasado alcanzó los u$s10 billones en activos bajo su administración.
No sólo el CEO de la mayor compañía financiera del mundo es una persona con llegada directa a la Casa Blanca. Varios ex ejecutivos de la firma trabajan o han trabajado con el gobierno demócrata. El ex ejecutivo de inversiones de BlackRock, Brian Deese, dirige el Consejo Económico Nacional de Biden y se desempeña efectivamente como su principal asesor en asuntos económicos.
El presidente también nombró a Adewale "Wally" Adeyemo, ex jefe de gabinete del director ejecutivo, para que se desempeñe como alto funcionario en el Departamento del Tesoro.
Además, Michael Pyle, ex estratega jefe de inversiones globales de la firma que había trabajado en la administración Obama antes de unirse al fondo de inversión, se desempeña como jefe de asesores económicos de Kamala Harris.
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