El lÃder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, no imaginaba que la resistencia a su consagración como sucesor de Nancy Pelosi viniera de su propio partido. Sin embargo, tras las elecciones del 8 de noviembre, la división entre los republicanos no ofrece signos de apaciguarse. Todo lo contrario: parece profundizarse.
En lucha por convertirse en el orador de la Cámara, McCarthy se reunió este martes con miembros de su espacio, incluidos varios detractores de la derecha, como parte de un esfuerzo cada vez más intenso para reunir las voluntades que necesita. El escenario que tiene por delante en las próximas cinco semanas no encuentra término medio y parece a todo o nada. Mientras el republicano de California se cree con chances de conseguir los votos que hoy le faltan, sus rivales internos advierten que corre el riesgo de sufrir una derrota humillante. Un fracaso en sus aspiraciones, sostienen, podrÃa herir de muerte una prolongada carrera como congresista.
Tras las elecciones del 8 de noviembre, 31 republicanos de la Cámara votaron por Andy Biggs, representante de Arizona, en la votación interna para nominar a McCarthy como orador de la conferencia. Además, otros cinco miembros de su partido eligieron respaldar a otros candidatos por escrito y un republicano se abstuvo. En total, son 37 votos que McCarthy precisa como el agua. Biggs afirmó en las últimas horas que el republicano de California todavÃa se ubica 20 votos por debajo de los que necesita para ser electo.
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De acuerdo a la información que se analiza en el Congreso, si quiere ganar esta elección, McCarthy sólo puede darse el lujo de perder alrededor de cinco votos. Al resto, tiene que convencerlos de que es el mejor representante. El californiano hace esfuerzos crecientes para ganar adhesiones y hasta avisa que llevará la lucha hasta el pleno, incluso si eso significa múltiples votaciones.
La resistencia contra el congresista proviene de grupos ultraconservadores que amenazan con hundir su carrera. Entre ellos, se destacan los miembros del House Freedom Caucus de derecha que incluso proponen desplazar a McCarthy y aceptar a su número, el representante de Luisiana, Steve Scalise, como reemplazo.
McCarthy necesitará una mayorÃa de miembros con derecho a voto para elegirlo como orador. Con una mayorÃa republicana en la Cámara de solo cinco o seis escaños, sólo podrá permitirse un puñado de deserciones. Entre quienes ya anunciaron que no lo votarán aparecen los representantes Biggs, Bob Good (R-Va.), Matt Gaetz (R-Fla.), Ralph Norman (R-SC)y Matt Rosendale (R-Mont.).
Los republicanos elegirán nuevos representantes regionales esta semana, bajo una estructura ampliada que otorga más poder a los miembros de base. También considerarán más propuestas de cambio de reglas de la conferencia que incluyan solicitudes del Freedom Caucus, como la prohibición de asignaciones. Algunos miembros de Freedom Caucus ven sus esfuerzos como un intento transparente del lÃder republicano de la Cámara y sus aliados para anular los cambios de reglas propuestos antes del 3 de enero.
Los miembros del grupo pro-Trump habÃan clamado a principios de este mes para restaurar la capacidad de los miembros de la Cámara para expulsar al orador, aunque ese esfuerzo fue silenciado por una contrapropuesta del representante Mike Turner (R-Ohio) que requiere una mayorÃa de la conferencia para respaldar cualquier voto en contra de los oradores. En su lucha por seducir a ese sector de de la derecha dura, McCarthy viajó la semana pasada a la localidad de El Paso para reclamar desde ahà la renuncia del secretario de Seguridad, Alejandro Mayorkas.
"Si McCarthy quiere ser Portavoz, debe apoyar el paquete de reglas del Freedom Caucus", le dijo a PolÃtico César Ybarra, vicepresidente de polÃtica del grupo externo conservador FreedomWorks. "McCarthy no es popular entre la base conservadora, por lo que entendemos por qué decenas de republicanos votaron en su contra para presidente a principios de este mes. Esta es una gran oportunidad para que cada miembro tenga la capacidad de influir en el proceso legislativo, una práctica que actualmente está sofocada por el liderazgo".
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