La candidata latina Marina Torres, hija de inmigrantes mexicanos, se encuentra en reñida batalla electoral por la fiscalía de Los Ángeles con un inmigrante paquistaní, defensor de derechos humanos. Faisal M. Gill tiene el 22.01 por ciento de los votos de la elección primaria, y Marina Torres cuanta con el 20.2 por ciento de las preferencias.
El día de la elección e incluso en los días siguientes, ambos aspirantes estaban empatados, apenas con 20 por ciento de los votos cada uno. Sin embargo, el conteo de las boletas que llegaron por correo hasta esta semana determinó una ventaja de poco más de 7.500 votos en favor de Faisal. Ahora los dos candidatos demócratas tendrán que disputar definitivamente el puesto en noviembre.
La elección por la fiscalía ha sido quizás la que representó más el mosaico de diversidad étnica de Los Ángeles. Compitieron tres mujeres y cuatro hombres, inmigrantes y nativos, de ascendencia latina, hindú, paquistaní, coreana y un candidato anglosajón.
La próxima fiscalía heredará en el 2023 una oficina que se vio involucrada en un caso de corrupción que descubrió la Oficina de Investigaciones Federales (FBI) en el 2019, cuando allanó la fiscalía y el Departamento de Energía Hidráulica de Los Ángeles. Como resultado, un funcionario de la fiscalía se declaró culpable de extorsión, y el jefe de servicios de energía y agua de la ciudad se declaró culpable de soborno, y fue sentenciado a seis años de prisión.
En este sentido, Marina Torres puede llevar la delantera por su experiencia personal. "Como fiscal adjunta federal, luché contra la corrupción, los traficantes de armas y los carteles de la droga", dijo a La Política Online la abogada graduada de las universidades de Berkeley y Stanford. Es angelina de primera generación, nació en la ciudad de Pomona, condado de Los Ángeles, y recuerda siempre que sus padres, oriundos de Michoacán y Jalisco, cruzaron la frontera como indocumentados en busca de una mejor vida.
Después de graduarse, ingresó en un bufete privado de abogados en Los Ángeles y llegó a colaborar con Barack Obama. Puso sus esfuerzos al servicio del diseño y la puesta en marcha del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia -DACA por sus siglas en ingles- y las políticas de migración para el Departamento de Seguridad Nacional. También tuvo relación con Joe Biden y la actual vicepresidenta Kamala Harris.
En diálogo con LPO, Torres dijo que fue por combatir en esas áreas que desde joven decidió estudiar la carrera de jurisprudencia. "Precisamente fueron delitos como la corrupción los que me motivaron a trabajar como agente federal", afirmó Torres. Su plan es tener mano firme, pero sin exagerar.
Otro de los motivos por las que candidata a fiscal de Los Ángeles decidió seguir una carrera como agente y fiscal fue porque uno de sus familiares, un adolescente de apenas 16 años, enfrentó una de las leyes judiciales más severas de California en la década del '90. Conocida como "tres estrikes y estás fuera", como semejanza con el beisbol, la ley establecía que por tres delitos consecutivos los sospechosos enfrentaran la cadena perpetua.
"Mi proyecto se basa en restituir la confianza de los angelinos en la justicia, con un enfoque que no sea tan permisivo como desean algunos fiscales en California, que piden no contemplar agravantes en los delitos, pero tampoco con lo drástico de leyes de la década de los años noventa", comentó Torres.
En su página personal, un video muestra a Torres en la vida diaria. Allí, la candidata cuenta la historia de su vida y la de sus padres que nacieron en México y emigraron a Estados Unidos. "Ellos vinieron a este país por una mejor vida. Fuimos pobres, realmente pobres, especialmente después de que mi papá murió y dejó a mi madre mi crianza y la de mis hermanos", dice en inglés. Después, cuenta por qué decidió competir en los comicios para la fiscalía. Allí y pese a su relación con la administración Obama y los demócratas, aclara que es una abogada y no proviene de la política. "Los políticos no están haciendo suficiente en relación a los problemas del crimen y la corrupción. Se ocupan de ellos mismos, no de nosotros", afirma.
La historia y la práctica de Faisal Gill son distintas por cuanto nació en Paquistán, vino de niño en compañía de sus padres a Estados Unidos y creció en Virginia. Hijo de un inmigrante taxista, sin muchos recursos, Faisal optó por ingresar a la armada estadunidense, donde estudió.
En su último puesto militar, ya en California, Faisal fue el fiscal asignado para asuntos de la población civil con la marina. Luego terminó su contrato con las fuerzas armadas y se quedó en el sur de California a ejercer como abogado privado.
El abogado ha explicado que su giro profesional a abogado de derechos civiles inició cuando ya en su vida como veterano militar, descubrió que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) lo espiaba por ser un musulmán estadunidense influyente. Desde entonces, se ha especializado en defender casos de personas discriminadas en instituciones públicas estadunidenses. Muchos de sus clientes son inmigrantes.
Como punto a su favor en el marco electoral, Faisal ganó recientemente una demanda federal que obligó a policías de Hollywood a entregar videos de sus cámaras corporales. Los videos demostraron que unos arrestos en Black Hollywood se basaron en discriminación, no en que los detenidos fueran sospechosos de delitos. Las elecciones intermedias serán el 8 de noviembre y Los Ángeles elegirá alcalde, fiscal de distrito de la ciudad, y tesorero, entre otros cargos públicos.
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