La muerte por apuñalamiento del empresario de 43 años, Bob Lee, que adquirió celebridad por fundar la compañÃa tecnológica Cash App y era el Chief Technology Officer de la startup de criptomonedas MobileCoin, conmocionó al universo tecnológico de San Francisco. Si bien inicialmente la policÃa no logró aprehender al sospechoso, luego de una búsqueda de nueve dÃas a lo largo de la ciudad y el estado, Nima Momeni de 38 años y propietario de una consultora focalizada en tecnologÃa, quedó detenido y acusado del crimen. Las investigaciones policiales y periodÃsticas confirman que Lee y Momeni se conocÃan hace años, y la evidencia indica que Lee y la hermana de Momeni, Khazar Momeni, mantenÃan una relación de naturaleza indeterminada. Esta versión contradice la reacción inmediata de Elon Musk y otros lÃderes de Silicon Valley, quienes utilizaron el caso para protestar contra lo que ellos consideran la inseguridad de la ciudad de San Francisco. La evidencia, sin embargo, indica precisamente lo contrario.
Una combinación de factores motivaron tanto la respuesta de Musk y sus pares como el hecho en concreto. San Francisco y sus suburbios componen el área urbana más gentrificada del paÃs según un estudio publicado en el 2020 por la National Community Reinvestment Coalition.
La gentrificación es el trasfondo implÃcito en los dichos de Musk, y puede entenderse como el proceso histórico mediante el cual la suba permanente del costo de alquiler y la compra sistemática de las propiedades por parte de desarrolladores inmobiliarios para la construcción de viviendas de alto costo, desplaza a comunidades urbanas de bajos recursos de sus hogares y arrasa con décadas de historia y patrimonio económico y cultural. Este proceso afecta más fuertemente a las comunidades de color que integran la gran mayorÃa de la clase pobre y trabajadora de Estados Unidos, y se ven desplazadas hacia suburbios subdesarrollados y reemplazadas por poblaciones preponderantemente blancas y de altos ingresos.
Los nuevos habitantes de estas zonas tienden a depender de la labor de las poblaciones de bajos recursos que desplazaron, lo cuál solidifica una estructura de clase muy segmentada geográficamente. Desaparece asà cualquier asomo de heterogeneidad racial, y continúa la larga historia de discriminación habitacional hacia poblaciones racializadas. Cuando el tema comenzó a recibir importante atención mediática en los años 90 y principios de los 2000, San Francisco fue el caso paradigmático junto con el barrio de Williamsburg, en Brooklyn.
Las compañÃas de tecnologÃa lideraron (y lideran) la gentrificación de San Francisco, como demuestra la escritora Rebecca Solnit en su libro sobre el tema, Hollow City (2000). Importan miles de jóvenes profesionales a la ciudad, preponderantemente blancos y de clases adineradas, y les pagan salarios muy por encima de la media, mientras que el sistema de servicios en el que las compañÃas y sus empleados dependen se compone en su mayorÃa por personas de color y de bajos ingresos que ya no pueden costear vivir en la ciudad debido a la suba sistemática de precios.
La homogeneidad racial que este proceso produce lleva a que la presencia de individuos racializados-incluso aquellos empleados por las compañÃas de tecnologÃa en posiciones elevadas-sea percibida como inherentemente amenazadora o fuera de lugar. Esta percepción se debe a las asociaciones culturales entre los individuos racializados y la criminalidad, evidentes por ejemplo en el número de hospitalizaciones causadas por encuentros de gente negra con la policÃa de la ciudad, el más elevado del estado de California.
¿Fue producto el comentario de Musk de una percepción teñida por el racismo, en la que el crimen le sigue a la presencia en San Francisco de personas no blancas? Ciertamente, el multibillonario emprendedor se ha visto envuelto en una multitud de escándalos de distinta magnitud respecto al tema, y la historia de su familia-propietaria de una mina en Zambia, y originaria de Sudáfrica-ha alimentado aún más las crÃticas.
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En particular, la adquisición de Musk de la red social Twitter fue controversial y los cambios que hizo el empresario en las primeras semanas de su reinado llevaron, según especialistas, a una suba notoria en crÃmenes de odio y conducta discriminatoria en la plataforma (inclusive la reaparición de cuentas vinculadas a organizaciones fundamentalistas islámicas). Musk afirmó que compró Twitter para devolverle a la plataforma la libertad de expresión, pero tal como dijeron multitudes, incluÃda la oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el accionar de Musk demuestra, ante todo, un interés por facilitar la discriminación o defender a sus practicantes.
El racismo de Musk no es transparente en sus dichos, y estos podrÃan clasificarse en vez como ‘dog whistles': frases o afirmaciones diseñadas para guiñar, sin explicitar, hacia conceptos o concepciones fundamentalmente racistas. Musk, al quejarse de la inseguridad, demanda de manera implÃcita una mayor presencia policial y de fuerzas de seguridad en San Francisco. La función de esas fuerzas es, por lo menos en parte, mantener la arquitectura racial altamente segregada de la ciudad-gente blanca y rica en el centro, gente empobrecida y racializada en los suburbios.
Las estadÃsticas demuestran que San Francisco es una ciudad extremadamente segura, sin embargo, lo cual hace aún más llamativas las demandas (vÃa Twitter) de Musk. La vehemencia de la fuerza policial de San Francisco, que no obstante la evidente seguridad de la zona detiene y cachea a gente negra de manera desproporcionada respecto a su porcentaje de la población, es en sà ya poco justificable, lo cual ha motivado reformas, en especial desde las protestas masivas de Black Lives Matter del 2020. Sin embargo, el compromiso de la clase de elite de la ciudad en contra de cualquier reforma al sistema policial de la ciudad fue evidente cuando el anterior fiscal de distrito de San Francisco, Chesa Boudin, fue removido de su puesto luego de implementar cambios para reducir la población carcelaria y las fianzas en efectivo dentro del distrito.
Como han demostrado muchos periodistas e investigadores, el pedido de mayor actividad policial-ya sea una fuerza más numerosa, más armada, o más agresiva-es, en esencia, una demanda de mayor homogeneidad racial y, por consiguiente, de una mayor segregación urbana.
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Esa segregación, no solo geográfica si no sobre todo económica y de clase, permite el funcionamiento de Silicon Valley, ya que provee a las compañÃas de tecnologÃa y sus empleados con mano de obra barata para trabajos de baja calidad y baja paga. Estos empleos son indeseables aunque esenciales para la clase de la que Musk y Lee forman parte al proveer desde servicios de limpieza hasta comida y personal de fábrica: casi en su totalidad los desempeñan personas de color e inmigrantes recientes.
Pareciera, sin embargo, que el asesinato fue obra de un par de Lee, otro trabajador de la elite tecnológica de San Francisco, especÃficamente un consultor. La violencia, que Elon Musk y sus aliados sugieren se origina por afuera de su ecosistema-de invasores externos o agentes desconocidos, otro dog whistle-resulta yacer con claridad dentro de Silicon Valley.
Las causas inmediatas del evento no han sido determinadas plenamente aún, pero parecen tener que ver con una relación romántica de Lee con la hermana de su asesino, quien tenÃa un historial de adicción a sustancias, otro problema tÃpico del mundillo.
Lee, que habÃa dejado San Francisco y vivÃa con su esposa y dos hijas en Miami, habÃa viajado a la ciudad por negocios y a visitar familiares, y se reunió con Khazar Momeni en un departamento del centro de la ciudad por la tarde del fatÃdico dÃa. Luego de dejar el departamento con un amigo, Lee se dirigió a su hotel, desde donde conversó por teléfono con Nima Momeni, quien le preguntó si su hermana "estaba tomando drogas o algo inapropiado", lo cuál Lee negó. Luego de unas horas, Lee volvió al departamento, desde donde salió con Momeni en un automóvil. Los dos hombres posiblemente hayan tenido una discusión, y, según la fiscalÃa, Momeni habrÃa apuñalado a Lee tres veces, descartado el cuchillo de cocina que utilizó cerca de esa zona, y huido, dejando al empresario mortalmente herido.
Si bien el caso aún no ha sido resuelto, las prioridades de Silicon Valley son claras.
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