El argentino Gerardo "Gerry" Cea tiene una historia increÃble y 30 años de éxito en Miami con su restaurante de cocina italiana Prima Pasta. Llegó a Estados Unidos a trabajar con su familia, empezó como camarero en Nueva York y se trasladó a Miami donde creó un lugar que hoy se llena de celebridades y tiene a Lionel Messi entre sus habitués desde hace más de una década. Aunque hoy es un consagrado que toca la guitarra con Lenny Kravitz y zapea con René de Calle 13, Cea empezó desde bien abajo. Pasó seis años como inmigrante legal hasta que pudo respirar tranquilo.
Tu padres Arturo y Carla llegaron con vos hace 30 años. ¿Qué te respondieron cuando les dijiste vamos a vivir a Estados Unidos?
Ellos, como mis hermanos ya se habÃan casado y mi hermano tenÃa una hija, dijeron "no, el nene chiquito no se puede ir solo". Sentà que fue lo que siempre hicieron, entregarse a una idea que yo tenÃa muy adentro. Mis padres habÃan estado en Estados Unidos un año, entre 1974 y 1975, y con ese año de trabajo pudieron comprar el departamento en el que vivÃamos nosotros de chicos. Y ese fue el mismo departamento que vendieron para poder ayudarme a mi y venir juntos acá buscando el sueño americano. Yo los menciono mucho porque fue tanta la fuerza de amor y de culpa por haberlos llevado a ellos a vender lo único que tenÃan.
¿Cómo era Miami cuando llegaron?
Miami era un desastre porque eran seis meses de que habÃa mucha gente y seis meses que no habÃa nadie. Vos andabas un sábado en la calle y no existÃa nadie que toque la bocina.
Era otro Miami.
Otro Miami. No habÃa gente, era verano y acá no venÃa nadie. Yo sentà una presión muy grande porque nos quedamos ilegales, la plata del departamento se habÃa terminado y ahà empieza esa locura adentro mÃo, de que tenÃa que hacer algo para poder salir adelante. Pasaron seis años hasta que pude encontrar este local.
¿Ellos en ese momento te dijeron que te acompañaban o te dijeron que estabas loco?
Me dijeron para qué, qué pensas hacer, qué vamos a hacer. Y yo solo les contesté: yo quiero ir a Estados Unidos, quiero ver lo que veo en las pelÃculas. Primero lo dudaron un poco y después me dijeron dale: vendieron todo, consiguieron un préstamo y vinimos.
¿Qué te dicen hoy, 30 años después?
Siempre tienen un agradecimiento increÃble a todo lo que yo trato de hacer para mantener este lugar lo más fuerte y vivo posible. Ya pasaron 30 años y lo mantenemos siempre arriba. Ellos felices, vienen muy seguido, mi papá todavÃa está muy activo, viene a la cocina, cuando veo un problema que no lo puedo arreglar, le digo pa, mirá lo que es la focaccia. Y dice, pero qué están haciendo, va a la cocina y les enseña a todos. El va a la cocina y arregla todo. Mi mamá también, ella siempre se ocupó de todo lo que es pan, ensaladas y postre. Ella trabajó muy duro en el bakery de Christopher Walken. La madre de Walken tenÃa una panaderÃa a una cuadra de donde vivÃamos nosotros en Nueva York cuando llegamos y ella entre 1985 y 1987 entraba a las cinco de la mañana a trabajar.
Vos también trabajabas.
Yo conseguà trabajo al primer dÃa en un restaurante super importante con la posición más baja del salón, que era el bus boy. Era un restaurante frecuentado a la noche por la mafia y estaba constantemente Paul Castellano, a quien vi morir.
Eso te decidió a dejar Nueva York.
Si habÃa un respeto muy grande. Después de eso, yo no podÃa encontrar en ningún lado. Llegué y les dije vámonos a Miami porque acá nunca vamos a llegar a nada. Esto está muy sobrepoblado y no tenÃamos ya dinero.
¿En qué se distinguen Nueva York y Miami para los latinos? ¿Qué tienen de diferente?
Nueva York fue un lugar que me enseñó a andar en la calle, aprendà de lo malo para poder hacer lo bueno. Siempre me fijé mucho no solo en lo bueno sino también en lo malo. Muchas veces pensé "mira, este como habla, o cómo recibe a un cliente, mira como trata a los empleados". Todo lo que pasa en Prima Pasta es lo que yo siempre quise que me pase a mÃ.
Es más hostil Nueva York
Claro, para una persona que viene de abajo en ese momento era muy caro y estaba todo colapsado. ¿Cómo hacÃa para alquilar un local si todo costaba una fortuna? Acá en Miami las oportunidades eran muchas.
Dijiste alguna vez que te diste cuenta que la plata no era lo principal para crecer en Estados Unidos. ¿Cuándo te diste cuenta?
Promesas y dinero habÃa pero también muchos emprendimientos espectaculares donde todo quedaba para el que ponÃa la plata y muy poco para el trabajador. Y yo dije esto no, esto no es. No es el dinero. Es la cabeza y es el corazón.
¿Cómo lograste abrir Prima Pasta?
Yo era camarero de un restaurante. TenÃa un auto convertible que estaba tan viejo que no cerraba el techo. Si llovÃa me mojaba entonces siempre tenÃa ropa adicional porque cuando llegaba al trabajo me tenÃa que cambiar. Un dÃa iba manejando por Alton Road, yendo para Coral Gables a trabajar y en el semáforo veo en un Rolls Royce convertible a Barry Gibb, el cantante de los Bee Gees. Yo ya tenÃa mi idea en la cabeza. Y le dije: "Barry, tengo un proyecto para hacer un restaurante italiano con fotos en blanco y negro, me encantarÃan que fueran de los Bee Gees. ¿Qué te parece si lo hacemos juntos?". Escribime una carta me dice y se va sin darme la dirección. Encontré la dirección, una casa de dos grandes portones y dejé la carta. Nunca me contestaron, pero a los siete meses terminé alquilando el restaurante gracias a un tipo que me echó del trabajo porque yo no querÃa trabajar los fines de semana. Ahà empieza la historia. TenÃa apenas 8 mil dólares y pedÃan 40 mil por la llave pero fui y les dije: no tengo la plata pero tengo sà la experiencia para hacer algo espectacular con mi mamá y mi papá. Los convencÃ. Y muchas veces dije: ¿cuánto tiempo estuve esperando el inversor o el dinero? Apenas tuve el menú se lo llevé a la casa de Barry Gibb y quiero que esos portones se abran. Asà empezaron a venir Gibb y su familia. Después venÃan los otros hermanos y se mataban de risa. "Barry es un estupido", decÃan. Era muy cómico.
Te llegaron a ofrecer 6 millones de dólares para comprar la propiedad y el restaurante, pero te negaste. ¿Que significarÃa para vos dejar Prima Pasta? ¿Es una cuestión de plata o tu vida es Prima Pasta?
Mi vida es un poco Prima Pasta, pero no sé hasta cuándo. Ahora estoy con ganas pero pasaron 30 años y muchas veces no tuve ganas. Entonces, el restaurante baja. Soy el alma y durante 20 años no lo quise asumir. En los últimos 5 años aprendà a no estar fÃsicamente y estar al mismo tiempo súper presente. Aprendà a dejar fluir y poner mucha más gente, managers y que todos estén contentos.
¿Cómo cambió el sueño americano en todo este tiempo? ¿Es la misma idea o es una idea distinta la que tienen los que llegan hoy?
Hay muchos que vienen a hacerse unos mangos, a trabajar cinco meses y se van, especialmente los más jóvenes. Antes el sueño americano era mucho más fuerte. Ahora la gente tiene tanta información que no le es nada difÃcil experimentar.
Antes era algo que parecÃa inalcanzable.
Claro, en los últimos 10 años no lo escucho, uh el sueño americano. No. Se perdió. Y es muy fácil no pelearla de repente, "ay no me fue tan bien en dos o tres años, me voy". No sé siente tanto como antes. Muchos piensan cuánto pueden ganar en un lugar o en otro. Pero a veces es ganar menos y estar en un lugar donde podes avanzar. Mucha gente a la que le enseñe todo se quiso ir de acá y después al poco tiempo me dijo necesito volver. ¿Por qué queres volver? ¿Por el dinero? Andate y no vuelvas más. Soy un jodido con el dinero. Ahora si me dicen como muchas veces, no porque esto es una familia, y como nos tratan acá no existe, bueno, eso es lo que para mà vale.
¿En qué cambió Miami para vos?
Hay una parte que sigue igual, para la gente que viene por primera vez, llegar en el avión y ya ver el agua, pasar por los puentes y ver el mar, caminar tres cuadras y estar en la playa. Eso es igual. Después están los inversionistas, más guita, más edificios, número uno en el mundo. Está más caro, es más difÃcil pero sigue habiendo muchÃsimas oportunidades. Hay gente que viene con mucho dinero y termina perdiendo todo. Hay gente que quiere venir y abrir un restaurante en Wynwood o en Brickell. Bueno pagá 30 o 40 mil dólares de renta. Yo les digo, andáte a la Pequeña Haità o andáte al peor lugar porque si vos haces un buen laburo, la gente va a ir y vas a pagar 3 mil de renta. A veces veo que vienen muchos socios, yo soy uno solo, hoy no pago renta y me cuesta.
¿Cómo fue que los famosos empezaron a elegir Prima Pasta?
El inicio fue que yo ya venÃa trabajando con celebridades y siempre cuidamos mucho la privacidad y la tranquilidad de la gente que venÃa a comer. Las celebridades argentinas que eran perseguidas por la prensa, acá estaban cuidadas. Pero también venÃa Michael Jordan y morfaba tranquilo.
Messi conoce hace más de 10 años el lugar, pero cuando vino a firmar el contrato con el Inter vino a comer acá porque ya conocÃa.
SÃ, antes de eso habÃa venido a jugar la Copa América, o no sé qué habÃa pasado, y también se habÃa venido para acá. Pero todo empieza en 2010 o 2011, que Lio vino a festejar su cumpleaños.
¿Te llamó Jorge?
Ahà yo no conocÃa a nadie. Llamó Leo directamente y habló con un chico. Entonces me dicen que venÃan para acá, que eran catorce personas. Le pregunto si habÃan dejado un teléfono o algo, me dice que no. Y bueno, por suerte tenÃamos el saloncito disponible. Y llegaron. Ese dÃa fue un quilombo porque yo me tenÃa que ir y no estuve. Y lo volvieron loco, habÃa fotos por todos lados, pero Leo es feliz acá. Después de eso empezaron a venir diferentes personajes del fútbol recomendados por ellos. Leo vino en total 5 o 6 veces pero el padre empezó a venir muy seguido. También tuve reuniones con el personal. Hablé con ellos y les di un ultimatum: yo los adoro a ustedes pero si me entero de que uno mandó un mensaje para avisar que está Messi y se acerca alguien acá comiendo... Te recomiendo que disfrutes y lo veas y lo saludes, porque de eso se trata Prima Pasta, en darle tranquilidad. Las reuniones son intensas con todo. Y asà fue, comieron, lo saqué por atrás. Y la última vez, Lionel ya quiso entrar por adelante.
¿Cómo cambió Miami desde que Messi es la estrella?
Se volvieron locos. Era mi cumpleaños justo ese dÃa, el de la firma del contrato, y justo me llama Jorge para avisarme que venÃan seis. Jorge me pide hablar conmigo primero, que llegarÃa él antes para ver cómo harÃa Leo para entrar. Después de eso, yo me saco una foto con él, vamos a la oficina, tocamos la baterÃa, jodemos, hablamos. Y cuando salimos habÃa muy poca gente, gente que se habÃa juntado porque lo vieron cuando entró por adelante. Yo puse la foto en Instagram. Cuando me despierto al otro dÃa, me encuentro con el récord histórico de mensajes, desde ESPN a CNN, futbolistas que ni sé de dónde sacaron mi teléfono, instagramers. Era una revolución. Ahà me pregunté qué hice, ¿la cagué yo? Vinieron, pusieron cámaras por todos lados. Volvà a hablar con todo el personal, les pedà que nadie entre al restaurante. Esta familia me mata, me asusté un poco.
El fútbol en Miami no era tan popular antes de Messi.
Terrible. Lo lindo es que no solo le interesó a los hispanos sino los americanos enloquecieron también. Todo el mundo.
¿Qué es para vos la música? Se sabe que tocaste con Lenny Kravitz, con René de Calle 13.
Es un hobby total. Y esto de tener una guitarra y boludear y decir cualquier cosa...Fue más lo que comimos, hablamos y jodimos que lo que toqué, porque se ha puesto a tocar la banda acá y yo agarraba una guitarra y boludeaba. Pero han pasado muchÃsimas bandas, me hice amigo de muchos músicos. Con mi querido amigo René es imposible tocar, porque él no toca la guitarra, pero yo hago algún ritmo, y él va tirando algunas cosas. Nos divertimos mucho.
Estuviste seis años ilegal. Estados Unidos necesita trabajadores pero no es fácil regularizar la situación legal.
Con esta presidencia de Biden, es un tsunami de gente entrando sin papeles. Entran 90 o 95% de personas que necesitan, lo preocupante es ese resto. Inversionistas sacan los papeles como si nada, los artistas también, le dan la residencia, los hacen ciudadanos. De repente, millones de personas que conozco que vienen, son inteligentes, se casan con alguien, le pagan 10 mil dólares y ya tienen los papeles.
Para el que llega a trabajar y arranca de cero es distinto.
Yo agarré los papeles después de 6 años de estar acá. Pero mucha gente viene y labura en lugares donde pueden trabajar sin papeles. Ahorran, consiguen la plata y se casan. Incluso se terminan enamorando.
¿Cómo es la gente que trabaja acá con vos, cómo les va a ellos, más allá de que puedan sentirse muy cómodos trabajando acá?
Hay de todo. Tengo una rusa, un chico ucranicano. Gente de Colombia, Perú, Argentina, Uruguay, de El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Cuba. Es una ensalada. Lo que tiene Prima Pasta es que hace ya 5 años que hay un equipo muy estable, consolidado. Tienen mucha experiencia, estas personas están capacitadas a un nivel muy alto para atender este salón y entonces hacen muchÃsimo dinero. Un camarero laburando acá, 5 o a veces 6 noches, al mes puede sacar 8 mil dólares, 2 mil a la semana, entonces cuidan su trabajo. Yo he hecho muchas reuniones para enseñarles cómo poder comprar una propiedad. No importa que sea un pañuelito, la cosa es comprarla. Y nunca sacar un crédito sobre esa propiedad, sino trabajar en pagarla lo antes posible. Porque esa es la única herramienta que vas a tener, pase lo que pase, como ahorro, como renta, o incluso para vivir ahÃ. Hay 60 empleados en total, trato de tener siempre de más para que nadie labure más de 5 dÃas en lo posible.
Los argentinos obviamente tienen una fama diversa. ¿Cómo se ve a los que vienen a trabajar? ¿Hay un plus que se busca y se valora o hay un prejuicio?
Ahora sÃ, pero en una época se habÃa corrido en Miami y Nueva York una bola muy grande de fanfarrones, arrogantes, agrandados. Eso fue desapareciendo. Porque el argentino tiene quÃmica, tiene gracia, es descendiente de algún europeo. Parecido al italiano, que es muy comprador, siempre te hace algún verso y quizás no tiene nada.
¿En qué dirÃas que se diferencia la comunidad argentina de otras?
La vestimenta, la forma de comer, cierta elegancia. Lo que sà me gustarÃa educar al argentino que están con el problema gravÃsimo de escuchar el teléfono en altavoz. O hablan a los gritos, es terrible. Los tengo entrenados a los camareros para que se acerquen y hagan sacarle el speaker. O le dan a los nenes los aparatos con el volúmen al mango.
Hay algo que te sigue uniendo mucho con Argentina.
Siempre dejé todo por un cliente argentino. En el 2001, con la crisis, hice un entrenamiento con todo el equipo para que, cuando viniera un argentino, habÃa que atenderlo de una manera diferente para que no gaste dinero. Si venÃan dos personas, les decÃamos que podÃan compartir un plato. Y les regalábamos un appetizer, y dos bellinis, y el postre. Asà a todos. Hicimos un montón de amistades, de relaciones. En esa época venÃa mucha gente, gente con valijas acá a la puerta.
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