El organigrama no da cuenta de la relevancia de la Secretaría de Relaciones Económicas con el Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, pero su función es clave al punto tal que se considera que quien está a cargo de esta área es el número dos de la Cancillería. Máxime ahora que lo que se busca es atraer inversiones y canalizarlas hacia la producción en sectores estratégicos.

Sin embargo, entre la Jefatura de Gabinete y la Cancillería hay una pulseada que ya se cobró varias víctimas. La primera fue la que iba a ser la Agencia de Promoción de Inversiones y Comercio Exterior, a cargo de Marcelo Elizondo y bajo la órbita del Ministerio de Producción.

Sin embargo, Susana Malcorra no estaba dispuesta a ceder los agregados comerciales de las embajadas a costa de la Agencia. Elizondo dio un paso al costado y nació la Agencia de Promoción de Inversiones (sin Comercio Exterior) a cargo del que iba a ser vice de Elizondo, Juan Procaccini, un empresario de excelente reputación en el mundo de las inversiones financieras.

Otro hombre con un currículum fuerte en finanzas es Horacio Reyser. Reyser, el hombre mencionado durante la campaña para la Secretaría de Relaciones Económicas con el Exterior es cercano al vicejefe de Gobierno, Mario Quintana. Pero, según pudo saber LPO, en Cancillería preferirían a alguien de la confianza de Malcorra. Mientras que los orgánicos del PRO como Quintana o el ministro de Producción, Francisco Cabrera, prefieren a alguien de su riñón. Y, de ser posible, de perfil productivista.

De momento, Reyser no asumió y la Cancillería sigue con el puesto vacante pese a que personas con capacidad de gestión exterior para el cargo abundan. Y ahora que se cierra el capítulo con los holdouts y se espera el ingreso masivo de capitales, apremia que la Cancillería y la Jefatura de Gabinete den por cerrada la disputa y designen un Secretario.

Además, como Malcorra es candidata a la Secretaría de la ONU, a fin de año podría dejar su cargo, por lo que, una fuente consultada por LPO especuló que la pulseada persiste porque, quien sea el número dos de Cancillería lo que está en juego es el eventual pase a titular de Cancillería.