El candidato a la Corte Suprema Carlos Rozenkranz soportó estoico la presión de los senadores kirchneristas durante la audiencia en el Senado, donde detalló sin pestañar sus vínculos con el Grupo Clarín, Farmacity y Ledesma.
“Me excusaré porque creo que hay razones de decoro que así lo indican aún cuando no dudo en modo alguno de la imparcialidad con que puedo analizar los casos que traigan ante los estrados del tribunal", se atajó Rosenkrantz ni bien comenzó la audiencia, ante la hipótesis de que alguno de sus clientes le vea la cara en la Corte Suprema.
Además de Clarín, su estudio jurídico defendió al diario La Nación, el Grupo De Narváez, Carbap y Mac Donaldal’s, que defendió de aquella denuncia por vender hamburguesas contaminadas.
Sabía que no tardaría en responder sobre su cercanía a Clarín, que como reveló LPO ni bien se conoció su candidatura, es un filtro para el apoyo de los kirchneristas duros, un grupo que ya junta 16 de los 39 miembros del FpV.
Es un número relevante, porque con sólo 25 votos en contra un juez no logra los dos tercios requeridos en la Cámara alta. Además, se agrega que las senadoras continúan el reclamo para cubrir al menos una de las vacantes con una mujer.
“Soy un varón pero tendré empatía”, respondió cuando le plantearon la cuestión de género. “Cuando mi hija era chica me decía ‘Mapa’”, buscó conmover, sin mucho éxito, a la sanjuanina Marina Riofrío, del FpV y presidenta de la banca de la mujer.
“Nunca le hubiera dicho ‘Pamá’”, le respondió, ya sobre el final, la tucumana Beatriz Mirkin, otra de las militantes del cupo femenino. Como en la audiencia del Horacio Rosatti, la ONG mujeresenlacorte.org volvió a alterar el Salón Azul con aplausos, lideradas por Marcela Durrieu.
En amplio salón azul del Senado, Rozenkranz fue más hábil que Rosatti y dijo que hubiera jurado como juez sin acuerdo del Senado, pese a que el decreto de Macri le permitía hacerlo.
“Dadas las circunstancias, la asunción no hubiera sido una posibilidad para mi”, le respondió a Nancy González (FpV).
El jueves, ante esa pregunta, Rosatti recordó que no estaba impedido de ir a la Corte y los peronistas le respondieron con un duro cuestionario de seis horas.
Rozenkranz no superó ese tiempo, cuando se esperaba que lo acribillen como a nadie. Aclaró que no rechaza la aplicación de medidas de organismos internacionales de Derechos Humanos, como denunció el Cels, sino que cree que primero debe regir el derecho local.
Se sumó al clamor para que los jueces paguen ganancias, pero fue uno más de los que arrugó cuando Liliana Negre de Alonso le preguntó si abonaría ese impuesto en forma voluntaria.
Como era de esperar, Virginia García, cuñada de Máximo Kirchner, le recordó a Rozenkranz su vínculo con Clarín. Metódica, corroboró primero su relación con la Asociación de Defensa de la Competencia (ADC) y le exigió precisiones sobre el fallo que esa ONG obtuvo a favor de Fibertel.
“ADC la armamos para estudiar transiciones democráticas y una de las misiones fue defender la competencia. Cuando a Fibertel no la dejan operar las comunicaciones quedaron para Speedy y Arnet, empresas extranjeras cuyos dueños estaban por fusionarse”, recordó.
García lo obligó a contar que lo llamaron de Fibertel porque ya trabajaba para Cablevisión, la empresa más fuerte del Grupo Clarín.
La jujeña Liliana Fellner también lo atacó con Clarín, cuando le pidió opinión sobre los fallos contra la ley de medios que favorecieron al multimedio.
“Los jueces definen sobre cuestiones de constitucionalidad”, respondió, para evitar hablar del tema. Inmóvil, se excusó de responder sobre el decreto que eliminó la ley de medios y la de Argentina digital para crear la Enacom.
El ataque más inesperado lo sufrió de la camporista mendocina Anabel Fernández Sagasti. Le enrostró haber recibido donaciones para la Universidad de San Andrés de Nelly Blaquier, la esposa de Carlos, dueño del Ingenio Ledesma.
No esperaba que la senadora le preguntara que haría cuando trate la causa contra Carlos Blaquier por complicidad contra la dictadura. “No tengo ningún vinculo. Recaudé de las empresas para ponerlo al servicio de los docentes y becas. No podría excusarme porque no fue una donación personal”, respondió. "¿Y que opina de los cómplices civiles de la dictadura?", contraatacó la joven senadora. "No puedo responder en abstracto", cerró el abogado.
Rozenkranz sí estaba preparado para defenderse de la impugnación que le hizo el Colegio de Farmacéuticos bonaerense por su cercanía con la empresa Farmacity, cuyo ex Ceo, Mario Quintana, es nada menos que el coordinador del jefe de Gabinete.
“Fui contratado para defender una cuestión de policía entre nación y provincia. Obvio que me excusaré si llega a la Corte”, respondió.
El santafesino Omar Perotti, del FpV, lo incomodó al recordarle que recibió un jugoso contrato de la provincia de Santa Fe en 2008, que la Legislatura de esa provincia nunca pudo conocer. “Si la otra parte lo acepta lo mostraré”, prometió Rozenkranz. Ángel Rozas y Luis Naidenoff lo defendieron. Por primera vez le había hecho falta.
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