La visita de Matteo Renzi, el único primer ministro italiano que pisó la Argentina en 18 años, fue meramente protocolar y sin anuncios de inversiones como se hablaba en la previa.

Horacio Rodríguez Larreta había anticipado ayer que habría un anuncio muy importante y todos apuntaron a la reactivación de la postergada obra del soterramiento del tren Sarmiento, puesto que el propio Renzi pidió visitarla y en el Ejecutivo se apresuraron a adelantar que la obra se reanudará en septiembre.

Mauricio Macri le preparó a Renzi un acto junto a Larreta y María Eugenia Vidal en la estación de trenes de Haedo. Pero finalmente el italiano sólo se limitó a recorrer una obra parada, algo insólito para una reunión bilateral que no ocurría desde hacía casi dos décadas.

Los mandatarios no hablaron a la prensa en Haedo. El único que hablo del proyecto fue el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, que anunció que "las obras ya se han comenzado, hay que comenzar a fabricar las dovelas, que son las que cubren el futuro túnel, y una vez fabricadas, se realizarán los ajustes técnicos a los tuneladores, en forma paralela al sistema que extrae la tierra". 

Lo más importante, sin embargo, aún no se resolvió: las empresas que integran el consorcio que hará el soterramiento aún no tienen la información de que Dilma Rousseff haya liberado el crédito por 1500 millones de dólares para la primera etapa de la obra, que será financiada por el Bndes brasileño.

Renzi recorrió La Bombonera con Angelici.

Sin preguntas

Como sea, Macri y Renzi llegaron al Salón Blanco de la Casa Rosada cerca de las 13, en donde la prensa argentina y la internacional aguardaba expectante desde las 10.30 a la espera de respuestas.

Pero en la Rosada tampoco hubo espacio para las preguntas de la prensa y Macri y Renzi se limitaron a agradecerse mutuamente por el encuentro. Sin dar detalles, Macri mencionó posibilidades de inversión en sectores como "energía, ferroviario, agroalimentario, ingeniería, satelital y espacial".

Cordero con Gildo                                                         Antes de partir a Italia, Renzi disfrutó de un almuerzo en el museo del Bicentenario junto a 300 invitados, que comieron ensalada caprese, cordero patagónico y helado.                                           Entre ellos estaban los gobernadores kirchneristas Gildo Insfrán, Juan Manzur y Gustavo Bordet.

Renzi ensayó un anuncio al adelantar que en junio vendrán a la Argentina unos 300 “emprendedores” italianos para analizar posibilidades de inversión y que en marzo vendrá el ministro de Cultura de Italia. Tanto esa visita como el sondeo de Pymes italianas lejos está de ser un anuncio importante de inversión real, como había dejado entrever Larreta.“No era el motivo del viaje anunciar inversiones, sino renovar el vínculo”, señalaron a LPO desde Casa de Gobierno.

Los mandatarios tampoco se pronunciaron sobre la posible vuelta de la estatua de Colón a la plaza homónima que está detrás de la Rosada, como había deslizado Clarín.

Las expectativas quedaron puestas en la presencia de ayer en la embajada italiana de Francesco Starace, CEO de Enel, la única empresa mencionada por Renzi en la Rosada que es controlante de la eléctrica Edesur y de Mauro Moretti, CEO de Finmeccanica, el segundo grupo industrial más grande de Italia.

En hechos tangibles, la visita de Renzi se limitó a un paseo por una obra parada, por La Bombonera, en donde se comprometió junto a Daniel Angelici a “evaluar intercambios relacionados al deporte social” y a una foto con Macri para distinguirse, por ahora sólo protocolarmente, de las gestiones anteriores.

El propio jefe de gabinete, Marcos Peña, confirmó que la visita no dejó ningún anuncio concreto y se limitó a enumerar una serie de buenas intenciones y generalidades a futuro.