Cristina Kirchner recibió a los diputados del Frente para la Victoria pero prefirió no anticipar si quiere que Juliana Di Tullio siga siendo jefa de bloque desde el 10 de diciembre, cuando sean la primera minoría de la Cámara ya durante el gobierno de Mauricio Macri.

Lejos de su hostilidad habitual, Cristina les pidió “una oposición constructiva” y no “obstruccionista”, como definió a la que tuvo durante sus ocho años de gestión.

“Seguinos conduciendo, Cristina”, le gritaron algunas diputadas, ante el silencio de la mayoría. Los más cercanos a los gobernadores no están dispuestos a avalar la continuidad de Di Tullio ni menos la de Axel Kicillof o Julio De Vido, otros cristinistas que se mencionan como conductores.

Los gobernadores, capaces de sumar la mitad del bloque, amenazan con romperlo sino le permiten ubicar al jefe. Proponen a José Luis Gioja, pero el sanjuanino no está tan interesado.

Informada, Cristina solicitó “la unidad del peronismo”, pero no encontró respuesta. Todas esperaban definiciones que no llegaban.

La presidenta también se mostró preocupada por el fallo de la Corte Suprema que obliga a Anses a devolver fondos a las provincias. “Tenemos que defender los derechos que obtuvimos estos años”, exigió.

Mañana será el turno de los senadores nacionales, quienes hoy sesionaron, prevén hacerlo el 9 de diciembre, pero no con los temas que busca Cristina.

Esta tarde le frenaron la ley de juventud que pide Máximo para crear cinco organismos que contengan a sus militantes. Cristina difícilmente pueda achacárselos.