Opinión
El poder del Congreso y la fragilidad de Lula
Por Marco Bastos
Lula fracasó en el intento de regular los contenidos de las grandes tecnológicas. Es la primera derrota ante un Congreso de demuestra su poder de fuego.

 El suceso político más relevante de las últimas semanas en Brasil fue la derrota de Lula en la Cámara de Diputados en su intento de aprobar una regulación sobre noticias falsas en las redes sociales, un tema que adelantó LPO en marzo. 

El gobierno se vio obligado a retirar el texto de la discusión al no poder reunir el apoyo de la mayoría de los diputados a una propuesta que creaba un órgano regulador que supervisaría las políticas de moderación de contenidos de las empresas de redes sociales. De esta manera, Lula perdió la disputa contra la coalición formada por las Big Techs (Meta, Google, Twitter y Telegram), la derecha de Bolsonaro e incluso algunos sectores de centro.

El episodio fue una prueba más de la fragilidad política del gobierno. Cien días después del inicio de la legislatura, el Gobierno de Lula no ha conseguido aprobar ninguna agenda relevante en el Congreso. Cabe destacar, que el oficialismo espera el apoyo del Congreso para la enmienda fiscal que habilite el techo de gastos y, lo que hoy parece una utopia, prepara una reforma tributaria y laboral.  El episodio también ilustra la dificultad de los gobiernos para entrar en disputas con gigantes del sector tecnológico.

Lula ultima detalles para presentar una ley contra las "fake news" que regule los contenidos digitales 

La justificación del proyecto de ley 2630 o "Ley Brasileña de Libertad, Responsabilidad y Transparencia en Internet", promovido por el gobierno, era controlar el flujo de noticias falsas y delitos en las redes sociales. Entre los delitos figuran la apología del nazismo (que va en aumento), la violencia contra las minorías, las campañas de desinformación que pretenden legitimar un golpe de Estado o matanzas en manos de jóvenes influenciados por esas ideas. 

Por ejemplo, en Telegram es fácil encontrar canales con material neonazi, que difunden teorías conspirativas sobre las vacunas y perfiles que alaban a tiradores que entran en escuelas y asesinan a niños -la tradición estadounidense de los tiroteos en escuelas ha llegado a Brasil. Discord, una plataforma de chat utilizada principalmente por adolescentes, también es un campo abierto para la difusión de este tipo de contenidos. 

La justificación del proyecto de ley 2630 o "Ley Brasileña de Libertad, Responsabilidad y Transparencia en Internet ", promovido por el gobierno, era controlar el flujo de noticias falsas y delitos en las redes sociales. Entre los delitos figuran la apología del nazismo (que va en aumento), la violencia contra las minorías y las campañas de desinformación que pretenden legitimar un golpe de Estado

El profesor de Derecho Constitucional Lucas Paulino, partidario de la "ley de las fake news", dijo a LPO que "Brasil ha sido víctima de una fuerte campaña de desinformación en los últimos seis años" y que "el modelo actual, sin ninguna regulación de las redes sociales, ha demostrado fallos de mercado al estimular la radicalización y la polarización en la sociedad".

El ejemplo más visible del alcance de las fake news, que crean una realidad paralela, fue el 8 de enero, cuando los bolsonaristas asaltaron el palacio presidencial, el Congreso y el Tribunal Supremo llamando a un golpe militar y retransmitieron sus acciones en directo por Facebook e Instagram. Sus acciones se basaban en teorías conspirativas sobre las urnas electrónicas.

¿Por qué Meta -propietaria de Facebook e Instagram- no ha retirado este contenido descaradamente violento y difusor de noticias falsas? Para João Archegas, investigador senior del Instituto de Tecnología y Sociedad, "no podemos saber si las Big Techs no pueden disminuir las fake news porque no quieren o porque no pueden por falta de capacidad operativa. Como actualmente no existe una regulación para el sector, el entorno normativo es opaco. Los gigantes de Internet dicen que eliminan los contenidos violentos y las noticias falsas, pero nadie puede verificar que realmente lo hagan. Una buena regulación debería resolver este problema.

El poder del Congreso y la fragilidad de Lula

Según Archegas, lo ideal sería una regulación minimalista, con un mecanismo en el que las empresas de internet presentaran informes periódicos sobre las medidas que están tomando para combatir las noticias falsas en sus plataformas. El Estado sólo tendría un papel de hacer sugerencias. 

Los gigantes de Internet dicen que eliminan los contenidos violentos y las noticias falsas, pero nadie puede verificar que realmente lo hagan. Una buena regulación debería resolver este problema

Con este marco, la propuesta del gobierno fracasó por dos razones: la articulación del gobierno fue pobre y la coalición que se formó entre la oposición de Bolsonaro y las Big Techs logró imponer el relato de "ley de censura". 

Lula se equivoca en el armado político

El ponente de la propuesta en la Cámara fue el diputado del Partido Comunista de Brasil Orlando Silva, que ya ocupó un ministerio en los pasados gobiernos de Lula. La estrategia de Silva (sin relación con Lula da Silva) para conseguir más apoyo en el Congreso fue incorporar varias sugerencias al texto.

Uno de los temas añadidos fue cómo las plataformas de redes sociales tendrían que pagar a los medios de comunicación por los contenidos periodísticos que pasan por sus canales. La dificultad ahí era decidir qué es "contenido periodístico". Muchos sitios que se hacen pasar por portales de noticias no son más que vehículos de propaganda política. Otro artículo añadido al texto decía que los diputados y senadores tendrían inmunidad para propagar noticias falsas en sus redes sociales, bajo el argumento de la libertad de expresión de los representantes electos. Este punto despertó gran rechazo y sectores centristas que no son opositores viscerales de Lula.

El vocero de Lula: "Me gustaría mucho que Alberto sea reelecto"

Incorporar temas a un proyecto de ley que no están relacionados con el tema central de la propuesta es una vieja táctica de intereses sectoriales y lobbies en el congreso brasileño. El error de articulación del diputado Orlando Silva fue permitir que entraran en el texto tantos temas laterales. En lugar de aumentar el apoyo, esto aumentó los frentes de crítica al proyecto, que se volvió demasiado amplio.

En ese marco, Vitor Barros, consultor de Concordia Public Affairs, una de las mayores consultoras de Brasilia, planteó a LPO que el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, sabía que el proyecto no tenía los votos para ser aprobado, pero lo sometió a votación para hacer una demostración pública de fuerza ante el gobierno y exponer su debilidad. 

Mark Zuckerberg.

Lira es el líder del Centrão, un bloque de partidos conservadores que cuenta con cerca del 50 por ciento de los votos en la Cámara. En los primeros gobiernos de Lula, entre 2003 y 2010, el Centrão votó con el Gobierno a cambio del control de ministerios, empresas estatales y espacio en el presupuesto federal. Sin embargo, los cambios legislativos de la última década aumentaron mucho la parte del presupuesto que debe asignarse obligatoriamente a diputados y senadores, para que puedan decidir qué obras hacer en sus bastiones electorales. Con ello, el Ejecutivo perdió la mayor parte del poder de negociación que tenía a la hora de negociar con el Legislativo. 

La propuesta del gobierno fracasó por dos razones: la articulación del gobierno fue pobre y la coalición que se formó entre la oposición de Bolsonaro y las Big Techs logró imponer el relato de "ley de censura".

Uno de los mayores riesgos políticos del Brasil de 2023 es que Lula y sus ministros crean que están gobernando el Brasil de 2003 a 2010, cuando en realidad el campo de juego ha cambiado mucho. 

La segunda causa del fracaso del gobierno en el Congreso fue que el bolsonarismo logró imponer en el debate la narrativa de que la propuesta oficializaba la "censura" y que el órgano gubernamental que se crearía para regular las redes sociales sería un "Ministerio de la Verdad" orwerlliano.

Paulo Pimenta, Secretario de Comunicaciones e impulsor de la ley.

El bolsonarismo se apoyó en el lobby de las Big Techs, en una alianza que resultó bastante fuerte. Mientras el asunto se debatía en el Parlamento, Google colocó como primer resultado en la búsqueda sobre el tema un artículo crítico al proyecto de ley.

El gobierno vio un abuso de poder por parte de Google, un monopolio en la búsqueda de información en Internet. El relato era la de una batalla entre un gobierno progresista latinoamericano contra un gigante estadounidense aliado con la extrema derecha. 

La segunda causa del fracaso del gobierno en el Congreso fue que el bolsonarismo logró imponer en el debate la narrativa de que la propuesta oficializaba la "censura" y que el órgano gubernamental que se crearía para regular las redes sociales sería un "Ministerio de la Verdad" orwerlliano

El ministro de Justicia, Flavio Dino, pidió a la Secretaría Nacional de Defensa del Consumidor, un organismo bajo su órbita, una sanción para Google. En política cada uno lucha con las armas que tiene. El resultado fue reforzar el discurso de los críticos, incluso para sectores del centro, que el gobierno era el que abusaba de su poder.

Pedro Menezes, centrista y fundador del Instituto Popular de Mercado, dijo a LPO que "no es razonable decir que estábamos a las puertas de una dictadura". El proyecto no instauraba una policía secreta y Lula no es Vladimir Putin", como la caricatura de la oposición describe al presidente brasileño. Además, la extrema derecha bolsonarista gritaba "censura" cuando lo que quería era una dictadura en el país. A pesar de la contradicción, quien logró posicionarse al lado de la "libertad" en este caso fue el bolsonarismo.

Sin embargo, Menezes cree que el proyecto tenía varios problemas. Esto demuestra que el gobierno no dialogó con centristas y liberales. En su lugar, el relato de la izquierda era que "si estás en contra de este proyecto de ley eres un fascista". No se puede construir ni un debate ni una coalición sobre esas bases.

Una encuesta reciente mostraba que 9 de los 10 diputados con más participación en las redes sociales son bolsonaristas y sólo 1 pertenece a la base de apoyo de Lula. Como bien señaló Menezes, Lula y sus ministros más cercanos son jugadores experimentados, pero son políticos del siglo XX. Cuando Lula ganó la presidencia por primera vez en 2002, no existía Facebook. 

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