Poder
El misterio de Peter Thiel, el rey libertario de las startups que es capaz de financiar mil campañas de Trump
Fortaleza republicana en Silicon Valley, el magnate promueve a los teóricos de ultraderecha que cuestionan el capitalismo y la democracia. Su poder, sus tentáculos y su gran contradicción.

El 8 de marzo el departamento de policía de Miami encontró el cuerpo de Jeff Thomas, un influencer en redes sociales y modelo que mantuvo, en los últimos años, una relación con Peter Thiel, el financista de Silicon Valley que donó millones a la campaña de Donald Trump en 2016. Según The Intercept, la muerte está siendo investigada como un suicidio por las autoridades correspondientes. Al momento de su fallecimiento, Thomas ya no estaba vinculado románticamente a Thiel, y él mismo no se encuentra bajo sospecha de las autoridades. Muy reservado sobre su vida privada, Thiel contrajo matrimonio con Matt Danzeisen, un empleado del estudio de inversión Thiel Capital, en 2017.

Thiel es, para muchos, uno de los grandes misterios de Silicon Valley y un centro innegable de poder dentro del ecosistema tecnológico mundial. Nacido en Alemania en 1968, pasó parte de su infancia en Sudáfrica y, eventualmente, se dirigió a Stanford University, donde estudió filosofía bajo el célebre crítico literario René Girard. Allí, en 1987, fundó la Stanford Review, una revista estudiantil caracterizada por su conservadurismo, en respuesta a las demandas de la ‘rainbow coalition' de estudiantes de minorías en Stanford. La revista continúa activa, y Thiel se mantiene cercano a la misma.

Luego de graduarse, Thiel estudió abogacía en Stanford, trabajó para bancos de inversión en Nueva York, escribió un libro en contra de la ‘diversidad' en los campus universitarios y fundó un fondo de inversión con dinero que le prestaron amigos y familia. Eventualmente volvió a la bahía de San Francisco y se convirtió en el CEO de una start-up de tecnología financiera cuyo principal producto era PayPal, un sistema de pagos por Internet. Luego de sobrevivir a la burbuja dot-com y fusionarse con X.com, la compañía de Elon Musk que había desarrollado un producto equivalente, eBay compró PayPal en octubre de 2002. Thiel recibió alrededor de U$S55 millones por la venta.

El libertario Peter Thiel, el gran protagonista oculto detrás de la caída del Silicon Valley Bank

Con ese capital, Thiel fundó en el 2002 un nuevo fondo de inversión, Clarium Capital, y Palantir Technologies, una compañía de recolección y análisis de datos que, al momento de redacción, está valuada en U$S 18 mil millones. Dirigida por Alex Karp, uno de sus cofundadores, la organización desarrolla varios programas de análisis informático y trabaja principalmente en colaboración con el brazo inversor de la CIA, In-Q-Tel, otras agencias de inteligencia, el departamento de defensa, departamentos de policía, y algunas organizaciones privadas de los sectores financieros y de salud.

La celebridad de Thiel crecía ya a pasos agigantados dentro del mundo de la tecnología por su rol protagónico dentro de la llamada "Mafia de PayPal", el grupo de exejecutivos de la empresa que permanecieron en el centro absoluto del mundo Silicon Valley luego de salir de la misma. Era incipiente su rol como ‘inversor ángel', figura clave dentro del ecosistema de start-ups de Silicon Valley que facilita el pasaje para una start-up desde un pequeño proyecto de garaje a una verdadera compañía. En este rol, Thiel en el 2004 haría la que sería su inversión más célebre y exitosa: U$S500,000 a cambio del 10.7% de Facebook, en aquel entonces una empresa pequeña pero prometedora. Un año más tarde fundó con Sean Parker-creador de Napster y primer presidente de Facebook-y otros colaboradores el Founders Fund, un fondo de inversión dedicado a financiar el desarrollo de start-ups. Invirtió así en compañías como AirBnB, TransferWise, Stripe, SpaceX, y más, además de tomar un interés agresivo en las criptomonedas y en el desarrollo de software de reconocimiento facial utilizado por fuerzas de seguridad y ampliamente criticado por su invasivo descuido por la privacidad individual.

En un ambiente tecnológico de California casi íntegramente demócrata y que se considera a sí mismo progresista, Thiel es una fortaleza republicana. 

Para mediados de los 2000, Thiel era ya un milmillonario y una de las personas más poderosas de Silicon Valley, famoso tanto por su instinto comercial al identificar start-ups prometedoras como por su orientación política. En un ambiente tecnológico de California casi íntegramente demócrata y que se considera a sí mismo progresista, Thiel es una fortaleza republicana.

A lo largo de los primeros años de su carrera, y en paralelo a la misma, ha escrito textos extensos y esotéricos que cruzan imágenes bíblicas con las teorías de su maestro, René Girard, textos clásicos y helénicos, y las ideas del filósofo conservador de origen alemán Leo Strauss.

El misterio de Peter Thiel, el rey libertario de las startups que es capaz de financiar mil campañas de Trump

Strauss, fundador de la escuela intelectual que lleva su nombre, creía entre otras cosas que los filósofos escondían el ‘significado verdadero' de sus textos entre líneas, y que solo aquellos entrenados para extraer esas significaciones podían producir verdadero conocimiento. A fines de los años 90 publicó su primer libro, The Diversity Myth [El mito de la diversidad], junto con David O. Sacks, un ataque al ‘multiculturalismo políticamente correcto' que, según Thiel, imperaba sobre los campus universitarios-particularmente el de Stanford-e impedía el verdadero aprendizaje de sus estudiantes. Su texto "The Straussian Moment" [El momento straussiano], originalmente una ponencia en la conferencia sobre ‘Política y el apocalípsis' que organizó en Stanford, partía de que los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 exhibieron el fracaso de las políticas económicas del capitalismo occidental, y planteaba que en un mundo post-11/9 la única manera de preservar la democracia era a costa de la libertad.

Para Thiel, el atentado de Osama Bin Laden y sus seguidores había traído la guerra religiosa al Occidente secular, lo cuál solo podría contrarrestarse cuestionando y desplazando el fallido pensamiento iluminista. Unos años más tarde, luego de la crisis del 2008, Thiel publicó un ensayo breve titulado "The Education of a Libertarian" [La educación de un libertario], en el que criticaba la intervención estatal después de la ‘Gran Recesión' del 2009 y reafirmaba la incompatibilidad entre libertad (individual) y democracia. Parte clave del ‘lore' de Thiel, el ensayo afirma que la última crisis ‘bien resuelta' fue la (mayormente olvidada) de 1920, ya que allí no intervino el Estado para su resolución; una vez que las mujeres tuvieron derecho al voto y que el Estado de bienestar creció masivamente con el New Deal, un fervor económico como el de la década del 20 se volvió imposible.

Tras la crisis de 2008, Thiel publicó el ensayo "La educación de un libertario" para criticar la intervención estatal y reafirmar la incompatibilidad entre libertad (individual) y democracia. Para él, la última crisis ‘bien resuelta' fue la de 1920, ya que allí no intervino el Estado.  

El interés de Thiel por corrientes intelectuales que podrían llamarse reaccionarias y marginales, y que han sido llamadas fascistas, se acrecentó en la última década, y el financista se ha acercado, entre otros, al ensayista y programador ‘neoreaccionario' Curtis Yarvin. Yarvin, que también escribe bajo el seudónimo ‘Mencius Moldbug,' adquirió prominencia en círculos de derecha por su defensa del monarquismo, rechazo del capitalismo y la democracia, racismo, y misoginia entre otras cosas, y gracias al apoyo de Thiel se convirtió en uno de los principales teóricos de la derecha post-Trump del partido republicano. Ambos creen que la narrativa según la cual el siglo 20 se ha caracterizado por el benevolente poderío americano que ha maximizado el bien en el mundo mediante la difusión del capitalismo y la democracia liberal no es más que un cuento.

Para ellos, la tecnología, poderosa contra las fuerzas del mal, entre las que incluyen al Islam, las minorías etnorraciales y génerosexuales, y el partido demócrata, está estancada, y no ha cumplido su promesa emancipatoria.

Thiel y el programador 'neoreaccionario' Curtis Yarvin creen que la narrativa según la cual el benevolente poderío americano ha maximizado el bien mediante la difusión del capitalismo y la democracia liberal no es más que un cuento. Para ellos, la tecnología no ha cumplido su promesa emancipatoria.

Sus intereses son, además, amplios, pero comparten su acérrimo individualismo y un corte eugenésico: ha invertido millones en la Methuselah Foundation, que promete extender la vida humana por cientos de años, y en establecer comunidades marítimas autónomas según la visión de Patri Friedman, nieto del economista neoliberal y premio Nobel Milton Friedman.

En la recta final, Thiel y Trump ponen todo para blindar a sus candidatos en Ohio y Arizona 

Curiosidad no es lo único que manifiesta Thiel respecto a estas ideologías, ya que ha destinado parte de su fortuna a financiar campañas republicanas de variada índole, unidas por un fuerte impulso anti-establishment. En el 2008 apoyó la campaña de John McCain luego de que Ron Paul perdiera la primaria, y en el 2012 financió las también fallidas apuestas presidenciales de Ron Paul y Ted Cruz, dos candidatos del ala derecha del partido republicano cuyas propuestas tenían un fuerte componente cultural, y con las que Thiel estaría en desacuerdo, entre ellas anti-matrimonio igualitario y anti-legalización del cannabis.

Quizás su relación más famosa haya sido con Donald Trump, a quien Thiel donó millones en el 2016, además de dar un discurso en la Convención Nacional Republicana que confirmó a Trump como candidato. Si bien Thiel redujo fuertemente su apoyo en el 2020, su compromiso con la derecha se ha mantenido: en el 2014, Thiel escribió un libro sobre start-ups con su exestudiante y en ese momento empleado, Blake Masters, titulado Zero to One. En el 2022, luego de pasar años como empleado de Thiel, Masters se lanzó a la política con una retórica violenta, homofóbica, y focalizada en la ‘guerra cultural' contra el progresismo. Thiel es considerado el mayor financista de este combate contra las minorías, los impuestos, y la inmigración, que lo ha llevado también al desarrollo de plataformas online como Urbit, e incluso festivales de cine en la zona de Nueva York conocida como ‘Dimes Square'.

Acaso el mayor punto en común entre todos sus proyectos políticos y culturales, más allá del conservadurismo, es su contradicción con el estilo de vida y las creencias de Thiel, desde su homosexualidad hasta su apoyo a la legalización del cannabis. Esa contradicción es el mayor interrogante, el centro de su misterio. Si bien es imposible saber qué proyecta hacer en el futuro, su poder parece innegable y su influencia sólo crece:

ya declaró

su apoyo a la candidatura presidencial de Trump, y sus secuaces, en el 2024.

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