Esta mañana de martes, Andrés Manuel López Obrador se mostró determinante sobre lo que se figura como el próximo frente para México: "No admitiremos presiones de Estados Unidos para introducir maíz transgénico", sin embargo, las quejas que surgen desde ese país contra el decreto de la 4T pueden materializarse en una nueva controversia dentro del T-MEC. 

El debate en torno a la medida mexicana, que busca erradicar el consumo de este alimento, surgió durante su conferencia de esta mañana, en donde aseguró que ante la comisión del Senado estadounidense se mostrará firme en su decisión. "Se lo planteé al secretario de Agricultura estadunidense y embajador de Estados Unidos en México y si los senadores están presionando en Estados Unidos, nada más que con todo respeto, las políticas en México las decidimos en México", dijo.

Sin embargo, especialistas advierten que el tema no será tan sencillo de desahogar e incluso podría ser más problemático que lo observado en el tema energético, según explicó en diálogo con LPO Ignacio Martínez Cortés, director del laboratorio LACEN-UNAM. Esto, por el peso político que tiene el sector agricultor y la centralidad que le está dando el partido republicano.

Legisladores de EU ahora buscan llevar a México a consultas bajo el T-MEC por maíz transgénico

Vale recordar que esta semana se dio a conocer el llamado por parte de los legisladores republicanos Chuck Grassley y Joni K. Ernst ante la Oficina de Comercio en la Casa Blanca, para iniciar consultas sobre esta política implementada por México que restringe el uso de maíz transgénico.

Ambos legisladores son de Iowa, que es el estado con mayor producción de maíz en dicho país, con una exportación a México que ronda las 16 millones de toneladas. Ambos argumentan que esta medida traerá "graves efectos" en los agricultores.

Es sabida la fuerte presión que ejerce este sector, por lo que el analista internacionalista no descarta que los republicanos puedan usar a su favor si el gobierno de Joe Biden no tiende su demanda. "En ese ámbito político-electoral de cara a 2024 en Estados Unidos podría prosperar esta demanda, porque es un público muy fuerte", explica Martínez Cortés.

Los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden.

AP

Este reclamo también ocurre de frente a la Cumbre de América del Norte, que reunirá a los representantes de México, Estados Unidos y Canadá, aunque según declaró este viernes el presidente López Obrador, aún no se ha fijado la fecha, pero ocurriría entre diciembre o enero.

El experto de la UNAM explica que hay cinco temas que tendrán fuerte peso: laboral, energético, reglas de origen, ambiental y agrícola. "Estos dos últimos son los que suelen tener más peso político", señaló. En ese escenario, la lectura es que no habrá medias tintas y la presión será mayor para llevar a México a un panel.

Además, en este asunto hay piezas que se mueven y generan incertidumbre. En Estados Unidos, la aspiración del congresista de Missouri Jason Smith de encabezar la comisión de Way and Means de la Cámara de Representantes no debe pasar desapercibido: se trata de un personaje muy respaldado por Donald Trump que ya ha entablado pláticas con funcionarios mexicanos y no descarta un panel de controversia, como reveló LPO en una publicación del pasado 8 de noviembre.

Un congresista cercano a Trump busca una comisión clave en el Capitolio y puede complicar a la 4T

En cuanto a México, hay pocas pistas sobre cómo podría ser la defensa desde la Secretaría de Economía, cuyo mando recientemente tomó Raquel Buenrostro e implicó la salida de figuras claves en las negociaciones comerciales en el exterior, como Luz María de la Mora y todo su equipo, contando ahora con figuras nuevas como Alejandro Nájera, del cual no se le reconoce experiencia en la materia y sin duda tendrán que enfrentar una curva de aprendizaje en muy breve tiempo, pues las presiones están a la vuelta de la esquina.

Martínez Cortés destaca que hay áreas que puede pelear México, por ejemplo, que en el artículo 3 del T-MEC sobre innovación agrícola, en donde no se habla de una obligación a ninguna de las partes por emitir una autorización de un producto de la biotecnología agrícola para que esté en el mercado o amparos en el marco de este mismo tratado sobre seguridad en cuanto a consumo humano. Pero todo dependerá de las interpretaciones que cada parte defienda.