La reunión se llevó adelante en una casa del centro de la ciudad de Córdoba y el anfitrión fue el vicegobernador Manuel Calvo, de bajo perfil en los últimos meses, pero con una agenda cargada para lo que viene. Ese ‘lo que viene', es la campaña que llevará como candidato a gobernador al intendente Martín Llaryora. Bendición que se hará oficial el próximo lunes en un acto que contará con la presencia del gobernador Juan Schiaretti y que cerrará, precisamente, con el mandatario provincial levantando la mano del llamado a ser el heredero del cordobesismo.

Sin embargo, según reconocieron distintas fuentes a LPO, el camino para llegar hasta lo del lunes en un hotel de las afueras de la capital cordobesa, no fue fácil. Antes, había que zanjar las diferencias generacionales de ‘los dos peronismos'; la Vieja Guardia que escolta a Schiaretti y la nueva generación que viene insistiendo desde hace meses con el lanzamiento provincial del gobernador.

El acto que concluyó con humo blanco se desarrolló hace una semana. Ahí, Calvo miró a las dos generaciones y comprometió su trabajo a cambio de un compromiso de ambos sectores y dos objetivos en común: la campaña provincial de Llaryora y el respaldo conjunto a la proyección nacional de Schiaretti. Compromiso que fue ratificado por el entorno de los dos mandatarios y del cual ya se empezaron a ver los primeros movimientos.

"Los nuevos ya no hablan de jubilar a nadie; y los socios fundadores del cordobesismo entendieron que no hay nadie mejor que Llaryora para suceder a Schiaretti. Si eso no se da, es el abismo para todos", reconoció a LPO una fuente que conoce detalles del encuentro pacificador y agregó: "era la reunión que faltaba".

Además de Calvo, en representación de la primera camada de peronismo con poder estuvieron el ministro de Desarrollo Social provincial, el schiarettista Carlos Massei; el de Agricultura, Sergio Busso; y el presidente provisorio de la Unicameral, Oscar González. Mientras que, por la nueva generación, estuvieron dos que tejen lazos entre ambos sectores, el ministro de Gobierno, Julián López -amigo personal de Calvo- y el titular de la cartera de Vinculación, Paulo Cassinerio, hombre de confianza de la senadora Alejandra Vigo.

En tanto, el mayor representante del llaryorismo, fue precisamente el propio intendente Llaryora. No estuvo el diputado nacional Ignacio García Aresca, activo en el Congreso para discutir los fondos del transporte en ese momento en la comisión de Presupuesto y anfitrión de Llaryora en aquella excursión por el Parlamento.

La charla fue extensa. Incluyó cena y sobremesa; y la definición más importante fue la designación de Calvo como jefe de campaña. En la misma comida, también se lo empoderó al vicegobernador para el segundo semestre del 2023: la elección nacional. Con Schiaretti en un armado nacional -"va a jugar sí o sí", reconoció a este medio un influyente ministro-, Calvo encabezará la boleta de Diputados.

Otro interesado en esa boleta es González, tercero en la línea sucesoria del Gobierno provincial, quien aseguró por ahora respaldo en su pago, Traslasierra. El PJ cordobesista cerró filas y prometió insumos para la candidatura a la intendencia de Cristina Vidal en Villa Dolores, la ciudad más importante del oeste cordobés.

Así las cosas, el control del GPS lo tendrá Calvo, pero permitirá que algunas hojas de ruta se configuren de manera conjunta entre López, Massei, Cassinerio y Facundo Torres. Dependiendo de la región.

La otra parte de la cena pasó por la agenda conjunta de Schiaretti y Llaryora. El gobernador será el abanderado del mensaje llaryorizador en el interior, sobre todo en localidades donde al intendente todavía le falta en términos de imagen; y habrá presencia conjunta de ambos en el Gran Córdoba, la región que más creció en el padrón provincial.

Lo que no entró en la charla de la mesa chica fue la discusión de fechas y compañeros de fórmula. Entienden, en el entorno de ambos mandatarios, que esa definición quedará para la última parte del año y con mucha encuesta en mano.

De todas maneras, y al igual que en diciembre del 2018 cuando se lo bendijo a Llaryora como candidato a intendente, lo más importante ya se había discutido. El peronismo cordobés selló la paz generacional, hubo humo blanco y se aplacaron los ánimos para tratar de contener la ola y sostener el alambrado. El objetivo principal del 2023.