Pocas elecciones de medio término en la historia reciente de Estados Unidos parecen tan relevantes como las que tendrán lugar el martes 8 de noviembre. Se renovarán un tercio de la Cámara de Senadores y la totalidad de la Cámara de Representantes y numerosas gobernaciones, alcaldías y otros cargos públicos. Ya se está votando en forma anticipada y remota desde hace días, a tasas similares a las de 2020. A principio de año, y por muchos meses, las encuestas auguraban un triunfo republicano contundente, con amplias posibilidades de retomar el control de la Cámara de Representantes y del Senado. La historia los ayudaba: en efecto, los norteamericanos suelen castigar a los presidentes en las elecciones de medio término. Esta eventualidad generaría una imposibilidad a los demócratas de aprobar leyes contundentes, y hace que el presidente se gane el mote de "pato rengo" (lame duck).

Y además del peso de la historia, perjudica a los demócratas el presente, sobre todo la economía. El factor principal que siempre los electores tuvieron en cuenta para diagnosticar el estado de la economía fue la tasa de desempleo. La tasa de desempleo hoy es una de las más bajas de las últimas décadas, sin embargo esto no ha alcanzado para inclinar la balanza a favor del presidente y los demócratas ya que una inflación anual en torno del 8% que se resiste a la baja angustia a los votantes. 

El remedio clásico para la baja de la inflación en Estados Unidos -la suba de la tasa de interés- sólo actúa sobre una causa doméstica de la inflación, la previa expansión del gasto público para contener la debacle de la pandemia, pero no sobre aquellas fuentes externas de la inflación: la falta de oferta de bienes, en parte debido al impacto en la cadena logística de las medidas draconianas de cierre de regiones enteras en China por el covid, la falta de personal en el sector transporte y el elevado costo del combustible motorizado principalmente por la guerra de Rusia en Ucrania. Y, por supuesto, para empeorar más las cosas, el incremento agudo de las tasas podría llevar al aumento del desempleo y a una recesión económica mucho antes que a disminuir la inflación significativamente.

Pareció que el eje de la elección podía cambiar después del fallo del 24 de junio de la Corte Suprema de Justicia, dominada por los jueces conservadores 6 a 3 sobre los progresistas, que definió que el aborto no podía ser un derecho federal, basado nada más que en un precedente judicial y que debían los estados legislar al respecto. El tema del aborto ha sido siempre clave en las llamadas "guerras culturales" que han dividido a los norteamericanos por décadas, y se pensó que esto podría movilizar a los votantes demócratas más que a los republicanos. Renació en los demócratas la esperanza de retener el control ajustadísimo que tienen hoy de la Cámara de Senadores (están empatados, pero desempata la vicepresidenta Kamala Harris). Con el transcurso de las semanas, esas esperanzas demócratas se han debilitado.

Para empeorar más las cosas, el incremento agudo de las tasas podría llevar al aumento del desempleo y a una recesión económica mucho antes que a disminuir la inflación significativamente. 

A pesar de que las elecciones son sobre el presente y el futuro, el peso que todavía tienen las controversias de las elecciones presidenciales de noviembre 2020 es enorme. No solo porque Donald Trump sigue insistiendo y separando amigos y enemigos entre quienes están o no de acuerdo con su afirmación de que ganó y que hubo fraude, sino porque toda elección comienza a jugarse muchísimo antes del día de votación. Y esto no es sólo inevitablemente lo político sino también las leyes, normas y regulaciones que rigen el complejo mundo electoral. Por empezar, todos los distritos electorales han sido rediseñados de acuerdo al último censo poblacional que se llevó a cabo -en plena pandemia- en 2020. En muchos estados ha habido modificaciones sobre los procedimientos para identificar a los votantes, lo cual tiene un impacto negativo en la participación de los inmigrantes legales e incluso afroamericanos. Y, aparentemente, se van a batir récords en el financiamiento de campañas para cargos que antes eran irrelevantes políticamente como los secretarios de estado de cada estado, encargados de llevar adelante el acto electoral en sus respectivas jurisdicciones.

En el centro de todo sigue estando Donald Trump, que a pesar de que perdió las dos elecciones presidenciales en las que participó, las normas y sus victorias en algunos estados claves le permitieron llegar a la Casa Blanca en la primera de ellas. Desde hace meses Trump planea volver a presentarse en las elecciones de 2024. Dado que es una figura polarizante y controvertida, el Partido Republicano ha tratado de demorar el anuncio de una eventual candidatura a la noche misma de la elección o después, pero no antes, con la idea en mente de dejar que los votantes que están disgustados con Biden por la inflación expresen ese enojo en las urnas y no sean distraídos por las ya antiguas, aunque permanentes, acusaciones de fraude de Trump. 

AP

Es más, muchos en el Partido Republicano temen que insistir en que puede haber fraude podría hacer bajar la participación de los republicanos: ¿por qué iría uno a votar si dudara de que su voto será contado y contado correctamente? Por iguales razones tampoco ha habido muchas invitaciones a Trump para los actos de campaña. En muchas intervenciones públicas recientes, en lugares en los que ya habló en el pasado, Trump está teniendo menos concurrencia. Y para no dañar las posibilidades de quienes compiten, muchos de estos actos públicos son en lugares considerados "seguros" para los republicanos, o donde no habrá elecciones.

En el centro de todo sigue estando Trump. A pesar de que perdió las dos elecciones presidenciales en las que participó, las normas y sus victorias en algunos estados claves le permitieron llegar a la Casa Blanca en la primera de ellas

El principal asesor ideológico de Trump, Steve Bannon, fue sentenciado a multa y 4 meses de cárcel. Trump está en serios problemas legales ya que el allanamiento a su residencia y club privado Mar-a-Lago el FBI encontró unos 13.000 documentos oficiales que el presidente no tenía derecho a retener. Había entre ellos 103 clasificados y 18 top-secret, claves para seguridad de Estados Unidos, y que no se sabe tampoco con qué fines los retuvo. 

El Comité Bipartidario del Congreso que acusa al expresidente de instigar el inédito intento de copamiento del Congreso el 6 de enero de 2021 para impedir que se aprobaran los resultados electorales que daban la victoria a Biden, ha citado a declarar a Trump bajo juramento para el 14 de noviembre próximo. Y también hay una acusación en la justicia contra Trump de que sus hoteles ganaron importantes cifras de dinero al cobrar tarifas exorbitantes a miembros de los agentes secretos de su propia custodia.

Los votantes, incluidos también muchos demócratas, ven a Biden como alguien crecientemente frágil por su edad. Aunque muchos aprueban su política exterior, las divisiones entre el ala izquierda de su partido y el sector más centrista, ha impedido una labor legislativa doméstica más productiva en esta primera parte de su mandato.

En el fondo lo que está en juego nuevamente es la viabilidad política y el liderazgo de Joe Biden y de Donald Trump para las elecciones presidenciales de 2024. Será una elección entre aspectos negativos, y con poca esperanza compartida de mejorar el rumbo de Estados Unidos, en un mundo aceleradamente complejo.