Sergio Massa está a punto de resolver uno de los problemas centrales que recibió: la deuda vencida con el Club de Paris que suma 2.400 millones de dólares que la Argentina no tiene. Este jueves se reunió en las oficinas del FMI con Emmanuel Moulin, secretario del Tesoro de Francia y secretario General del Club de París, el grupo de países europeos acreedores de la Argentina.

Fue probablemente la reunión más importante de su visita a Washington para asistir a la asamblea anual del FMI y el Banco Mundial, que comenzó esta semana con un pronóstico pesimista sobre la evolución de la economía mundial. "El mundo se está argentinizando", bromeó con LPO un miembro de la delegación que acompaña a Massa. 

La inflación fue el doble de lo esperado y complica a los demócratas a menos de un mes de las elecciones

De hecho, este jueves en medio de la asamblea se conoció el último dato de inflación de Estados Unidos que duplicó las previsiones y puso a la administración del demócrata Joe Biden en una mala situación para las legislativas de medio término de principios de noviembre.

En la negociación, Massa tuvo el apoyo blindado de la jefa del FMI, Kristalina Georgieva. No fue casual. "Georgieva tiene que evitar a toda costa que se caiga Argentina, porque atrás se cae ella", afirmó a LPO una fuente de la delegación argentina.

Como sea, en la reunión de Massa con Moulin, el ministro argentino avanzó fuerte en una agresiva renegociación de la deuda, planteando una quita, una baja de la tasa del 9 por ciento y una extensión de los plazos de vencimiento.

"El acuerdo está casi cerrado", afirmaron a LPO fuentes de la delegación de Massa. El ministro d ehecho planea viajar a Paris a fin de mes para ponerle broche final a la negociación y eventualmente anunciar el acuerdo.

En la negociación, Massa tuvo el apoyo blindado de la jefa del FMI, Kristalina Georgieva. No fue casual. "Georgieva tiene que evitar a toda costa que se caiga Argentina, porque atrás se cae ella", afirmó a LPO una de las fuentes consultadas.

De hecho, Massa pudo ir a la negociación con el Club de Paris con la aprobación del FMI de la segunda revisión del acuerdo, un requisito que suelen exigir los miembros más duros de ese club de países europeos.