Joe Biden cree que está finalmente a las puertas del que puede ser un cambio de aire. Acostumbrado a las malas noticias y dominado casi siempre por la adversidad, el presidente superó el aislamiento por haberse contagiado de COVID 19 y ahora festeja la aprobación del paquete de leyes que logró este domingo el líder demócrata en el Senado Chuck Schumer con el viraje decisivo de los senadores Joe Manchin y Kyrsten Sinema.

Apenas unos días antes del receso que comienza el viernes próximo, la administración Biden consiguió lo que parecía imposible y se alzó con el voto del senador de Virginia Occidental y la senadora de Arizona. Así, obtuvo los 50 votos que le permitieron a la vicepresidenta Kamala Harris incidir por una vez de manera favorable en cuanto a los deseos del presidente. Ahora, solo falta que el trámite se complete en la Cámara de Representantes, donde los demócratas tienen una mayoría más amplia, y pase al despacho de Biden para su promulgación.

Afectado por la inflación más elevada en cuatro décadas y la baja adhesión que confirman las encuestas, el veterano líder demócrata envió una señal de autoridad después de largos meses de ser sinónimo de impotencia. A 90 días de las elecciones, el gobierno parece tomarse revancha por el fracaso del megaplan Build Back Better y aprueba una legislación que incluye el cambio climático, el impuesto a las corporaciones y la baja de medicamentos.

Ahora Sinema concentra todas la miradas y tiene la llave para sacar a Biden de la impotencia

La Casa Blanca apuesta a recaudar $740 mil millones con la llamada Ley de Reducción de la Inflación. Nadie sabe si semejante nombre, de lo más ambicioso, cumplirá finalmente con su cometido ni tampoco en qué plazo se verán sus efectos concretos. Pero para los demócratas hoy es todo ganancia: sostienen que la inyección de fondos para reducir los costos de cobertura de salud y los ahorros en medicamentos recetados bajo el Medicare beneficien a millones de estadounidenses.

El sorpresivo viraje de Manchin, el señor NO que había impedido a Biden prosperar con una gran cantidad de proyectos hasta hoy, abrió la puerta a un nuevo escenario legislativo por primera vez en mucho tiempo. El equipo de campaña del presidente lo vive con euforia y se prepara para lanzar una cruzada en la que apuestan a marcar el contraste con los republicanos. Después de tantas malas noticias, los demócratas pueden volver a señalar a sus rivales como defensores de las compañías farmacéuticas y las grandes corporaciones. Al mismo tiempo, volverán a reivindicarse como autores de la rebaja en los medicamentos y promotores exitosos del impuesto mínimo para algunas de los megaempresas más ricas.

A punto de cumplir 80 años y cuestionado por sus propios votantes, Biden encuentra sobre el filo del receso un motivo para respirar aliviado. El proyecto de ley sobre el clima apunta a reducir drásticamente las emisiones domésticas y restablecer la dinámica en las conversaciones climáticas globales. De acuerdo a la información oficial, el proyecto de ley invertiría aproximadamente $370 mil millones en energías renovables, vehículos eléctricos, hidrógeno, fabricación de equipos de energía limpia, eficiencia del hogar y otros programas climáticos.

La senadora de Arizona, Kyrsten Sinema, clave para la victoria de Biden.

AP

Los analistas de energía que ven con buenos ojos la iniciativa sostienen que el plan le permitiría a Biden reivindicar el acuerdo de París, que apunta a reducir las emisiones de gases a la mitad para 2030. Las mayores disposiciones climáticas son nuevos incentivos fiscales para desarrolladores de energías renovables, fabricantes de equipos de energía limpia y propietarios de viviendas.

Si se aprueba finalmente en la Cámara de Representantes, el paquete de leyes le ofrecerá a Biden la posibilidad de despegar por un momento de uno de sus grandes déficits: la incapacidad de avanzar con los objetivos que se propone en el Congreso.

Si se aprueba finalmente en la Cámara de Representantes, el paquete de leyes le ofrecerá a Biden la posibilidad de despegar por un momento de uno de sus grandes déficits: la incapacidad de avanzar con los objetivos que se propone en el Congreso.

El triunfo legislativo que los demócratas ya paladean coincide con otras dos victorias en el escenario doméstico. El primero son los números de empleo, que el gobierno dio a conocer la semana pasada y abonan la tesis oficial de que la economía aún no está en recesión. Afectado por la inflación y la suba de las tasas de interés que decidió en respuesta la Reserva Federal, el nivel de actividad es uno de los grandes ejes de campaña que Biden quiere sostener en busca de destacar el vaso medio lleno de la economía. Las cifras del mercado de trabajo llegaron en el momento exacto en el que cada vez más analistas se inclinan por anunciar la llegada de la recesión.

Sorpresiva mejora del empleo despeja el camino para que la Fed siga con la suba de tasas

El tercer motivo de celebración en el entorno del Presidente vino de las primarias del martes pasado en Kansas, donde se registró una participacion record del electorado, que fue traccionada por el referéndum en favor del aborto. El plebiscito convocado por la gobernadora de Kansas Laura Kelly en rechazo al fallo de la Corte contra Roe se reveló como un gran motivador para los votantes demócratas del estado. Lo que se preveía como una primaria deprimente derivó en un estado de movilización que sorprendió a muchos.

En el condado de Johnson, suburbio de Kansas City, se emitieron más de 242,000 votos el martes. Eso está cerca de la participación electoral históricamente alta en las elecciones intermedias de 2018. Si eso se replicara en otros suburbios de los EE. UU., podría marcar la diferencia en contiendas cruciales en la boleta electoral.

Casi el 60 % de los votantes querían mantener las protecciones contra el aborto en la constitución del estado, con casi el doble de personas votando que en las primarias de 2018. El plebiscito por el aborto se repetirá en otros estados gobernados por democratas, incluidos Kentucky y California, y podría convertirse en un tema dominante en las elecciones de mitad de período de este año.

Por ultimo, la Casa Blanca se anotó como una victoria trascendenal en materia de política exterior el asesinato en Kabul del líder egipcio de Al Qaeda  Ayman al-Zawahiri, que dio a conocer la semana pasada. Los demócratas pretenden capitalizar la operación en campaña y hasta convertirla en el reverso de la retirada humillante de Afganistán.

A un año de la retirada de Afganistán, Estados Unidos mató en Kabul al líder de Al Qaeda 

Ahora, según anuncia Político, la diplomacia norteamericana acaba de resucitar un viejo proyecto y trabaja para consagrar un acuerdo nuclear con Irán. "Se espera que las conversaciones indirectas entre Irán y EE. UU. sobre la restauración del acuerdo nuclear de 2015 concluyan el lunes en Viena, poniendo el borrador final de un acuerdo frente a los negociadores de Washington y Teherán", dicen.

Sería un elemento más del demorado cambio de aire que Biden perseguía sin éxito desde hace meses. Aunque todavía es muy temprano para saber cuál será el impacto de los últimos hechos y son mayoría los que creen que la inflación podrá más que cualquier otra cosa, el presidente tiene razones para brindar. Hacía meses que no encontraba ninguna.