Iñigo Urkullu promedia su segundo mandato al frente del gobierno vasco y sabe que antes de finalizar la actual legislatura podría producirse un recambio en Moncloa. Las elecciones generales están previstas para 2023, mientras que las autonómicas en el País Vasco se celebrarán unos meses después, ya en 2024. Con el PP en auge en los sondeos, el lehendakari se ha propuesto remendar el vínculo con los populares, una misión que el PNV venía retrasando hasta el momento.

Pese al tiempo transcurrido y a los cambios en la conducción tras la crisis interna, en Génova no pueden olvidar el apoyo clave del PNV a la moción de censura que terminó con el gobierno de Mariano Rajoy, y el presidente del PP en Euskadi, Carlos Iturgaiz, que permanece en el cargo luego de la partida de Pablo Casado, no ahorra críticas a la gestión de Urkullu. Sin embargo, el lehendakari apela a la relación con Alberto Núñez Feijóo para reconstruir los puentes.

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Después de todo, la buena sintonía entre ambos se remonta a los tiempos de Feijóo como líder de la Xunta de Galicia, y las discusiones autonómicas siempre les ha reservado un lugar para el encuentro y las conversaciones. "Es fácil entenderse con el lehendakari Urkullu y nuestros antecedentes como presidentes de comunidades autónomas avalan una relación de confianza y proximidad", dijo el jefe de los populares días atrás.

Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu el domingo pasado en Ermua, Vizcaya.

Europa Press

Los dos dirigentes se vieron por última vez el domingo pasado, durante el acto por el 25 aniversario del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, una ocasión que Urkullu aprovechó para pedir "una autocrítica sincera a quienes ejercieron y ampararon la violencia terrorista" en el País Vasco. El mensaje estaba destinado, principalmente, a Feijóo y los populares. En Sabin Etxea entienden que es un juego de equilibrios. 

Los populares han recurrido junto a Vox al Tribunal Constitucional por la atribución de las competencias del IMV al País Vasco y Navarra. Para Urkullu la maniobra busca más castigar al PNV por su alianza con el socialismo que atacar las prerrogativas de Euskadi

Por una parte, el PNV mantiene el respaldo parlamentario al Ejecutivo central en el Congreso de los Diputados, lo que le ha valido la transferencia del Ingreso Mínimo Vital al ámbito autonómico y el apoyo del PSE-EE a los jeltzales. Urkullu mantiene un pie en los asuntos de la gestión diaria y el otro en un posible recambio en el gobierno central. Y ya no es solo Iturgaiz quien le achaca al lehendakari el "infierno fiscal" en Euskadi. Feijóo también señaló la "alta fiscalidad" en relación con otras comunidades como Madrid.

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La cuestión impositiva obsesiona a los populares, tanto que han recurrido junto a Vox al Tribunal Constitucional por la atribución de las competencias del IMV al País Vasco y Navarra. Pero para Urkullu la maniobra busca más castigar al PNV por su alianza con el socialismo que atacar las prerrogativas de Euskadi. Por eso ha enviado otro mensaje encriptado a los populares, al igual que en el acto de Ermua, para medir su reacción.

 Aitor Esteban y Pedro Sánchez, este miércoles en el Congreso de los Diputados. 

El PNV busca arrancarle a Sánchez una nueva legislación de secretos oficiales y hacer valer su apoyo en el Congreso. Sin embargo, su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, se sumó a las dudas del bloque de la derecha respecto a los impuestos extraordinarios que anunció ayer el presidente en el debate del estado de la nación. "Debe haber garantías de que los impuestos no serán repercutidos al usuario", apuntó.

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Esteban le advirtió que no debe descuidar a sus aliados si planifica una segunda legislatura con el PSOE al frente, que parecía más un pedido que un reproche. De todas formas, el comentario sobre el proyecto que grava a la banca y a las principales energéticas sintoniza con el mantra del PP de una rebaja impositiva. Urkullu y el PNV esperan ahora la respuesta desde Génova.