El progresismo de Andalucía -con el PSOE a la cabeza- gobernó 41 años de forma ininterrumpida. Desde 1978 hasta enero de 2019, cuando la alianza PP-Vox-Cs le puso fin a un inédito e imbatible poderío electoral.
"Andalucía es de izquierdas", refrendaron durante décadas los socialistas. Pero si las elecciones de 2018 encendieron las primeras alarmas sobre el avance del bloque de derecha, las que se celebrarán dentro de un mes van a terminar de sepultar esa histórica proclama, según todas las encuestas.
Para dimensionar el retroceso de las fuerzas progresistas basta con comparar los números de los comicios de 2015, en medio de un contexto nacional dominado por el Partido Popular.
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Aquel año, el bloque de la izquierda obtuvo el 57% de los votos y un total de 67 escaños. El PSOE se hizo con el 35,5% de los sufragios (47 representantes); Podemos con el 14,5% (15); e Izquierda Unida con el 7% (5).
La derecha quedó muy atrás: 35,5% del electorado y 42 escaños. Los populares obtuvieron el 26% de todas las papeletas (33 escaños) y Ciudadanos el 9% (9). El aporte de Vox fue marginal: 18 mil votos (0,5%).
Siete años después, la foto puede invertirse por completo con un radical transformación del electorado. La derecha obtendría un cómodo y holgado triunfo, mientras que la izquierda quedaría relegada y sin aspiraciones de gobierno. Ese es el panorama que proyecta, por ejemplo, la consultora Electomanía en su sondeo del 8 de mayo.
El PP ganaría los comicios rozando el 35% de los votos (45 escaños) y Vox crecería con mucha fuerza hasta alcanzar el 16% (20). El aporte marginal en este caso sería el de Ciudadanos: 4% (1).
De confirmarse estos guarismos, el 55% de los andaluces va a elegir el 19 de junio una papeleta de la derecha. Y solo 4 de cada 10 meterá en la urna un voto progresista.
Según Electromanía, el PSOE va a obtener el 25,8% de los sufragios, mientras que Por Andalucía -el frente amplio conformado varias formaciones de izquierda- el 10,8%. En tanto, Adelante Andalucía, el espacio de Teresa Rodríguez, díscolo a la unidad, sacaría el 4,3%.
La comparativa entre el 2015 y el 2022 da cuenta de una metamorfosis regional pocas veces vista en la política española. El progresismo de Andalucía perdería en tan solo siete años el 16% de su electorado con una transferencia de más de 20 escaños a la derecha.
Con estos números sobre la mesa, tanto el PSOE como el nuevo frente de izquierda intentan, a contrarreloj, seducir a un electorado supo ser propio.
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No en vano, en la presentación de Por Andalucía, su cabeza de lista Inmaculada Nieto llamó a "reconectar con la ciudadanía". "Hay mucha enfadada o disgustada", reconoció sobre los cortocircuitos que marcaron el lanzamiento del espacio. Y admitió: "Hay que esmerarse en recuperarla".
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