El ascenso de Felipe Fuentes en el Tribunal Electoral fue casi tan rápido como su caída. El magistrado se quedó con la presidencia de la Sala Superior cuando Arturo Zaldívar obligó a Janine Otálora a renunciar. Y apenas dos años después fue desplazado por José Luís Vargas, el caballo de Julio Scherer.

Fuentes quería reelegirse en el cargo y quedó dolido por el desplante de Scherer. Por eso organizó silenciosamente una rebelión contra Vargas. Ahora Fuentes intentar reconstruir poder, aprovechando el proceso de designación para magistrados en las salas regionales.

El magistrado Fuentes logró colocar varios nombres en las ternas, pero tiene una especial obsesión por la Sala Regional de Monterrey. Allí tiene un socio, el magistrado Ernesto Camacho Ochoa. Apalancado en esa relación quiere obtener una segunda magistrada para manejar una mayoría en esa esa.

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Hay que recordar que las salas regionales son espacios clave para las candidaturas y resolución de conflictos electorales locales, como alcaldías o diputaciones locales, que rara vez llegan a la Sala Superior. De ahí la importancia y el interés de Fuentes.

La favorita de Fuentes es Fabiola Navarro Luna, quien además del vínculo con el magistrado corre con cierta preferencia por sus lazos con Movimiento Ciudadano. El esposo de Navarro Luna es Arturo Espinoza Silis, un abogado que asesoró en temas jurídicos a Clemente Castañeda. Seguramente MC la mire con buenos ojos para despachar en territorio de Samuel García y Luis Donaldo Colosio.

Las otras dos candidatas son Irina Graciela Cervantes Bravo, magistrada del Tribunal Electoral estatal de Nayarit. Ella hace mancuerna con César Lorenzo Wong -candidato en la terna para la sala de Ciudad de México-.

La tercera que disputa esa silla es Ana Cecilia López Dávila, subsecretaria de Acuerdos de la Sala Superior, un perfil muy cercano a Reyes Rodríguez Mondragón, quien también ocupó una magistratura en la sala de Monterrey.