Las elecciones de noviembre son clave para el control del Congreso y Nueva York puede decantar la balanza ante la previsión de malos resultados para los demócratas. La actual delegación en el congreso procedente de Nueva York la forman 27 miembros, 19 demócratas y 8 republicanos.
Nueva York perderá un escaño en el Congreso como resultado de los cambios de población nacional a pesar de crecer más del 4 por ciento durante la última década. Como consecuencia, Nueva York aportará 26 congresistas, y con los cambios de distrito que pretenden los demócratas, 22 de los 26 distritos propuestos se decantarÃan al partido demócrata teniendo en cuenta los resultados de las pasadas elecciones presidenciales.
A principios de febrero, catorce demandantes presentaron una querella judicial contra la gobernadora Kathy Hochul y el rediseño del mapa electoral de Nueva York llamado a favorecer la presencia de su partido en el Capitolio nacional. Tras el rechazo de la propuesta, la gobernadora Hochul debe presentar hasta el 11 de abril una redefinición del mapa electoral de distritos.
Escuadrones anti armas y un ejercito de drones, la receta de Adams para frenar la ola de crÃmenes en Nueva YorkEste jueves la división de apelaciones realizará una audiencia sobre si la suspensión debe permanecer en vigor y se espera una decisión para el final del dÃa. Uno de los demandantes, el portavoz republicano John Faso se manifestó crÃtico con las intenciones de retrasar la decisión: "Los demócratas quieren ralentizar el proceso judicial para poder llevar a cabo las elecciones según estos mapas inconstitucionales".
El juez de la Corte Suprema del condado Steuben, Patrick McAllister, determinó que se actuó de forma inconstitucional en el proceso y por eso descartó los mapas del Senado, la Asamblea y la Cámara de Representantes. El juez manifestó que "parte del problema es que estos mapas estaban anulados... por no seguir el proceso constitucional de tener mapas bipartidistas presentados por la comisión independiente de redistribución de distritos".
Las batallas por la redistribución electoral tienen distintos matices según el estado al que se le preste atención. A nivel nacional, los demócratas habÃan acusado a los republicanos de suprimir el voto de las minorÃas.
El ejemplo más notorio es Texas, donde defensores de los derechos electorales latinos demandaron al gobernador Greg Abbott y al secretario de estado de Texas por aprobar lÃmites polÃticos que tienen como objetivo mantener a los republicanos en el poder durante la próxima década, diluyendo deliberadamente el poder polÃtico de los votantes afroamericanos y hispanos.
Tradicionalmente, el Partido Demócrata ha sido el que más ha criticado el uso por parte de los republicanos de la táctica conocida como "gerrymandering", es decir, el rediseño caprichoso de mapas electorales para favorecer los intereses de un bando, a veces creando distritos con extrañas formas que permitan concentrar o separar los votos de ciertas minorÃas o colectivos.
En esta ocasión se han invertido los papeles, con el Partido Republicano acusando a sus rivales de ignorar los derechos de los votantes y buscar sólo consolidar su poder.
En Nueva York, la redefinición del mapa electoral supone aumentar la contundente mayorÃa demócrata en proporción 7 a 1 en cuanto a electores registrados. Pero a fin de cuentas se trata de 26 asientos de los 435 que van a estar en juego en el Congreso. Y las apuestas se decantan por una victoria del Partido Republicano, recuperando el control de una, si no ambas, cámaras.
Ocho meses pueden ser toda una vida en polÃtica pero la tradición demuestra que el partido al que pertenezca el presidente pierde asientos en las llamadas midterms, al funcionar como una especie de referendo al presidente. Biden tiene un porcentaje de aprobación del 40% según una encuesta de la NBC ante el conflicto de Ucrania y la inflación, comparado al 41% que tenÃa Trump en 2018.
Actualmente los demócratas disponen de 222 asientos en el Congreso y 31 de los actuales congresistas han anunciado que no van a presentarse a la reelección, lo que facilita victorias republicanas según la teorÃa que es mas fácil ganar un asiento que no ocupa ningún candidato.
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