El presidente ucraniano Volodimir Zelenski sorprendió este martes con un fuerte golpe de efecto, al recibir en Kiev, en medio de los bombardeos de Rusia, a sus pares de Polonia, Eslovenia y República Checa. 

Se trata de la primer visita al país desde el inicio de la invasión de Putin, el pasado 24 de febrero, en un gesto más que simbólico de control y resiliencia de Zelenski, que pudo ofrecer un nivel de seguridad suficiente como para que tres presidentes se reúnan con él en las oficinas de la Presidencia.

El checo Petr Fiala, el polaco Mateusz Morawiecki y el esloveno Janez Jansa dijeron haber acordado en la última cumbre de la UE, celebrada la semana pasada en Versalles, que se trasladarían a la capital ucraniana para expresarle a Zelenski el respaldo unánime del bloque y, en especial, acordar un nuevo paquete de ayuda financiera, militar y humanitaria.

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Los líderes europeos avisaron del viaje al titular del Consejo Europeo, Charles Michel, a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Sin embargo, la misión que encabezan los tres jefes de Gobierno es a título personal, es decir, no está oficialmente auspiciada por Bruselas.

"Cualquier ciudadano sería muy consciente de los riesgos que conlleva un viaje de este tipo en un país que es objeto de una invasión brutal", admitió Eric Mamer, portavoz de la Comisión. Más allá de los riesgos de trasladarse hasta Ucrania, funcionarios de la CE consideran que la presencia de Fiala, Morawiecki y Jansa podría enviar un mensaje equivocado a Rusia e incrementar la escalada sobre las ciudades ucranianas.

Una situación similar a la que sucede con el ministro de Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, quien se reunió este martes con su par ucraniano, Dimitro Kuleba. Es el primer canciller que visita el país desde el inicio de la invasión rusa. Landsbergis explicó que su llegada a Ucrania tiene por objetivo acelerar su adhesión a la UE.