Alberto Núñez Feijoo llegó a La Palma consciente de las expectativas que genera su rol al frente del PP. Pero el presidente de la Xunta de Galicia arribó a la conferencia de presidentes sin las críticas que deslizó esta semana a Pedro Sánchez. El nuevo líder de los populares quiere dejar su impronta en el cónclave a través de propuestas concretas y moderadas, pero que sin embargo el Ejecutivo apenas podría aplicar en este contexto.

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Feijóo propone una rebaja general de impuestos y un mecanismo que mitigue el impacto en el precio de la energía. El mandatario gallego comprende que la guerra en Ucrania es un momento excepcional y no quiere abonar a la imagen de un PP parado en la vereda de la confrontación. Su plan para enfrentar las consecuencias de la invasión rusa se centra en sectores vulnerables como el turismo, el sector agroganadero y la industria electrointensiva.

Felipe VI aprovechó ayer sábado el homenaje a los habitantes de La Palma para dirigirse a Sánchez y a Feijóo. El rey pidió "unidad" a España para "afrontar nuevas dificultades", en alusión a los problemas energéticos y a la subida de los precios del gas y la electricidad. "Es una guerra sin justificación, que supone una violación del derecho internacional y que trae a la memoria los peores tiempos pasados", dijo a modo de recordatorio. El estado constante de crispación poco ha servido para el PP, calcula el nuevo líder popular. 

El mandatario gallego comprende que la guerra en Ucrania es un momento excepcional y no quiere abonar a la imagen de un PP parado en la vereda de la confrontación

Esta semana, Feijóo criticó a Sánchez por una serie documental que protagonizará, y que irá sobre los días del líder socialista en Moncloa. "Me imagino que eso no es lo que esperan los españoles. No se lo merecen", apuntó. Con los problemas que enfrenta el país, dijo, lo último que desean los españoles es "verlo en un reality show". También sugirió que las internas entre PSOE y UP dan "para una serie de televisión de muchos capítulos".

Los líderes autonómicos en la conferencia de presidentes de La Palma, este domingo. 

Casi como si proyectara el presente del PP en el Ejecutivo, Feijóo está dispuesto a abandonar el tono de la gestión Casado y de Génova, que terminaron por hacer volar al partido por los aires. En tanto, el pacto con Vox en el gobierno de Castilla y León, un hecho que venía cocinándose bajó el liderazgo de Pablo Casado, no convence al nuevo líder, que no tiene mucha más alternativa que tolerarlo.

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"El señor Feijóo ha traspasado líneas que no había traspasado el señor Casado, que es abrir la puerta a un gobierno autonómico a la ultraderecha que niega los valores europeos y los consensos de nuestra democracia", acusó estos días Félix Bolaños, ministro de la Presidencia. Es el argumento que el oficialismo desplegará cada vez que la nueva conducción intente golpear al Ejecutivo.

Feijóo se probó el traje de candidato y ayer en La Palma demostró que está listo en caso de que Sánchez decida un adelanto electoral. "Después de escuchar tanto ruido, tanta frivolidad, me reafirmo en que este paso lo tenía que dar, porque estoy convencido de que hace falta un nuevo tiempo político en España. Hace falta un nuevo proyecto que agrupe a las mayorías de los ciudadanos españoles", dijo el mandatario gallego, que se postuló como el abanderado de un "reformismo tranquilo".