Con los precios energéticos desbocados y disparados -récord en las cotizaciones de petróleo, gas y electricidad-, el presidente Pedro Sánchez levantó el teléfono y llamó a su par de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, para "reforzar" la alianza estratégica que ambos países mantienen en materia energética.

La comunicación telefónica fue develada por Tebboune y no por el Palacio de la Moncloa. El contacto desnuda la preocupación que existe en el Ejecutivo español por garantizar el abastecimiento de gas tras el estallido de la guerra y las proyecciones alarmistas en materia de flujos y precios.

Según el primer mandatario argelino, Sánchez le trasladó "su voluntad de trabajar para el desarrollo y refuerzo de la asociación entre los dos países" y para agradecerle que Argelia es "un socio energético fiable".

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Con su llamado, el presidente español buscó confirmar y reforzar las gestiones que en febrero hizo la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, con su homólogo argelino, Mohamed Arkab. El Gobierno quiere tener "el grifo abierto" para poder comprar más gas a Argelia, uno de sus principales importadores, si fuese necesario.

Abdelmadjid Tebboune, presidente de Argelia.

Por lo pronto, Argelia ha garantizado a España que cumplirá con "los contratos firmados" y seguirá enviando gas por dos vías: aumentando la capacidad del gasoducto Medgaz y compensando el resto con buques metaneros, construidos para transportar gas licuado (GNL).

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Vale recordar que, producto de su enfrentamiento con Marruecos, Argelia cerró a finales de octubre el Magreb-Europa, el principal gasoducto que bombeaba gas a España. La medida buscó dejar a Rabat sin gas, pero, de manera colateral, perjudicó a España.

Si bien las relaciones bilaterales se encauzaron, el suministro de gas argelino a España viene sufriendo mermas importantes en los últimos meses. A tal punto que los dos primeros meses de 2022, Estados Unidos se convirtió en el principal proveedor de gas, desplazando por primera vez en mucho tiempo a Argelia de ese podio.