España puede desempeñar un rol importante en medio de la guerra en Ucrania. La Comisión Europea enfrenta la amenaza de una interrupción del suministro de gas ruso que, aunque temporal, compromete a países dependientes como Alemania. Y España cuenta con una serie de ventajas para salir al auxilio de sus socios.

A diferencia de Alemania, España importa gas de Argelia, Estados Unidos, Nigeria y, en último lugar, Rusia. Y en el caso de este último, tan solo representó un 8,9% en 2021, de acuerdo a la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores). En cambio, el suministro de gas ruso a Alemania supone el 55% del total que consume la primera economía europea.

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En Bruselas están decididos a rebajar la dependencia del gas proveniente de Rusia en un 30% en un plazo de un año. En este sentido, las reservas resultas claves. Y España se encuentra en una posición privilegiada, al tratarse del país de la UE con mayor cantidad de plantas regasificadoras: son seis -de un total de 20 que hay en la eurozona- y cuentan con una capacidad para procesar gas natural licuado que llega al 30% dentro de la UE. 

España cuenta con seis plantas regasificadoras de un total de 20 que hay en la eurozona y tienen una capacidad para procesar gas natural licuado que llega al 30% dentro de la UE

"Tienen una gran capacidad energética y una pericia y una experiencia enorme en el ámbito de la energía renovable. España desempeñará un papel importante en el abastecimiento energético de Europa", le dijo la titular de la CE, Ursula von der Leyen, al presidente Pedro Sánchez durante su encuentro de ayer sábado en la Moncloa.

Von der Leyen insistió en que la UE debe "diversificar nuestras fuentes de energía, garantizar la eficiencia energética e invertir muchísimo en las energías renovables", un compromiso del Ejecutivo español, que busca instalarse en el bloque como uno de los países que lideran la transición. La presidenta de la Comisión apuntó además que "tenemos que trabajar en las interconexiones entre la península ibérica y UE".

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Esta alusión a la provisión de gas a través de España es una alternativa a la amenaza rusa. Incluso se habló de reflotar el proyecto Midcat, un gasoducto que llevaría el gas procedente de Argelia hacia España y desde allí a otros países europeos, con prioridad para Francia. La iniciativa había sido descartada por la UE debido a las dificultades para su construcción a través de los Pirineos.