El paralelismo con el antecedente de México promete más capítulos complicados para Alberto Fernández, que trasladó la responsabilidad de la fiesta en Olivos en plena cuarentena a la Primera Dama, Fabiola Yáñez.

Enrique Peña Nieto, presidente de México en el sexenio de 2012 a 2018, también responsabilizó a su esposa por un escándalo que lo acorraló en el inicio de su gestión. Peña Nieto llegó a la presidencia luego de ser gobernador del Estado de México, desde donde le otorgó obras multimillonarias al Grupo Higa, conducida por Juan Armando Hinojosa, un empresario estrechamente vinculado al dirigente del PRI.

"Fabiola convocó a un brindis que no debió haberse hecho"

Cuando asumió como presidente, Peña Nieto canceló la megaobra del tren rápido que unía Querérato con la capital del país, una obra que ya había ganado un consorcio encabezado por empresas chinas pero del cual también formaba parte el Grupo Higa. En simultáneo, la periodista más reconocida de México, Carmen Aristegui, reveló que Hinojosa le había vendido a Peña Nieto una mansión de 7 millones de dólares, llamada "Casa Blanca", en la exclusiva colonia residencial de Lomas de Chapultepec.

Enrique Peña Nieto, presidente de México en el sexenio de 2012 a 2018, también responsabilizó a su esposa por un escándalo que lo acorraló en el inicio de su gestión, cuando trascendió que había "comprado" una lujosa mansión a uno de los contratistas favoritos de su gobierno. 

La oposición de México atribuyó esa venta como una "compensación" de Peña Nieto al Grupo Higa por haber cancelado la obra del tren. La investigación de Aristegui trascendió las fronteras y el presidente se vio envuelto en denuncias de conflicto de interés. Para salir del aprieto, Peña Nieto optó por responsabilizar a su esposa, Angélica Rivera Hurtado, por la compra del inmueble.

La "Gaviota" Rivera, que fue una afamada actriz de fines de los 90 de las telenovelas de Televisa, debió salir a explicar en un mensaje grabado que la mansión la había comprado con la plata que ella misma había ganado en su exitosa carrera. 

El escándalo, lejos de terminar, viró hacia la actitud "cobarde" que había tenido Peña Nieto al no hacerse cargo del conflicto de interés y encima haber enviado a su esposa a poner la cara.

Pocos meses antes de terminar su mandato en 2018, Peña Nieto dio un reportaje a Televisa para hacer un balance de su gestión, con la intención de "lavar la cara" de su gobierno, en una estrategia diseñada por el ecuatoriano Jaime Durán Barba. 

Lamenté haber involucrado a mi esposa en la explicación del tema. A ella no correspondía, ella no es funcionaria. Y la involucré porque era ella, de forma, como matrimonio, que estábamos haciéndonos de una nueva casa. Me arrepentí de haber involucrado a mi esposa porque creo que a ella también le dejó un mal sabor y un tema que ha sido difícil superar en todo este tiempo.

Luego de referirse a sus logros, hizo una autocrítica. "No haber explicado yo creo con suficiencia los errores o señalamientos que hubo en distintos temas. El tema de la Casa Blanca por ejemplo es uno que a mí me queda muy marcado", dijo el entonces presidente.

"Lamenté haber involucrado a mi esposa en la explicación del tema. A ella no correspondía, ella no es funcionaria. Y la involucré porque era ella, de forma, como matrimonio, que estábamos haciéndonos de una nueva casa. Me arrepentí de haber involucrado a mi esposa porque creo que a ella también le dejó un mal sabor y un tema que ha sido difícil superar en todo este tiempo", dijo Peña Nieto.

La mea culpa no le sirvió a Peña Nieto para salvar su matrimonio: se divorció de la Gaviota en 2019, pocos meses después de dejar la presidencia.