"Las sesiones serán presenciales, donde y cómo sea", fue la frase repetida por los diputados del PRO que esta tarde mantuvieron un zoom para repasar la accidentada sesión del martes, cuando junto a sus socios de la UCR y la Coalición CÃvica se sentaron en sus bancas del recinto y no fueron contabilizados como presentes por Sergio Massa.
El presidente de la Cámara tomó como válido el protocolo renovado en la reunión de labor parlamentaria de un rato antes, que para Cambiemos no fue prorrogado en tiempo y por eso hizo ingresar un escribano al recinto para chequear quien estaba presente. Lo sumará a la impugnación que presentarán la semana que viene.
Durante tres horas de descarga por zoom, no hubo un sólo macrista que se mostrara moderado como ocurrÃa hasta abril, cuando la escena de duros y blandos se repetÃa en cada conversación. "Las denuncias y este atropello de Massa eliminaron la cordura. Todos quieren romper", relatan.
Lejos quedaron los tiempos en que algunas figuras, sobre todo del interior, miraban con simpatÃa a Alberto. O los diputados cercanos a Emilio Monzó reclamaban menos intransigencia y más negociación. Estos últimos ya no son lo que eran: si bien el cordobés Gabriel Frizza no viajó y pagó el costo interno; Sebastián GarcÃa de Luca estuvo el martes hasta minutos antes de la sesión. Aclaró que tenÃa un compromiso porque nadie pensaba que la sesión serÃa tan tarde.
Fernando Iglesias y Waldo Wolff, promotores de la lÃnea dura que propiciaba Patricia Bullrich en diciembre, no tiene quien los cruce en los chats como ocurrÃa cuando no habÃa pandemia. "Nosotros defendemos al 41%", era el latiguillo que tiraban para defenderse. Ya no lo necesitan.
En aquellos cruces, Cristian Ritondo, el jefe de la bancada, solÃa mediar siempre para el lado de la cordura. Fue asà que le permitió jurar a diputados del Frente de Todos cuando no tenÃan quórum para hacerlo o ayudó, por pedido de Horacio RodrÃguez Larreta, a aprobar la suspensión del pacto fiscal que un sector de su bloque se negó a votar.
Eran otros tiempos. Esta viernes la postura, uniforme, fue que si el tigrense llama a una sesión remota por considerar que el protocolo está vigente, repetirán la estrategia: asistir a las bancas y pedir la palabra de a uno para exigir que se encienda el tablero electrónico y les cuenten el presente.
Creen que con esa posición el oficialismo no tendrá más opción que reabrir una negociación en los términos que quedó el martes: sesiones remotas sólo con temarios acordados y el resto presencial. Si se retoma la oferta de sesiones en otros lugares están dispuestos a escuchar opciones ya barajan opciones como el CCK o algún micro estadio grande.
Pero hay quienes sugieren que sea en un espacio abierto y asà alivianar los contagios. La reforma judicial, si no se retira, sólo la aceptan cara a cara, como la previsional y hasta el impuesto a la riqueza presentado por Máximo Kirchner el viernes pasado, con el que no todos coinciden.
La mayor bronca, según pudo reconstruir LPO, es por la presión de Massa para que renovaran el protocolo sin ceder nada, con un llamado sólo 3 dÃas antes de convocar la sesión. Varios aseguran haberle preguntado al jefe Cristian Ritondo el fin de semana si habÃa algo que no conocÃan, pero la respuesta era siempre la misma: "No. Hace 20 dÃas que Massa no nos convoca".
La agenda, por ahora, es esperar, mientras Pablo Tonelli prepara una presentación judicial junto al radical Gustavo Menna. Recién este jueves hallaron el acta de labor parlamentaria y la versión taquigráfica de la sesión. Tampoco Alberto Fernández se involucró en la negociación, como dejó trascender. No será fácil destrabarla.
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Fidanza, vas a terminar preso para que vendas el diario. Acordate
Si cambiás todas las referencias de argentina por las de venezuela en el articulo, parecen los mismos líos de Guaidó y Maduro.
La puta madre, vuelve la lucha.
Los muertos, los desaparecidos.
Es el rumbo al que vamos a pasos agigantados.