Como siempre en tiempos de crisis, Elisa Carrió movió primero: este martes, temprano, se fue a Olivos para reunirse con Mauricio Macri y exigirle tomar medidas que alienten el consumo y permitan soñar con remontar la derrota del domingo en octubre.
Lo anunció por twitter, llamó a algunos legisladores cercanos y esperó que el presidente la obedeciera. Necesitaba medir el impacto fiscal pero, juagado por jugado, Carrió le explicó que no hay margen para cartonear.
"Liberación fiscal o muerte", llegó a escucharse en boca de voceros de la Casa Rosada que frecuentan el Congreso, donde los oficialistas caminan por los pasillos buscando explicaciones sobre una derrota apabullante que no esperaban.
Ansiosa, Carrió presentó un proyecto de ley para subir el mínimo no imponible de ganancias y actualizarlo según el índice más bajo entre el de Remuneración (Ripte) o el de consumidor (IPC). Y otro para suspender por 180 días los juicios por deudas fiscales.
Pero algunos de sus colegas creen inconveniente resolver esos temas en el Congreso, porque no hay control del recinto una vez abierto y en plena campaña electoral es un riesgo innecesario. Prefieren que Macri tome medidas con resoluciones o decretos, como más le gusta.
Pero Carrió no fue la única legisladora inquieta en un parlamento sin agenda de trabajo pero mucha reunión. Este martes se juntó el bloque de diputados PRO para formalizar el ascenso de Álvaro González como jefe, en reemplazo de Nicolás Massot, ya en la Universidad de Yale para cursar una maestría.
Fueron horas de catarsis, en las que hubo coincidencia en no mostrarse derrotados pero también muchos, muchísimos reproches a la demora de Macri en atender los sectores medios que en 2015 lo convirtieron en presidente y el último domingo le dieron la espalda.
"Hay que hacer una autocrítica, porque la gente nos mandó un mensaje claro: los esfuerzos para manejar las variables macroeconómicas no sirven si no se traslada nada a la microeconomía. Nadie percibió un progreso", evaluó ante LPO un diputado macrista, que fue de los primeros en hablar.
Un optimista Fernando Iglesias recordó que en las primarias de 2015 Cambiemos cosechó menos votos y luego Macri fue presidente; y Ezequiel Fernández Langan, cercano a Marcos Peña, pidió más presencia de los diputados en la campaña y se ofreció como nexo con la Casa Rosada para solucionar problemas logísticos.
Aún hay bronca entre los dirigentes de Cambiemos de algunas provincias del norte por la falta de ayuda de la Casa Rosada para las elecciones locales y no descartan que en las primarias haya habido falta de entusiasmo para fiscalizar. Era una de las regiones en las que Macri esperaba aumentar el apoyo respecto a 2015 para emparejar la esperada paliza en el conurbano. No lo consiguió.
Los legisladores no cuestionan las estrategias de campaña (hace unos meses muchos quedaron anonadados con el instructivo sobre redes sociales que recibieron de Peña) sino la falta de contención a los sectores medios trabajadores para protegerlos de la crisis económica del año pasado.
Recuerdan, por ejemplo, que la oposición firmó varios dictámenes para asistir a los deudores de créditos hipotecarios UVA y el los diputados de Cambiemos llegaron a burlarse de sus reclamos por el aumento de cuotas y acusarlos de enriquecerse con la devaluación.
El candidato a gobernador de Cambiemos en Mendoza dice que Macri no tendría que haber competido
En la UCR no se habla de otra cosa que de la insensibilidad del presidente. Este miércoles, el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo, presidente del partido, espera en el Comité nacional a su colega jujeño Gerardo Morales y a las principales espadas legislativas.
El año pasado Cornejo acaparó varias horas de las reuniones de radicales en la Casa Rosada y en Olivos para exigir medidas favorables a la clase media, golpeada por abrupta caída del salario real.
"¿Cuánto costo fiscal te significa subir los sueldos? Te van a seguir los privados y una parte la recuperas con impuestos", les decía a Macri y a Peña, pero nunca lo escucharon.
Este domingo, Macri perdió en Mendoza, Cornejo fue derrotado en la categoría de diputados y su pupilo Rodolfo Suárez, intendente de la capital, no tiene tan fácil el triunfo en la elección a gobernador el 29 septiembre. Enfrentará a la senadora Anabel Fernández Sagasti, compañera de Cristina y tan capaz de apoderarse de sus votos como lo hizo Axel Kicillof en Buenos Aires.
Nervioso, Suárez viene desmarcándose del presidente: lo ignoró cuando visitó Mendoza el 15 de julio y el lunes, tras la derrota, sostuvo que no debería haber buscado la reelección, como le aconsejó su jefe en mayo.
La otra cumbre radical de este miércoles será al mediodía, entre sus senadores. El jefe de los diputados Mario Negri, el gran ganador de este domingo en Córdoba, prefiere no reunir a sus dirigidos para evitar reproches del ala progresista, pequeña pero ruidosa.
Uno de sus referentes es Alejandro Echegaray, cercano a Federico Storani, promotor en mayo de la candidatura de Roberto Lavagna, convencido que Macri fracasó y sólo podía hacer un papelón si buscaba otro mandato. Negri prefiere que su tropa se mezcle con macristas y lilitos en una semana, cuando se junte el interbloque Cambiemos.
Entre los legisladores hubo escozor por el reto de Macri a los votantes en la conferencia de prensa de este lunes, cuando llegó a culpar a Alberto Fernández de "que estemos más pobres" por la devaluación. "Soy consciente de que fue interpretado mal, pero tuve una larga charla con el presidente y le puedo asegurar que está procurando trabajar más y mejor para los argentinos", lo justificó el senador PRO Federico Pinedo, durante una rueda de prensa en la Cámara alta, en la que no ahorró autocríticas.
Su charla con Macri fue en una cena en Olivos este lunes, con el gabinete y los legisladores más importantes. "Tenemos que escuchar a los que no nos votaron, tener responsabilidad y una actitud de humildad respecto del voto popular. Y una propuesta que represente a la mayoría de los argentinos", interpretó el presidente previsional, que se define a sí mismo como conservador.
Pero no todos estaban molestos con la vehemencia de Macri en la postderrota: Peña se preocupó de informarle a legisladores y gobernadores que guionó la prédica furiosa para generar terror entre los votantes de Roberto Lavagna, Juan José Gómez Centurión y José Luis Espert, que no consiguió capturar este domingo como se habían propuesto al inicio de la campaña.
Sólo con una campaña del miedo, explicó, podrán bajar tres puntos a Fernández, subir a Macri otros tres y forzar un ballotage, que por estos días parece improbable. Lo intentarán.
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El mundo está esperando "desesperado" a los profesionales argentinos (es una ironía). Me parece que la prioridad en ezeiza la tendrán los caminones de caudales y los exfuncionarios y sostenedores de esta incontestable traición a la patria
No puede haber catarsis por parte de estos cretinos desde el momento que les importa un carajo los sufrimientos o vicisitudes del otro y no logran identificarse con él. Lo único que tienen ellos es bronca, enojo, odio y resentimiento.
la genialidad de los foristas a lo largo de estos tres años de delirio gubernamental opaca al mejor de los publicistas
Lo más triste y de enorme pena de todo esto, es que veremos gentejoven, preparada y capaz, médicos en particular, tomar el camino que sale de Ezeiza y buscar como destino otro lugar en el mundo donde puedan desarrollar su capacidad; países que no tengan la pesada herencia de la deuda que nos va a quedar. Lo lamentable es que a los "iglesias" el estado les va a seguir pagando
Este es el problema: Macri, que es un vago y un indigente intelectual, necesita siempre recostarse en otro para realizar cualquier tarea. En la ciudad tuvo suerte, porque se recostó en Larreta, un hijo de puta con una extraordinaria capacidad para el trabajo, que fue el verdadero burgomaestre cuando figuraba Macri. Pero ahora el problema es que un imbécil se recuesta en otro igual, con lo cual el resultado no puede ser sino penoso.
Además, pensar que todavía tienen alguna posibilidad en octubre es completamente surrealista. Es la autoayuda nivel paja, una verdadera alucinación.