Después de 14 años de aprobarse la ley, la Cámara de Diputados aprobó el pliego de Marisa Graham como Defensora del niño y adolescentes, pero no fueron todos festejos porque medio centenar de celestes, como se denomina a los diputados que rechazan la ley del aborto, quisieron rechazar el pliego pero como se votó a mano alzada no llegaron a hablar.

Como anticipó LPO, en la reunión del interbloque Cambiemos se había acordado dejar las diferencias para el recinto, con la certeza de que había una mayoría a favor, pero no fue posible: tras dos horas de cuestiones de privilegio, Emilio Monzó llamó a votar manualmente, por tratarse de una resolución, y se aprobó sin chistar.  

Sólo llegó a hablar la diputada del PRO Samanta Acerenza, presidenta de la bicameral de defensoría del niño que aprobó el dictamen de Graham por unanimidad y luego de un riguroso concurso con exámenes en el recinto de Diputados.

Pero las cuentas ya no se hacen por fuerza política cuando se cuela el debate por el aborto y Graham, en una entrevista, confesó que apoya le ley para habilitar la interrupción del embarazo legal y se refirió a los "niños de aquellos embarazos que quieran llegar a término".

Había medio centenar de celestes dispuestos a argumentar en contra pero no llegaron a hablar. Los verdes tenían los votos,  pero evitaron el debate. 

Suficiente para abrir la grieta más nueva y más difícil de controlar. La negociadoras verdes de Cambiemos lograron un pacto de silencio hasta que empezara la sesión, pero luego cerraron los micrófonos para evitar fugas que podían arruinarlo todo, en la primera sesión posterior al cierre de listas, con varios bloques desmembrados para siempre. 

"Logremos saldar esta deuda que tenemos por todos los niños y adolescentes de nuestro país. La infancia no tiene pañuelos, tiene derechos. El futuro de los niños es hoy, mañana será tarde", se justificó Acerenza.

Mientras hablaba, los celestes se anotaban para su discurso, a la espera de una votación que los dejaría derrotados pero no sin antes mostrar quién es quién. Calculaban 50 votos sobre casi 200, pero con la esperanza de sumar más a medida que pasaran los oradores.

"Esperábamos una votación nominal, porque la habíamos pedido. Tenemos la obligación de considerar la propuesta y entendíamos que la candidata no respetaba la constitución y las convenciones internacionales que consideran la vida desde la concepción", protestó ante LPO Jorge Enriquez, referente de los celestes, que enviaron una carta a Monzó para dejar aclarado que votaron en contra, firmada entre otros por el jefe del bloque PRO, Nicolás Massot. 

"No se trata de estar a favor o no del aborto, si no que se trata de estar a favor de la legislación vigente. En ese tren, no hay posibilidad alguna que vayamos a votar afirmativamente el nombramiento de alguien que no lo esté. Nuestra legislación protege la vida desde la concepción. Esta es la ley, y estamos obligados a cumplirla", agregó Lucila Lehmann, también del PRO.

Una de las promotoras de esta ley fue su compañera Silvia Lospennato, líder de las verdes y con chance de ser reelecta en la lista oficialista de la provincia de Buenos Aires. Festejó en el salón de Pasos Perdidos junto a sus socias de todos los bloques en estos temas, con aplausos besos a Graham, entre pañuelos verdes y figuras de la campaña a favor del aborto que hace un año copaban las calles a diario.

Pero la discusión quedó abierta, porque los celestes no están dispuestos a repetir el problema en el Senado, su Cámara preferida, donde pedirán votación nominal y harán sonar los teléfonos cuanto antes.

Por si acaso, sus rivales ensayan un argumento polémico: la ley 26.061 no dice expresamente que la defensora el dictamen debe aprobarse en los recintos de ambas Cámaras. "Cuando habla de aval del Congreso infiere que es la totalidad del cuerpo. Tiene que votarse en el Senado", advirtió Enriquez. La polémica seguirá.