Coronavirus
Por una cuarentena sin hambre y sin clientelismo
Por Silvia Saravia
Ante una pandemia mundial que nos afecta a todos sin discriminación alguna, los barrios más vulnerables del país parecen seguir siendo los más olvidados. No hay motivos para que hoy en día siga habiendo lugares a los que no llegan los elementos básicos de higiene y prevención. Los movimientos sociales nuevamente intentan cubrir las falencias del Estado.

Ya van casi tres meses de cuarentena, y algunas mañas no se quitan. La profundización de la crisis económica y alimentaria no solo se muestra en los datos e informes, se ve también en cada barrio de todo el país donde hay varias ollas populares funcionando a fuerza de solidaridad y donaciones. Sí, solidaridad y donaciones, porque los alimentos que debería aportar el Estado para los comedores comunitarios llegan en cantidades y variedad insuficientes... cuando llegan.

A pesar de tener el pico de la pandemia pisándonos los talones, todavía no logramos la asistencia en elementos de limpieza, higiene y desinfección para los espacios comunitarios. Parece mentira, pero basta con acercarse a cualquier cocinera y consultarle. Las donaciones ayudan en parte a suplir esta necesidad, pero no alcanzan. Sucede que, en tiempos de cuarentena, hay referentes de algunos grupos, como Emilio Pérsico del Movimiento Evita y Daniel Menéndez de Somos, quienes creen que por ser altos funcionarios del Estado pueden distribuir los recursos de todxs solamente para sus propias organizaciones.

Ya vimos esta situación a principios de año, con el programa que prometía mejorar las escuelas. Fue una payasada, pero no dio risa sino pena y bronca: mostró las mezquindades y la inoperancia también. El programa fue anunciado con bombos y platillos. Las fotos de las firmas de convenios se sucedieron, pero la ejecución fue muy deficiente: fueron excepcionales los casos donde se entregaron los materiales y se logró coordinar con municipios y escuelas la tarea.

La arbitrariedad para respuestas concretas es evidente. Mientras algunos/as ostentan termómetros digitales que toman la temperatura a distancia y cuyo costo en el mercado es de 10 mil pesos, a otrxs no nos llega ni para el alcohol ni para la lavandina. Lo mismo sucede con la distribución del financiamiento para la compra de alimentos, y la incorporación de las víctimas de violencia machista al Programa Potenciar Trabajo.

Más paradojas: algunos/as cobran un plus por tareas incumplidas, a nosotros no nos pagan por tareas que sí hacemos. Esperamos que no suceda lo mismo con los anuncios de pago a las cocineras, que se está proponiendo también como proyecto de Ley Ramona ante el Congreso Nacional. "Gobernar para Todxs", dijo Alberto Fernández.

El último informe de la UCA detalla que "en el Conurbano Bonaerense, en los hogares pobres en 2019 o sin empleo registrado ni afiliación a la seguridad social y en aquellos con presencia de niños/as se incrementaron en mayor medida la proporción de hogares que habrían sufrido las reducciones más significativas en sus ingresos". La situación, que ya era crítica a fines de 2019, sigue empeorando aceleradamente.

Parece que "desde lejos no se ve"... Pero en los barrios de todo el país lxs vemos de cerquita.

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