Pedro Sánchez acaba de consumar un giro en la política hacia el Sáhara Occidental al abandonar la neutralidad y apoyar públicamente la postura de Marruecos. Según Mohamed VI, el presidente le envió una carta en la que aprueba el plan de autonomía presentado por las autoridades marroquíes en 2007. Se trata de "la base más seria y realista" para pasar de página en el conflicto.
De acuerdo a la Casa Real de Marruecos, Sánchez llamó a "construir una nueva relación, basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo y los acuerdos firmados entre las dos partes y la abstención de cualquier acción unilateral". El vínculo bilateral se vio afectado por la recepción del Ejecutivo español al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali. La crisis de los migrantes en Ceuta en mayo pasado deterioró aún más el entendimiento entre Madrid y Rabat.
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Sánchez reconoció en la carta la "importancia que tiene la cuestión del Sahara para Marruecos", a lo que Marruecos respondió con un comunicado según el cual las "posiciones positivas y los compromisos constructivos de España sobre la cuestión del Sáhara marroquí" representa un tipo de apoyo esperado por el gobierno marroquí. Moncloa viene trabajando desde hace meses en un acercamiento con el que considera un aliado estratégico en la zona.
Según Mohamed VI, el presidente le envió una carta en la que aprueba el plan de autonomía presentado por las autoridades marroquíes en 2007. Se trata de 'la base más seria y realista' para pasar de página en el conflicto.
La crisis desatada tras la asistencia humanitaria a Ghali desembocó en la salida de la entonces ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, quien fuera reemplazada por José Manuel Albares, y la llamada a consultas por parte de Marruecos a su embajadora en Madrid. Pese a las turbulencias, el gobierno de Sánchez supo sortear la ruptura de relaciones Argelia y Marruecos, que amenazó con la provisión de gas desde territorio argelino a España.
En enero pasado, el rey Felipe VI aseguró que "ambas naciones debemos caminar juntas para empezar a materializar ya esta nueva relación". Entonces, el monarca intentó mediar entre Marruecos y el Ejecutivo de Sánchez. "Nuestro país seguirá haciendo todos los esfuerzos necesarios para la creación y consolidación de un espacio común de paz, estabilidad y prosperidad", dijo en alusión al Magreb.
La iniciativa que presentó Marruecos a Naciones Unidas en 2007 prevé un sistema de autonomía para el Sáhara Occidental, lo que implica echar por tierra cualquier intento independentista. Pero el Frente Polisario rechaza este plan al aducir que impide una consulta sobre la autodeterminación de los habitantes de la región. Rabat está dispuesto a otorgar competencias legislativas, ejecutiva y judicial, aunque dentro del marco de la Constitución marroquí.
La decisión fue rechazada por la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, quien señaló que "toda solución al conflicto debe pasar por el diálogo y el respeto a la voluntad democrática del pueblo saharaui". Lo mismo hizo la ministra de Derechos Sociales y líder de Podemos, Ione Belarra, que aseguró que " España no debe apartarse del derecho internacional" y defendió una referéndum para zanjar la disputa. Un nuevo frente se abre en el Ejecutivo por la política exterior de Sánchez y los socialistas.
Ante la molestia de sus socios y la condena del Frente Polisario y Argelia, el PSOE explicó su postura con un comunicado en el que plantea que España mantiene la misma posición "desde 2008 con José Luis Rodríguez Zapatero" en torno a una "solución mutuamente aceptable para ambas" partes en el marco de la ONU. Sin embargo, el proyecto de autonomía para el Sáhara Occidental entra en contradicción con la propuesta de Naciones Unidas sobre un referéndum para que el pueblo saharaui decida su independencia. Es lo que las demás formaciones, desde Unidas Podemos hasta el PP, le recriminan a Pedro Sánchez.
El documento replica las explicaciones del portavoz de la Ejecutiva Federal, Felipe Sicilia, aunque este lunes admitió que "los tiempos cambian y si nos remontamos a las posiciones que se mantenían no sólo por parte de España sino por toda la comunidad internacional a principios de los años 80, evidentemente ha variado". El programa electoral de 2019 defendía una solución "a través del cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, que garantizan el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui".
El documento y la comparecencia de Sicilia son una respuesta a los once partidos que pidieron a Sánchez que explique el giro diplomático en el Congreso. "La diplomacia requiere de tiempo y mucha discreción para alcanzar resultados satisfactorios. A ninguna fuerza política española le debería parecer mal un acuerdo con nuestro vecino marroquí para garantizar integridad territorial, incluyendo Ceuta y Melilla, y la soberanía de España y la estabilidad, la seguridad y la prosperidad de ambos países", fue la réplica del PSOE a la pregunta "¿Por qué no se informó previamente a los distintos grupos políticos?".
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Ferraz también se justifica al señalar que "Francia y Alemania tienen posiciones muy similares a la de España" y que el Estado español "viene siendo tradicionalmente el primer donante bilateral europeo" del pueblo saharaui. Sobre Argelia, que ha criticado duramente el cambio de posición de Sánchez, reconoce que "es un socio estratégico para España y para la Unión Europea y siempre ha sido un suministrador de gas muy fiable". El texto ha dejado aún más en evidencia cómo le cuesta a Moncloa presentar su alineamiento con Rabat.
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