Editorial
¿Habrá alargue?
Por Santiago Gerber
Hoy lo disruptivo y antisistema está encarnado en La Libertad Avanza. ¿Es una revolución al vacío?

 Se acerca el final de la campaña electoral de cara a las elecciones generales del 22 de octubre, una suerte de Segundo Tiempo que emergió luego de una primera parte inimaginable que amenaza como nunca al bicoalicionismo que supimos conseguir.

Acostumbrados a que las PASO no definieran casi nada y representaran más bien una suerte de "gran encuesta nacional", los resultados del primer tiempo de agosto trastocaron todo, con la furiosa emergencia de una tercera fuerza en discordia.

Más allá del cotillón y los discursos públicos en los bunkers, en Unión por la Patria y en Juntos por el Cambio acusaron recibo del golpe y pasaron por las distintas etapas del shock. Hasta que llegaron a la fase de negociar con la realidad (de las urnas) y reinventarse, o morir en el intento.

¿Ha sido más difícil para Bullrich, a quien Milei le robó parte del discurso, o para Massa, que mientras tanto gobierna una economía incendiada? ¿Es más desafiante confrontar con alguien que te acusa de ser su "segunda marca" o con quien llama a sacar los ahorros de los bancos mientras sos ministro de Economía?

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que no ha sido sencillo para ninguno de los dos y que ambos han probado el veneno de competir contra un outsider. Milei se encargó todos los días de correrles el límite: de lo que se dice, lo que se hace y de lo que se promete.

Así las cosas, el debate no parece haberse corrido "hacia la derecha" sino más bien por fuera de ciertas pautas y consensos de discusión que parecían existir en la sociedad. Ahora se discute sobre venta de órganos o la libre portación de armas; se discute sobre la eliminación del peso y acerca del cierre del Banco Central; se discute sobre el número de desaparecidos y respecto a si los hombres pueden renunciar a la paternidad.

¿Se puede hacer lo que plantea? ¿Tiene la correlación de fuerzas para hacerlo? ¿Es legal? Son todas preguntas que en tiempos de nihilismo político parecen carecer de sentido: "se viene el estallido", pronostica Milei, y la profecía luce cercana. A partir de allí, se activan los anticuerpos del sistema, de la casta, que luce dividida en dos, como casi siempre.

Una partida más entre la Revolución y la Contrarrevolución. ¿Revolución hacia el vacío? Probablemente, aunque no está de más asumir que hoy lo disruptivo y antisistema está encarnado en La Libertad Avanza. Y que lo que busca preservarlo, conservarlo, está representado en las otras dos fuerzas políticas de envergadura, a pesar de las mil y una diferencias que tienen entre sí.

Termina el Segundo Tiempo. ¿Habrá alargue? 

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