
Axel Kicillof quiere que Javier Milei traspase a la órbita de la provincia la autopista Perón y la continuación de la autopista Buenos Aires-La Plata a través de Berisso y Ensenada, hasta la ruta 11.
Este jueves, el ministro de Infraestructura bonaerense, Gabriel Katopodis, mantuvo una reunión con el flamante Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, donde se habló reactivar algunas obras y provincializar otras. También estuvo en la reunión el intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares y el ministro de Seguridad, Javier Alonso.
Las dos obras tuvieron un avance importante durante la gestión anterior pero que quedaron paralizadas cuando asumió el gobierno libertario. En el gobierno de Kicillof entienden que pasarlas a la provincia es el único camino para terminarlas.
Transferir una obra no es una trámite exprés. En muchos casos hacen falta leyes que deben ser aprobadas por el Congreso y una discusión -siempre compleja- por los fondos. Quienes entienden de estos temas aseguran que en el medio existen infinidad de cuestiones legales.
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La autopista Perón es el tercer anillo de circunvalación del AMBA (el primero es la General Paz, el segundo es la ruta 4 y el cuarto es la ruta 6) y atraviesa 12 municipios.
Es una de las obras más complejas de la provincia toda vez que se trata de una traza nueva de 83 kilómetros sobre una zona semiurbana. Los trabajos incluyen en muchos casos la expropiación de terrenos y la instalación de varios puentes y distribuidores, uno de los puntos más delicados y costosos de una nueva ruta.
De los 83 kilómetros de extensión proyectados, durante la gestión de Mauricio Macri se hicieron 11 y durante el gobierno de Alberto Fernández se avanzó con otros 41. Restan 31 kilómetros que son los que quiere hacerse cargo Kicillof.
La obra está planificada en cuatro tramos que avanzan por separado y de manera independiente. Incluye la construcción de banquinas, colectoras, distribuidores, pasos a nivel, iluminación, señalización horizontal y vertical, y la construcción de 35 puentes sobre cauces y calles internas.
Los primeros kilómetros inaugurados durante la gestión de Gabriel Katopodis como ministro de Obras Públicas quedaron en el recuerdo por una fuerte tormenta de viento que se desató justo en el momento del acto. Era octubre de 2021 y faltaban dÃas para las legislativas.
En tanto, la extensión de la autopista La Plata-Buenos Aires, es un proyecto demorado pero de vital importancia para tres intendentes muy cercanos a Axel Kicillof: Julio Alak (La Plata), Mario Secco (Ensenada) y Fabián Cagliardi (Berisso).
La autopista que une la Ciudad con la capital provincial termina en la bajada de Diagonal 74. El proyecto contempla una continuación hacia el sur a través de Ensenada y Berisso para unirse a la ruta provincial 11 que bordea la Costa Atlántica hasta Miramar.
La nueva traza entre la bajada de la autopista y la ruta 11 son apenas 11 kilómetros, con la misma dificultad de la autopista Perón: se trata de una zona semiurbana.
El proyecto es clave para reactivar el Puerto La Plata, especialmente la terminal de contenedores de TecPlata. Se sabe que los accesos a esa terminal son el Talón de Aquiles para que los contenedores puedan salir y llegar al puerto sin mayores problemas. Hoy el acceso al puerto colapsa el tránsito de la avenida 122, el lÃmite entre La Plata con Berisso y Ensenada.
La ampliación de la autopista se inició en diciembre de 2013 y se paralizó en junio de 2018 -con un avance fÃsico del 7%- por una medida cautelar, que ordenó la interrupción de los trabajos hasta tanto se informara su impacto ambiental. Luego se reactivó en mayo de 2021 pero se volvió a paralizar con la llegada del gobierno de Milei.
La obra prevé la construcción de 11 kilómetros de autopista urbana en traza nueva, un viaducto sobre canal de seguridad, la ejecución de dos puentes, 97 alcantarillas y obras hidráulicas para el drenaje de agua.
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Sabia y atinada decisión del gobierno nacional. Continuar la obra implica generar déficit fiscal y eso produce inflación. Además, la obra pública en sí misma está mal. Si fuera tan necesario continuar esas autopistas, las construiría el sector privado y luego cobraría por su uso. O también es muy factible que los vecinos se reúnan, se pongan de acuerdo en qué hacer y cómo hacerlo, consigan el financiamiento ellos mismos y encaren la obra, tal lo explicó la canciller Diana Mondino el año pasado en la campaña. Cualquier otra cosa implica asignar recursos extraídos por la fuerza del contribuyente (a través de impuestos) para que financie obras que no quiere y que nunca va a usar. Eso se llama robar.
"En el gobierno de Kicillof entienden que pasarlas a la provincia es el único camino para terminarlas"
Cómo se nota que a Kicillof no le preocupa el déficit fiscal. Ahí está la diferencia entre él y Milei: el presidente es doctor en economía por la Universidad de California mientras que Kicillof a duras penas terminó la universidad pública (un centro de adoctrinamiento comunista, principalmente la ultraizquierdista facultad de ciencias económicas de la UBA). De ahí que tenga una formación mucho más sólida y entienda el origen simple de problemas complejos como la inflación (que se produce pura y exclusivamente por el déficit fiscal. Fíjense que ahora que hay superávit sólido como un roble la inflación cayó como un piano del inaudito 8% mensual de Massa al insignificante 8,8% mensual de abril pasado, uno de los índices de inflación más bajos del mundo).
"De los 83 kilómetros de extensión proyectados, durante la gestión de Mauricio Macri se hicieron 11 y durante el gobierno de Alberto Fernández se avanzó con otros 41"
Cómo se nota que Macri es ingeniero y que llevaba a cabo el plan de infraestructura más ambicioso de la historia (se ve que para eso le tuvo que pedir un préstamo al FMI y todo eso). Obra que inició Macri, obra que se hizo a la velocidad de la luz y quedó a tiro de ser terminada como en este caso. Llegó Albertítere y con la excusa de la pandemia no movió un dedo.