Santiago Caputo puso un pie en el Senado y Victoria Villarruel entró en estado de alerta. Con la conformación del bloque Las Provincias Unidas, revelada por LPO, el asesor estrella de Javier Milei se convirtió en la ventana de la Casa Rosada para un grupo de legisladores que hasta esta semana habían respetado el rol de la Vicepresidenta como interlocutora de ellos con el Poder Ejecutivo.
Integrado por Juan Carlos Romero, Carlos Camau Espínola, Alejandra Vigo, Lucila Crexell, Edgardo Kueider y Beatriz Ávila, ese armado busca constituirse en un polo equidistante entre el oficialismo de la bancada libertaria y la oposición del peronismo y la UCR. De hecho, Espínola le dijo a LPO que lanzaron el interbloque "con vocación de diálogo, para salir del centralismo que nos trajo hasta acá y estar por fuera de la grieta y las discusiones que no llevan a ningún lado".
Sin embargo, LPO supo que hubo una reunión entre los miembros de esa bancada y Caputo y que los trascendidos indignaron a la Vicepresidenta. "¿Por qué no me empoderaron frente a él?", habría sido uno de los reproches que Villarruel lanzó a alguno de los legisladores.
Lo cierto es que los senadores que se juntaron con el estratega principal del gobierno trataron de explicarle a la Vice que su acercamiento a Caputo no era contra ella. Fuentes parlamentarias explicaron que el joven asesor externo vio la oportunidad de expandir su poder hacia el Senado ante la necesidad de los senadores de LPU de encontrar lazos con el gobierno para aumentar su proyección electoral: "gana Caputo y ganan los senadores", precisan.
Desde el entorno de la Vice dejaron correr las especulaciones sobre el fortalecimiento en diferido que la beneficiaría toda vez que el peso del interbloque se incremente. De hecho, Caputo les habría asegurado a los seis senadores que cuanto más creciera su influencia en la Cámara Alta mejor los considerarían en Balcarce 50 y que contaran con su apoyo para lo que demanden en sus distritos de origen.
Ese pacto, en definitiva, la corre a Villarruel de la relación de los legisladores con el gobierno y revive los peores fantasmas por los choques que tuvo con el ejército de trolls que maneja Caputo.
Al mismo tiempo, la divulgación de los términos del entendimiento irrita en parte a los senadores, algo que efectivamente reconocen en los pasillos del Congreso. "El mago (por Caputo), que reniega de la exposición, aparece como un gran jugador en representación de la Rosada y los senadores, que aceitan el vínculo con Milei, tienen que asumir el costo de la disputa con los libertarios o los oficialismos cuando vuelven a sus provincias", indican.
Un aspecto extraño de este desenlace es que la Vicepresidenta no percibió que la jugada estaba gestándose ya cuando el Presidente recibió a los senadores, junto a ella, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Fue el día del blindaje libertario, con la colaboración del macrismo y cinco radicales, al veto de Milei contra los jubilados. Ese día, tal como informó LPO, Villarruel permaneció en silencio y Bullrich eclipsó a Francos.
El resplandor de la ministra está entre las claves de la incursión de Caputo en el Senado. "La jugada de Patricia también hizo que otros empiecen a jugar para agrandar el gobierno y uno de esos es Caputo", sugirió un diputado.
Como sea, el interbloque de Romero y Espínola se perfila como una herramienta más compacta que los mismos senadores dispersos, tal como los manejaba Villarruel hasta ahora. Para las próximas batallas legislativas, incluso, puede que Caputo dispute posiciones con el propio Francos, que solía enviar al Senado a José Rolandi o María Ibarzábal. "A Francos lo tienen chupando un chupete de madera", sentenció un libertario.
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