Elecciones 2023
La tensión entre Alfaro y Sánchez complica el armado de Juntos en Tucumán
El peronista y el radical se disputan la candidatura a gobernador. La falta de PASO pone en riesgo la conformación de la alianza. El factor Milei-Bussi.

Con el adelantamiento de las elecciones dispuesto por Osvaldo Jaldo, en Tucumán también se anticiparon las discusiones internas y en Juntos por el Cambio hay incertidumbre por el futuro de la alianza a partir de la fuerte disputa entre el peronista Germán Alfaro y el radical Roberto Sánchez por la candidatura a gobernador.

Alfaro y Sánchez integran espacios distintos pero el año pasado ambos ganaron la interna de Juntos por el Cambio: el primero ganó en la categoría senadores y el segundo para diputados. Fue un triunfo a medias para ambos porque ningún quedó automáticamente posicionado como el candidato a gobernador del espacio opositor para 2023.

Esa disputa lejos está de resolverse. Después de la foto electoral de noviembre, Alfaro y Sánchez lejos estuvieron de un acercamiento. Fuentes de Juntos dijeron a LPO que directamente no se hablan. La semana pasada cruzaron declaraciones por los medios, en una muestra de que la relación no está nada bien.

"Roberto es un tipo especial porque no habla, entonces no sé qué modelo de provincia quiere", lo provocó Alfaro. "Sánchez estuvo un mes metido en la interna partidaria y yo estaba en otra porque tengo que estar en gestión", lo chicaneó. El radical recogió el guante y apeló a los números finos de la elección de 2021: "yo fui el opositor más votado".

Días antes hubo un episodio de mayor tensión aún cuando Sánchez asumió la presidencia de la UCR tucumana. Alfaro no fue pero mandó a su esposa, la senadora Beatriz Ávila, y otros dirigentes de su espacio. Pero lo que empezó como gesto de distensión y acercamiento, terminó mal. Los alfaristas se fueron enojados en el medio del acto porque los radicales empezaron a cantar por "Sánchez gobernador".

Roberto Sánchez con Gerardo Morales  

Fuentes de Juntos explicaron que el gran dilema de la alianza opositora es cómo resolver las candidaturas de 2023, ya que en Tucumán no hay primarias obligatorias. Desde el alfarismo y el radicalismo aseguran que ninguno de los dos declinará de sus intenciones para ser segundo del otro.

Una idea casi descartada es una primaria abierta, pero en ninguno de los bandos hay confianza de que sea el mecanismo adecuado. Además del temor a que el gobierno provincial se meta por lo bajo en la interna, hay desconfianza de que se mantenga la unidad después de la contienda.

Una alternativa sugerida por el alfarismo es que las candidaturas se diriman como parte del debate en la Mesa Nacional de Juntos. El intendente de la capital tucumana tiene el apoyo de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich y cree que así podría sacar ventaja. Otra opción es resolverlo mediante encuestas, pero por ahora no se lo considera seriamente.

En el PRO tucumano, que respalda a Alfaro, y algunos sectores del radicalismo temen que la división por las candidaturas termine en una ruptura. El intendente de San Miguel tiene su propio partido, el PJS, y estructura para competir por su cuenta.

Los que están por fuera de la pelea dicen que Alfaro y Sánchez se necesitan mutuamente. El primero tiene su fortaleza en la capital, que gobierna desde 2015, pero todavía no hace pie en el interior de la provincia. En cambio, el radical tiene muy buena imagen en el interior a partir de su gestión como intendente de Concepción, la segunda ciudad de Tucumán.

Alfaro con Bussi

En el medio de la tensión se mete la discusión por la incorporación a la alianza del derechista Ricardo Bussi, un tema que fue urticante para Juntos por el Cambio en las últimas dos elecciones. El hijo del represor sacó 11 por ciento de los votos y es repetidamente acusado de jugar para el gobierno provincial. Su caudal de votos es una amenaza y encima para el año que viene parece contar con el apoyo de Javier Milei, que en los 90 trabajó para su padre.

En 2021 el sector de Sánchez impulsó una alianza con Bussi, pero chocó contra la negativa de Alfaro y la conducción de la UCR en ese momento controlada por José Cano. Ahora el escenario parece haber cambiado. 

Por un lado, semanas atrás Alfaro y Bussi compartieron una sugestiva reunión y posaron sonrientes para la foto, dejando en el aire la idea de que las diferencias quedaron de lado. "Hemos acordado dejar atrás el pasado y mirar hacia el futuro", dijo el peronista.

Por otro lado, Sánchez tomó el control del radicalismo y ya no está el obstáculo de Cano. El problema es que a nivel nacional el radicalismo está jugando muy fuerte en contra de la alianza y por ahora Sánchez dejó en stand by el acercamiento que promueve su socio político Mariano Campero, el intendente de Yerba Buena.

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