
Gabriel Di Tullio, el desarrollador inmobiliario y ex candidato a gobernador por RÃo Negro, salió a refutar las acusaciones efectuadas en su contra por el legislador rionegrino, Juan MartÃn y el periodista Manuel Adorni, a raÃz de una demora en la entrega de lotes vendidos en la urbanización Los Coirones, ubicada al Este de la ciudad de San Carlos de Bariloche.
Gabriel manifestó que no va a tolerar que estos individuos, alegremente y mediante el empleo de la palabra "presunta" o de los verbos en potencial: "habrÃa", "dicen", "cuentan", etc., difamen impunemente su nombre y, encima, que lo hagan de la manera más irresponsable e inescrupulosa involucrando en la difamación, aunque sea tangencialmente, a su familia, colaboradores y a prestigiosos profesionales con quienes opera.
En lo que respecta a Juan MartÃn, ya lo he denunciado penalmente -afirma Gabriel- y a Adorni no descarto hacerlo a la brevedad posible, pues resulta sospechoso que confundan la palabra "demora" con la de "estafa" o "fraude", sin verificar debidamente la información que difunden y sin importarles sus consecuencias.
Es cierto que hubo "demora" en la entrega de algunos de esos lotes, cuyas causas, justificadas en su mayor parte, he fundamentado y explicado pública y reiteradamente, pero hallándose ahora en condiciones de ser entregados y escriturados a sus adquirentes, queda patente que la confusión no fue tal, sino un deliberado propósito de infringirme daño.
Ante la miseria humana, como la que se desprende de la calidad de estos personajes, sólo tengo para recordar (o añadir para quienes no me conocen) que son más de veinte años que opero en el sector inmobiliario y, más recientemente, también en el de los alimentos, en los que siempre lo hice de la mano de los más calificados y prestigiosos profesionales; cualidades éstas que pareciera sumarle a Adorni para plasmar sus aventuras periodÃsticas.
Como podrá observarse, estos son los subterfugios que emplean quienes mienten a sabiendas, los desprovistos de escrúpulos, como digo arriba. Mentiras que a su vez, y en virtud de la hiperconectividad que caracteriza al mundo actual, son luego retomadas y reenviadas, una y mil veces, por los trolls de las redes sociales (probablemente en connivencia con el denunciante) y por estólidos envidiosos, que nunca faltan.
Adorni -concluye Gabriel-, en su nota periodÃstica se muestra también poco riguroso -o definitivamente inescrupuloso- al involucrar en la misma, y en la denuncia, a mi hermano Federico y a mi padre Domingo, absolutamente ajenos a lo que denuncia, nada de esto e sproducto de la ingenuidad.
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