Enrique Riera ofició no solo como anfitrión de la reunión de ministros del Interior y Seguridad del Mercosur, sino como el nexo entre los gobiernos de Argentina y Brasil para reforzar los controles en la Triple Frontera, que describió como un "dolor de cabeza" para los tres países. Con su oratoria animada y guiños a sus colegas, el titular de Interior apostó por resaltar los puntos en común y volvió a medir la sintonía con Patricia Bullrich y Ricardo Lewandowski.
Los dos socios más grandes del bloque enfocaron el problema desde la óptica de sus gobiernos. El ministro de Justicia y Seguridad de Lula aseguró que el "el crimen organizado migra de la ilegalidad a la legalidad a través de la distribución del combustible y la construcción civil", pero también se refirió a la "integración de los pueblos" como uno de los principios que guían la política exterior brasileña.
La presentación de Lewandowski, más entusiasta, contrastó con la de Bullrich y el ministro argentino de Justicia, Mariano Cúneo Libarona -que incluso llamó "Rivera" a Riera-, más escueta y pragmática. La ministra de Seguridad de Javier Milei enumeró las principales cuestiones que enfrenta Argentina en relación con la seguridad: el robo de celulares, la entrada de marroquíes de forma ilegal por la Triple Frontera, el crimen transnacional y el tráfico de personas por el Puente Tancredo Neves, en Puerto Iguazú.
Pero hubo un par de alusiones que iban dirigidas a Milei y a la propia Bullrich. Lewandowski habló del "riesgo de seguridad a la democracia", en referencia al asalto a la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia, en enero de 2023, perpetrado por seguidores de Jair Bolsonaro, que se negaba a reconocer la legitimidad de las elecciones que devolvieron a Lula a la presidencia de Brasil. El comentario no pasó inadvertido para la delegación argentina, sobre todo por la amistad entre Milei y el exmandatario brasileño.
A su turno, el ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Eduardo del Castillo, también pidió "fortalecer la democracia" luego de la "ruptura constitucional" de 2019 que terminó con la salida de Evo Morales de su país. En ese momento, Bullrich era parte del gobierno de Mauricio Macri, que se apuró a reconocer a Jeanine Áñez como presidenta, y a quien las autoridades bolivianas acusaron de enviar "material letal" para reprimir las protestas.
Pero Riera, confeso admirador de Bullrich, salió al paso y desactivó cualquier incomodidad entre los invitados. Antes de pasar a un video autocelebratorio del Operativo Veneratio -que acabó con el Clan Rotela en la cárcel de Tacumbú- y una pieza de la campaña oficial contra la violencia de género, el ministro de Interior advirtió sobre los riesgos del corredor bioceánico, que irá de Brasil a Chile, para las bandas criminales como el Primer Comando Capital, el Comando Vermelho y el Tren de Aragua.
Lula envía a Lewandowski y apunta al crimen organizado en la Triple Frontera
"El Estado fue creado para dar seguridad", dijo Riera, que además llamó a que "los delincuentes no se sientan cómodos escapando de un país al otro". En ese sentido, Rodrigo Nicora, ministro de Justicia, resaltó la cooperación con Brasil en la extradición de 25 criminales de "alto riesgo". Una vez terminada la cumbre, Riera le pasó la posta a Nicolás Martinelli, su par de Uruguay, que a partir de este mes tendrá la presidencia pro témpore del Mercosur.
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