
Desde el Comando de la Fuerza Área negaron cualquier tipo de presión política en la adquisición de los aviones Súper Tucano A-29 de la empresa brasileña Embraer, que se concretó gracias a un préstamo de USD 105 millones otorgado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), es decir, bajo el auspicio de Lula da Silva.
Fuentes del área de defensa aseguraron a LPO que el proceso de selección de los aviones y los radares se basó tanto en aspectos técnicos como en las exigencias de seguridad que del país. Las ofertas realizadas sobre los aviones Pampa III y los radares de la Invap, dijeron, no cumplían con los requisitos y fueron desechadas.
Peña compra radares norteamericanos para acercarse a Trump y deja afuera a Invap
De acuerdo a la Fuerza Aérea, bajo el liderazgo del general Roberto Idoyaga, el presidente Santiago Peña se decantó por los Súper Tucanos debido al nivel de eficiencia y versatilidad que demostraron en varios escenarios de conflicto. Tres opciones fueron puestas a consideración del mandatario y la cúpula militar: el modelo de avión tipo AT-6 estadounidense de entrenamiento avanzado, otro de ataque ligero desarrollado en Corea del Sur por Korea Aerospace Industries (KAI) y el modelo KT-1 de fabricación estadounidense.
"Rechazamos esa información de que el crédito brasileño inclinó al presidente Peña a decidirse por la compra de los Súper Tucanos a Brasil. La Fuerza Área optó por ellos porque son los aviones más eficientes del mercado. Colombia y Estados Unidos los siguen utilizando en sus conflictos", dijo Cíbar Benítez, secretario permanente del Consejo de Seguridad Interna (CODENA), a este medio.
En el Gobierno insisten en que los Súper Tucanos son vehículos especializados en patrullaje aéreo, permiten realizar misiones de vigilancia y control y sirven en operaciones de apoyo a fuerzas terrestres. La idea de Peña es emplearlos en la lucha contra el narco, sobre todo en las zonas de frontera, luego de que Lula señalara la poca capacidad de Praguay en el control de su espacio áreo.
Cabe mencionar que durante el gobierno de Mauricio Macri se propuso cerrar un acuerdo en torno a los Pampa mediante una compensación de la deuda con Paraguay sobre la energía de Yacyretá, pero las negociaciones cayeron tras la salida de Eduardo Zuain de la embajada argentina en Asunción. Argentina no pudo competir con la oferta de Brasil: equipos de comunicación para vuelos nocturnos, software para la planificación y el mantenimiento de las aeronaves y el entrenamiento de ocho pilotos, entre otras facilidades.
En relación con la compra de los radares estadounidenses Northrop Grumman AN/TPS-78, fuentes de Seguridad confirmaron que fueron analizados nueve oferentes, entre ellos la argentina Invap, que buscaba quedarse con la inversión. Sin embargo, los precios y los "indicadores técnicos" de los pliegos hicieron que el Gobierno optara por cerrar, sin intermediarios, con el programa de Ventas Militares al Extranjero de EEUU.
"Se tuvieron varias ofertas de empresas españolas, francesas, italianas y la opción de la americana nos pareció mucho más conveniente por cuestiones técnicas y de precio, sobre todo. Invap presentó su oferta, fue analiza, pero no estuvo a la altura de las exigencias de la seguridad nacional", puntualizó un alto referente de las Fuerza Aérea paraguaya.
A pesar de no contar con una ley de derribos, Peña dio el primer paso en el combate contra el narco. Argentina y Brasil le exigían un mayor compromiso a la hora de enfrentar a los grupos criminales transnacionales, una cuestión que desde hace años ubica a Paraguay en el centro de las críticas ante la falta de inversión para detectar vuelos irregulares.
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