
El Washington Post publicó este jueves una extensa investigación en una serie de dos capítulos en los que revela detalles poco conocidos del capo narco uruguayo Sebastián Marset: su sueño de convertirse en estrella de fútbol y el uso de este deporte como "pantalla" de sus actividades ilícitas.
El reportaje, que recoge una serie de testimonios hasta ahora inéditos sobre la vida del prófugo de la justicia paraguaya, hace un largo recorrido desde sus inicios como estudiante en Montevideo y el rápido ascenso en el mundo criminal. A los 22 años ingresó a prisión por un caso de tráfico de marihuana que lo vinculaba con Paraguay. El piloto que llevó la carga era Juan Domingo "Papacho" Viveros Cartes, tío del expresidente Horacio Cartes.
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Es en prisión donde, según el medio estadounidense, Marset empezó a generar su red de influencia que más adelante lo vincularía con miembros de la mafia italiana y del crimen organizado brasileño, en particular con el Primer Comando Capital (PCC). Allí también logró unir sus actividades delictivas con su pasión por el fútbol, un deporte en el que, sin embargo, según las fuente consultadas por el medio, es "mediocre".
Un dato no menor es la coincidencia de estos hechos con un cambio de paradigma del crimen organizado en el continente a fines de la década pasada, con la apertura de nuevos mercados, sobre todo de Europa, ante el recrudecimiento de la guerra contra las drogas en Estados Unidos. Esto provocó que la mirada de estas organizaciones se fijaran en el Sur como ruta de salida de la droga, sobre todo la cocaína.
Cuando en 2018, a los 27 años, Marset recuperó su libertad, no pasó mucho tiempo para que llegara al Paraguay para construir la red de tráfico que había empezado a imaginar en la cárcel, de acuerdo a los investigadores consultados por el Washington Post, que señalaron los contactos que hizo en prisión como claves para su rápido ascenso.
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Según la publicación, ya para 2020 las autoridades paraguayas y estadounidenses habían notado un aumento inusitado de la cocaína proveniente de Bolivia que se dirigía a Europa a través de la hidrovía, pero tardaron un buen rato en llegar hasta Marset, quien muy pronto empezó a camuflar sus actividades y sus ingresos detrás del fútbol.
Además de un profuso recorrido por su actividades ilícitas, que además del tráfico de cocaína incluye una serie de asesinatos en los que Marset mostró verdadera sangre fría. El Post puso el ojo sobre su insistencia en vincularse con el fútbol, deporte extensamente utilizado para lavar el dinero del narco, aunque en el caso del uruguayo, con la particularidad de que fue el primero en ponerse una camiseta y salir a la cancha.
El medio comparó el caso de Marset con dos conocidos hombres de la política paraguaya, Cartes y Erico Galeano, relacionados profundamente entre ellos y a su vez este último con el narco uruguayo por haber sido presidente del Club Capiatá, donde Marset se desempeñó como jugador y del que que fue patrocinador mediante la firma Total Cars, que lavaba dinero de la cocaína, según la Fiscalía, y mediante colaboraciones generosas al plantel.
Respecto a Cartes, la investigación menciona que al igual que Erico, utilizó el fútbol para obtener beneficios políticos y financieros, y trabajaron en conjunto para mantener a los equipos deportivos exentos de la legislación contra el lavado. Además menciona expresamente las sanciones de Estados Unidos contra Cartes y señala que Marset usó a Deportivo Capiatá para lavar aproximadamente USD 1.3 millones provenientes del narco.
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Aparte de su conocido vínculo con el club Los Leones El Torno de Bolivia, el Post menciona que Marset habría extendido su influencia incluso a Europa, donde, según información proveída por fuentes oficiales, era dueño del Trikala Futbol Club de Grecia. El anterior propietario había sido brutalmente asesinado de doce tiros y luego quemado dentro de un vehículo. Incluso había transferido al club griego a cuatro jugadores paraguayos y varios entrenadores, llevados desde Rubio Ñu, otro club al que habría aportado dinero en Paraguay.
La publicación dejó constancia de que intentaron obtener la versión de Erico, hoy acusado y su causa elevada a juicio oral por sus vínculos con la organización de Marset, pero no obtuvieron respuesta. Por su parte, en el caso de Cartes, obtuvieron la declaración de su abogado, Pedro Ovelar, quien se limitó a decir que no tenía vinculación comercial con Galeano, sino simplemente política.
La investigación hace referencia también a la protección que habría permitido a Marset fugarse de un allanamiento a su propiedad en Bolivia y sus intereses económicos en Dubái, donde se encuentra parte de su familia. Ayer miércoles se conoció la entrega de su esposa, Gianina García Troche en España proveniente de los Emiratos Árabes, y donde aseguran tiene inversiones inmobiliarias por USD 18 millones.
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