
En la tarde de ayer miércoles la tranquilidad del pequeño pueblo de San Pedro del Paraná se vio interrumpida por el asesinato de un criminal de conocida trayectoria en el departamento de Itapúa, José Telfo Sotelo Vera, quien contaba con antecedentes por homicidio doloso, estupro y robo agravado. Fue acribillado a tiros, 30 en total.
Pese a sus antecedentes como "delincuente común", Sotelo Vera estaba en la mira de los investigadores como supuesto líder de una banda que se dedica al tráfico de marihuana, creciente en la zona y parte del fenómeno que explica la expansión de los grupos criminales hacia el sur del país.
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Según los primeros informes, los investigadores presumen un ajuste de cuentas, a lo que se suma la versión de los allegados de la víctima, que habría recibido amenazas de muerte por parte de miembros de su propia banda criminal por una cuestión de pagos que no se cumplieron. Los investigadores señalaron además que es poca la información que se pudo obtener debido al temor de las fuentes por posibles represalias.
Una de las aristas que señalan los investigadores es que, además de las cuestiones internas, el volumen de la violencia corresponde al incremento de los recursos que manejan estos grupos criminales y una respuesta a la militarización de la zona.
A mayor poder de fuego del enemigo, que en este caso son las fuerzas del Estado, aumenta también el poder de fuego de los criminales, lo que a su vez eleva el nivel de violencia de los ataques. Un ejemploes el último ataque a tiros por parte de elementos criminales de "Macho" en Canindeyú en contra de un helicóptero de las Fuerzas Militares que realizaban un procedimiento de reconocimiento en la zona de cultivo de marihuana en ese departamento.
En Canindeyú las propias autoridades del Consejo de la Defensa Nacional (Codena) admitieron que se encuentran ante una desventaja logística con respecto a los delincuentes. En particular, apuntaron a la falta de elementos tácticos como helicópteros de combate. Solo cuentan con tres para todos los departamentos, que ahora se encuentran bajo su jurisdicción.
El crecimiento de la violencia en Itapúa y otros departamentos del sur coincide con el fortalecimiento de la cooperación con Brasil en las operaciones en contra del crimen organizado trasnacional, en particular de los grupos que provienen de ese país y que se han instalado en la frontera entre ambos países.
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Solo en los últimos días la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) informó de la destrucción de casi 7 toneladas de marihuana en Bella Vista Norte (Amambay) y el desmantelamiento de una "favela" narco en Villa Ygatymi (Canindeyú), donde quemaron más de 3,5 toneladas de la misma droga.
En particular, tanto el Primer Comando Da Capital (PCC) como el Comando Vermelho (CV) tiene una importante presencia en Amambay y Canindeyú, donde dominan el tráfico de la marihuana que se cultiva en esos departamentos y que tienen como destino los mercados argentino y brasileño, controlados por la droga de origen paraguayo.
A esto se suma el crecimiento de la influencia de estos grupos, favorecidos por el rol de Paraguay como centro logístico del tráfico de la cocaína de origen andino, que en parte también tiene como destino los mercados de la región, principalmente Brasil y Argentina, a los que se sumaron los mercados de Europa y África, lo que incrementó el poder económico y de fuego, además de la influencia política de estas organizaciones.
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