
Luego del amotinamiento en Tacumbú, con toma de rehenes e incendio incluidos, Santiago Peña minimizó la situación y negó que exista una crisis. Justo el día anterior, el ministro del Interior, Enrique Riera, instalaba una mesa de crisis con todas las autoridades de seguridad, liderada por el propio presidente, para dar una respuesta ante las amenazas de los líderes del Clan Rotela, autores del levantamiento en el penal.
Pero la apreciación de Peña tampoco coincide con los ánimos en el Congreso. Para la oposición, el manejo negligente de las cárceles, que se evidenció el martes con la revuelta en Tacumbú, tiene su origen en el Ministerio de Justicia a cargo de Ángel Ramón Barchini, a quien culpan de haber causado la crisis con su mala gestión y sus declaraciones sobre los grupos criminales que controlar las penitenciarías.
Esta idea no es ajena a un grupo de colorados. El senador Colym Soroka, apoyado por Gustavo Leite, presentó un pedido de interpelación que será estudiado en la semana próxima. Y aunque el cartismo evitó sumarse a los cuestionamientos, no son pocos los que expresan por lo bajo su malestar con el ministro dentro de los más oficialistas.
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"Lo que estamos viviendo no es una crisis, es un enfrentamiento con la delincuencia, como el Estado está enfrentando mañana, tarde y noche. Ayer ocurrió un enfrentamiento con privados de su libertad y restablecimos el orden", sostuvo el presidente este miércoles desde Mburuvicha Róga, junto a los miembros del comité de crisis, que incluye a Riera, Barchini y la jefa de gabinete, Lea Giménez.
En todo momento, Peña deslindó a Barchini de cualquier responsabilidad y sostuvo que el ingreso de armas, los motines y los incendios no son hechos novedosos. También aseguró que se trata de una problemática de años y que Tacumbú está superpoblada, con una capacidad para 1.500 personas. Actualmente hay 2.700 reclusos en el que es el penal más grande de Paraguay, de los caules solo 1.100 están condenados y 1.600 tienen un proceso judicial sin condena firme.
"Esta no es la responsabilidad del Ministerio de Justicia. Quiero darle todo mi apoyo y todo mi respaldo al ministro", manifestó el mandatario. Sin embargo, entre lo más grave de la crisis en Tacumbú se encuentra la falla en la seguridad y en la inteligencia, y esto implica directamente a Barchini.
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El episodio de Oliver Lezcano es un escándalo que persigue al ministro. El suoficial estaba recluido y logró escapar, pero el ministro informó en una reunión en vivo del consejo de ministros que había muerto en el interior del penal descuartizado. Pocos días después, el uniformado fugado publicó un video aclarando que estaba vivo.
En esa misma reunión, Barchini pidió mayor seguridad porque los clanes de las cárceles supuestamente estaban muy bien informados de todos sus movimientos, lo que no cayó bien en Tacumbú y además fue considerada una imprudencia del titular de Justicia. "Todos nos hemos enterado a través de la prensa que este policía estaba vivo. No estaba muerto, andaba de parranda", ironizó hoy el presidente para salir del paso.
Peña igualmente insistió en que el gobierno no va a negociar con personas privadas de su libertad y recalcó que el gran problema de las cárceles es, además de la falta de infraestructura, la poca capacitación y de profesionalización del personal penitenciaria.
El presidente a su vez no desaprovechó la ocasión para lanzar dardos a Mario Abdo Benítez, a quien culpó del problema de infraestructura actual por haber cancelado una licitación iniciada por su antecesor, Horacio Cartes. Los abdistas salieron a defender a su líder y dijeron que la suspensión fue necesaria y se hizo a pedido de la Cámara Paraguaya de la Industria de la Construcción (Capaco), que denunció que estaba direccionada.
"Hacia finales del gobierno que terminó en el 2018 habíamos dejado ya licitada la construcción de una nueva cárcel, la cárcel de Emboscada. Una de las primeras medidas que tomó el gobierno que nos sucedió fue cancelar esa licitación. Lastimosamente, a lo largo de los últimos cinco años, solamente faltó asfaltar el Río Paraguay pero se olvidaron de terminar las cárceles, que es una problemática enorme", tiroteó Peña.
El presidente se refirió al vínculo empresarial de Abdo con las vialeras. El cartismo denuncia que dejó una deuda muy grande y que el exmandatario se aprovechó para hacer negocios con el Estado y favorecer a las firmas con las que está conectado.
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