Desde que asumió en agosto pasado, Santiago Peña estuvo enfocado en sus dos vecinos más grandes, pero en su primer viaje a Bolivia, el presidente consiguió aceitar la sintonía con Luis Arce y volvió a Asunción con la promesa de apoyo en cuestiones clave para Paraguay como la hidrovía, el abastecimiento de energía, la lucha contra el narco y el impulso al corredor bioceánico, un tema de interés para los dos países.
Acompañado por su asesor jurídico Roberto Moreno, el canciller Rubén Ramírez Lezcano, la jefa de gabinete, Lea Giménez, y los ministros Carlos Fernández Valdovinos, de Economía, y Javier Giménez, de Industria y Comercio, Peña aterrizó en El Alto, pegada a La Paz, para concretar su primera bilateral con Arce. Los mandatarios firmaron dos acuerdos de cooperación sobre migración y asistencia técnica y científica.
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Aunque el primero estaba centrado en asuntos consulares, el intercambio de información es una pieza central para reforzar el combate al crimen transnacional, el tráfico de drogas y armas y el lavado de dinero, que quedó plasmado en la declaración conjunta firmada por Peña y Arce.
En noviembre, el ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Eduardo del Castillo -que el viernes pasado estuvo Asunción para participar de una cumbre del Mercosur- acusó al entonces titular de Justicia de Paraguay, Ángel Barchini, de haber ayudado a Sebastián Marset cuando era embajador en Qatar.
Del Castillo también insistió en que el capo narco uruguayo se esconde en Paraguay, a donde habría escapado desde Bolivia. El gobierno de Peña no quiso escalar y decidió privilegiar la relación con Arce reorientando la agenda bilateral hacia temas estratégicos, que este jueves fueron consagrados en la declaración. Bolivia destacó el rol del Comité Intergubernamental de la Hidrovía (CIH), un respaldo bastante explícito en la puja entre Peña y Javier Milei por el peaje en la vía fluvial.
Peña también se llevó de Bolivia la promesa de consolidar una alianza estratégica, sobre todo cuando el gobierno proyecta conectar el gas de Vaca Muerta, en la Patagonia argentina, con Brasil, a través de un gasoducto que pasaría por territorio paraguayo. Arce también dio luz verde a la alianza entre Petróleos Paraguayos (Petropar) y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que incluye el suministro de combustibles, como adelantó LPO, una preocupación para Peña, que busca reducir la dependencia de Argentina.
Un punto que acercó aún más a los presidentes es el desarrollo del corredor bioceánico, vial, ferroviario y hasta fluvial, para posicionarse a los dos países como un hub regional y un punto ineludible para el comercio exterior que va del Atlántico al Pacífico. Bolivia y Paraguay son los únicos países de Sudamérica sin litoral marítimo, por lo que se entiende la jugada estratégica que supone impulsar el corredor.
La relación entre Peña y Arce se remonta a cuando ambos se desempeñaban como ministros de Economía de Horacio Cartes y Evo Morales, respectivamente, y ahora se encuentran como presidentes con la intención de consolidar una alianza que ofrece complementariedad y cuestiones que les conviene empujar juntos. Durante la presidencia pro témpore de Paraguay, Bolivia terminó de completar su ingreso como miembro pleno del Mercosur.
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- 1Hace 3 horas12:54Leo esta nota mirando el corso a contramano que es nuestra política exterior. ¿Tan difícil es tener un gobierno operativamente serio? No es necesario ser poderoso ni rico. Con ser adulto alcanza..